Jungkook no sabía en qué momento sucedió. Lo único que recordaba era haberse ido a dormir después de una fuerte discusión con Taehyung, su mejor amigo y compañero de piso.
"¡No puedo estudiar si te pasas todo el día follando con tus ligues!"
"Si fu...
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Era tal cual Alexandra se lo había narrado: una presión en su barriga, viscosidad entre sus piernas y un cansancio incalculable. No estaba siendo su mejor mañana —en general, el pelinegro creía que no estaba siendo su mejor vida, pero eso era otro tema—, y que encima su querido mejor amigo lo apretujara contra su cuerpo, empeorando su dolor de vientre, lo hizo querer arrancarle la cabeza de un mordisco.
—Taehyung, suéltame —ordenó. Su boca estaba pastosa, sabía a una mezcla horrible de alcohol y aliento mañanero. El mayor tras él gruñó, abrazándolo más fuerte. Jungkook rodó los ojos—. Está bien. Espero que te manches de mi periodo.
El castaño dio un bote sobre la cama, como si acabara de decirle que tenía sarna. Jungkook se sentó con un bostezo e ignoró el semblante horrorizado de su mejor amigo.
Efectivamente, la cama estaba dramáticamente manchada de sangre. Los pantalones de Taehyung tenían un pequeño círculo rojo allí donde el trasero del menor se había estado apoyando toda la noche.
—Oh, mierda.
—¿Qué pasa? ¿Ahora no te gusta tanto que tenga vagina?
Taehyung chasqueó su lengua. Okay, Jungkook volvía a su actitud arisca, lo entendía. No más arrumacos para él.
—No manchaban mi cama desde que Enjun tuvo su periodo —murmuró el mayor, mirando el desastre que había bajo Jungkook. El pelinegro miró extrañado como sonreía—. ¿Esto significa que ya has pasado la pubertad?
El pelinegro le gruñó y le tiró un cojín a la cara. Que Taehyung lo estuviera comparando con su hermana menor adolescente era, cuanto menos, humillante.
Por supuesto que no estaba pasando una nueva pubertad. Su nuevo cuerpo correspondía con el de una joven de su edad, por lo que era natural que le bajara tarde o temprano. Él habría adorado haber vuelto a la normalidad antes de que pasara, pero con la suerte que parecía tener últimamente, estaba claro que no le iban a conceder el placer.
Se levantó de la cama de su mejor amigo y se dirigió a su baño, caminando como un pato. El sostén que Taehyung no le había quitado la noche anterior se clavaba molestamente en su costado, por lo que lo arrancó de su cuerpo con un quejido y lo tiró a cualquier sitio.
El castaño, que iba caminando tras él, cerró los ojos cuando la prenda impactó contra su cara. La observó con un tirón de excitación en su ya cotidiana erección mañanera, pero se obligó a centrarse cuando se recordó la situación del día anterior y la presente: Jungkook necesitaba su ayuda.
Cruzaron el pasillo, entraron a la habitación de Jungkook y este tomó un neceser que, claramente, había sido propiedad de Alex. Luego, continuaron su camino.
El menor pareció notar su presencia, porque se giró a encararlo antes de entrar al baño del cuarto.