12. Enfrentando la realidad y curando algunas heridas (literalmente)

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! Este capítulo contiene escenas de violencia. Para más información, revisa el primer apartado de la historia, donde se explican mejor los contenidos sensibles de esta novela. Queda bajo tu responsabilidad continuar leyendo.

El problema de los secretos es que nunca son para siempre

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El problema de los secretos es que nunca son para siempre. Mentir estaba mal, eso lo sabía todo el mundo, pero es que, además, estaba demostrado que ni siquiera la mentira mejor planeada y ejecutada duraba para siempre.

Jungkook sabía que el karma estaba cobrándole años de mentiras y falsedad. Era el momento de pagar por haberse involucrado con una persona a la que no amaba, por haberlo ilusionado y mantenido egoístamente a su lado durante dos años.

Era su momento de hacerle frente.

Tan solo podía escuchar la sangre corriendo por sus venas a una velocidad que casi se le presentó cruel, recordándole que seguía vivo por más que deseara estar muerto. Los gritos de Taehyung y Matthew estaban siendo opacados por un zumbido que le dio vértigo y tuvo que agarrarse al brazo de su mejor amigo para no caer.

Tenía unas ganas inmensas de salir corriendo de allí. De esconderse para siempre, de desaparecer.

—¡Deja de gritar, maldita sea! ¡Son las jodidas seis de la mañana, animal!

Jungkook parpadeó. Taehyung parecía aferrarse a él para no ir a pegar a su novio, que no paraba de vociferar demandas y había decidido ignorar su existencia cuando nadie le contestó quién era, qué hacía allí y por qué "Jungkook no aparecía".

—¡Dejaré de gritar cuando me digas dónde mierda está Jungkook!

El menor de los tres tuvo que tomar aire por la boca para no ahogarse. Vamos, era estudiante de psicología, sabía tratar con la gente y gestionar su propio pánico. La situación tan solo necesitaba de una cabeza fría que pensara adecuadamente.

En este caso, le tocaba a él ser esa cabeza.

—Chicos —los llamó, consiguiendo la atención de los dos—. ¿Podemos hablar las cosas como personas normales?

Matthew lo miró con los ojos entrecerrados, como si intentara encontrar lo que no cuadraba en él. Jungkook sabía que estaba barajando cuáles eran las probabilidades de que la chica con la que parecía haber compartido cama Taehyung se pareciera tanto a él.

—No tienes por qué hacerlo —le susurró Taehyung, ignorando la presencia de Matthew a sus espaldas—. Puedo echarlo-

—No —Jungkook suspiró. Estaba intentando mantener la compostura, pero sus ojos llenos de lágrimas y sus manos temblorosas lo delataban—. Se merece una explicación.

Abandonando la protección que le estaba proporcionado el cuerpo de Taehyung, Jungkook de dejó ver por completo de Matthew, jugando con sus dedos y las mangas de la camiseta de pijama que se había puesto al escuchar gritos. El moreno alto lo estaba mirando con curiosidad y enfado, sus ojos marrones continuaban con su intento de descifrar qué había extraño en aquella chica.

Si Fueras Una Chica (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora