1.

1K 113 3
                                    



Chisita no dejó de maullar hasta que grandes nubes cubrieron por completo el azulado cielo, tampoco dejó de ronronear cuando fuertes manos la acurrucaron en su tonificado pecho.

Estaban cerca de llegar gracias a la dirección que les compartió Nobara.

El pelirosa aún se lamenta de haber dejado a su gatita "Chishita" sola en su casa durante tanto tiempo, a decir verdad, ella era una mimada. Desde el primer día en el que fue adoptada hasta este mismo instante, Yuji nunca había permitido que su pobre Chisita estuviera más de uno o dos días sola. Claro, la dejó a cargo de su amiga para que le diera comida y pudiera estar vigilándola, pero resulta que horas antes de que su dueño llegara a casa, había estado jugando con pequeños alfileres que Yuji usaba para la universidad.

Nobara, al ver las fotos que Yuji le había enviado rogando por su ayuda, le dijo que era un exagerado y que él mismo debería poder curar esas pequeñas heridas. Sin embargo, el chico insistió, rogándole que viniera para hacerlo ella, ya que la culpa lo consumía y le daba pánico el solo hecho de ver sangre, especialmente si su gatita era la portadora de ella.

—Primero que todo, cálmate, la gata no se va a morir por haber pisado unos pinchitos. Segundo, tienes suerte de que tu mejor amiga tenga más contactos que solo 'Sukuna' y 'Chosito'. Te voy a pasar la dirección del veterinario donde trabaja mi amigo. Tercero, ya te agendé una cita en este mismo instante, así que ve corriendo ya.— Yuji solo alcanzó a decirle un "Te amo, eres la mejor" antes de que olvidara su celular y saliera corriendo con destino a la veterinaria, con Chishita en sus brazos.

Se detuvo rápidamente, logrando evitar tropezar con las personas que iban más adelante. Murmuró un "lo siento" y se abrió paso entre la multitud hasta que pudo ver el logo de una patita canina y el nombre que decía "La Huellita".

No se detuvo a comprobar dos veces si era la veterinaria correcta, solo quería que alguien sanara a su gatita.

Al entrar, se dio cuenta de que casi todo estaba decorado en bonitos colores pastel y había una pequeña fila en la recepción. Se apresuró a ponerse al final de la fila, rogando para que las demás personas se apresuraran, ya que ninguna llevaba mascotas, lo cual le pareció extraño, pero decidió esperar pacientemente.

Sintió que Chisita se movía hacia la derecha, buscando algo o, más bien, a alguien.

Giró la cabeza en dirección a donde su gata parecía sentirse atraída y vio unos ojos tan verdes como los de Chisita y unas largas pestañas que los enmarcaban delicadamente. —Oh, disculpa, es una gatita muy linda, ¿le vas a comprar algún juguete?— El chico llevaba un traje de enfermero, por lo que supuso que era un veterinario.

Sonrió ampliamente al ver al "amor de su vida" frente a él, pero luego recordó por qué estaba allí. —De hecho, vengo porque mi gatita tuvo un accidente jugando con algo que no debía, y necesito ver si es algo grave o...— No pudo terminar de hablar cuando el chico tomó a Chisita en brazos y le hizo una señal para que lo siguiera.

—Esa era la fila para comprar mercadería..— Exclamó rascándose la nuca tímidamente —¿Eres Yuji? Nobara me contó sobre el pequeño accidente. Son las siete, así que revisaré a tu gatita mientras tú ingresas tus datos con Maki— Señaló con la cabeza a una chica peliverde sentada en el mismo lugar que la recepcionista anterior, solo que en este caso no decía "Compras aquí".

—¡Gracias!— Se dio media vuelta para hacer lo que aquel ángel le había pedido, aún pensando en el leve rubor que notó en el rostro ajeno al sonreírle.

[...]

Después de haber completado el registro, realizado el pago y comprado algunos snacks para Chisita en forma de disculpa por haberla dejado sola, se dirigió hacia la habitación que Maki le había indicado para ver a su gata.

Sabiendo que al entrar Chisita se sentiría mejor, no dudó en tocar dos veces hasta escuchar un "pase" y un maullido que reconoció al instante. Lo que no sabía era que se encontraría con el mismo chico de ojos esmeralda arrodillado, con el torso pegado al suelo, aparentemente buscando algo. Itadori no le prestó mucha atención y, al bajar la mirada, se percató de algo mucho más importante que lo que el chico de pelo negro estuviera buscando.

Detuvo cualquier pensamiento inapropiado que se le ocurriera pasar por su mente al ver el redondo trasero del veterinario en frente suyo.
Enfocándose en mantener su mente clara, buscó a Chisita por la habitación pero no hubo rastro.

Un segundo después, el chico se pone de pie, dándole la espalda, y escucha una risita. —Todo lo que tiene de tierna, se le va cuando se trata de vacunas. No sé cómo soportó enterrarse unos alfileres.

Yuji ve a su gata con vendajes alrededor de las almohadillas de sus patas después de que el chico más alto se volviera hacia él.

—Lo lamento, puede ser un poco escurridiza cuando tiene miedo— Se disculpó, ofreciéndole una cálida sonrisa. —Creo que Nobara no me dijo tu nombre...

—Ah, sí, soy Megumi Fushiguro— Yuji se dirige encantado hacia donde se encuentra Megumi y Chisita.

—Te agradezco de por vida, Megumi...— El pelirosa roza intencionalmente su mano con la del más alto mientras acaricia a su gatita ya curada.

Megumi nota las intenciones de Itadori al instante, pero permanece en silencio, sonrojándose y entregándole a Chisita. —No es nada, es mi deber— Afirma, dándole una pequeña sonrisa. —Fue un gusto, Yuji, aunque preferiría no tener que verte de nuevo aquí.

Itadori recibe a la gata en brazos y, antes de despedirse, le guiña un ojo. —¿Te gustaría que fuera en otro lugar?

—Eso podríamos discutirlo más tarde.

—No hay problema, dime a qué hora terminas tu turno.

A Purrfect Connection! | ItafushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora