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Siempre me sentí sola desde que Kanae murió

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Siempre me sentí sola desde que Kanae murió. Ella era mi hermana mayor, siempre transmitía alegría y me consolaba cuando estaba triste. Recuerdo que siempre nos hacía reír a todas, éramos felices. Hasta que, bueno, falleció.

Ese maldito demonio de ojos arcoiris me la arrebató haciendo que nos dejara solas a Shinobu, Kanao y a mí. Shinobu desde ese entonces tuvo que encargarse totalmente de nosotras aunque yo desarrollé más independencia a diferencia de Kanao.
No pude disfrutar el tiempo suficiente con mis padres, yo era una niña pequeña y estuve poco tiempo con ellos cuando ocurrió lo peor, un demonio los mató frente a mis dos hermanas mayores y frente a mí, de alguna manera recuerdo ese momento y desde ese día siempre he tenido pesadillas y problemas por eso.

―¡No te les acerques!―Dijo la mayor de las tres hermanas, temblorosa y con una katana de madera entre sus manos mientras buscaba de alguna manera desesperada, proteger a sus hermanas menores.

―¿Qué intentas hacer con aquella katana de madera niña? ¿Crees que con eso puedes lastimarme o proteger a tus hermanas? ―Rió a carcajadas al ver la acción de la mayor.

―¡Kanae! Por favor hermana, ten cuidado, no quiero que salgas lastimada―Desesperada y asustada ella abrazaba a su hermana menor buscando protegerla.

―Haré cualquier cosa para protegerlas, para que no salgan lastimadas―Estaba temblorosa pero definitivamente estaba dispuesta a dar su vida por sus hermanas.

―Bueno, ya que insistes en intentar enfrentarme, te comeré a tí primero―Sonreía maliciosamente mientras tomaba del cuello a la chica de cabellos largos.

―¡H-hermana!―Gritaba asuatadiza la menor de las tres.

―¡Déjala en paz!―Se lanzó hacia aquel demonio con un cuchillo en mano y se lo enterró en el cuello haciendo que éste soltara a Kanae, sin embargo el demonio con sus largas y filosas uñas rasguño su brazo y pecho haciéndola caer al instante.

―¡Agh! Son una maldita molestia, las mataré de una vez por todas.―Tomó a Kanae nuevamente del cuello mientras daba un rasguño en su ojo derecho.

En el lugar solo se oían gritos de dolor y la casa estaba teñida de sangre.

―P-por favor déjalas...―Susurré cubriendo mis ojos para no ver aquel horrorosa escena.

―Oh, no te preocupes, en un momento iré contigo, pequeña.―Antes de que moviera cualquier extremidad miró afuera a través de una ventana, el sol estaba a punto de salir.―Maldición―Miró a las mayores tiradas en el piso cubiertas con sangre―Jódanse, malditas niñas.―

La sangre cubría el piso y paredes, simplemente era una escena que unas niñas jamás debieron pasar.

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― 𝑺𝒕𝒂𝒓𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕  ˚๑ 𝑰𝒏𝒐𝒔𝒖𝒌𝒆 𝑯𝒂𝒔𝒉𝒊𝒃𝒊𝒓𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora