UNO

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Cada vez su presión va bajando y bajando más, papá y yo tememos que fallezca esta noche, no creemos que pueda resistir más.

— Tony... — me habló mamá. — ven. — me senté junto a ella. — sabes que te amo muchísimo, ¿verdad? — mis ojos se empañaron. — eres mi mejor creación, mi luz, mi adoración...

— mamá...

— sé que en uno de estos días ya no despertaré, no quiero convertirme en un monstruo, pero no puedo pedirles a ti o a tu papá que lo impidan. — dijo mientras acariciaba mi cabello.

— no quiero que mueras.

— lo sé, yo tampoco, pero el cáncer... cada día avanza más y más, y sin el tratamiento no resistiré más.

— papá salió a conseguir más, no te preocupes, todo estará bien. — sonrió dulcemente.

— me encanta tu optimismo, mi niña. — comenzó a toser, me levanté, fui por el tanque de oxígeno y le di la máscara a mamá, su tos se fue desvaneciendo. — ¿puedes prometerme algo?

— lo que tú quieras.

— cuida a tu papá, te necesitará mucho, amalo y protégelo.

— él sabe cuidarse mejor que yo.

— no me refiero a eso. — entendí a lo que se refería. — ven. — me pidió un abrazo y se lo di.

— ¿quieres que te vuelva a leer Orgullo y Prejuicio? — asintió, sonreí y me levanté hacia la mesa, donde papá dejó el libro favorito de mamá. Lo tomé y volví, encontrándome lo peor.

Había cerrado los ojos y su pecho ya no se movía.

— no, mamá... no puedes irte aún, te necesito, papá te necesita, sé que puedes resistir más y vencerlo. — dije haciéndole RCP, pero no ocurría nada. Simplemente se había ido. — lo siento mucho... perdóname, mamá. — saqué mi arma y le apunté. — te amo mucho, mamá. — disparé, atinándole a la cabeza. Al menos pude cumplir su último deseo.

Salí corriendo de la casa y me solté a llorar. Me senté junto a la puerta y abracé mis piernas, aún llorando a mares.

— ¿Dalton? — levanté la mirada, era papá, me miró preocupado. — ¿qué pasó?

— mamá... ella... — no podía hablar, las palabras no salen, sólo siento un gran nudo en la garganta. Miró en dirección al interior de la casa y entró.

— ¡Lucille! — gritó, provocando que llorara más. Salió y me abrazó llorando. — lamento que tuvieras que hacerlo tú, debí llegar antes. — besó mi frente. — estaremos bien.

— estaremos bien. — repetí abrazándolo.

Un rato después empezamos a cavar la tumba de mamá, papá la cargó envuelta en una sábana y la dejó cuidadosamente en el hoyo, mientras él volvía a rellenarlo, me puse a hacer una cruz con dos tablas y con un marcador escribí Lucille.

— te amo mucho, mi vida, algún día nos volveremos a encontrar. — le dijo papá, lanzó un beso a la cruz y se levantó, yendo hacia dentro de la casa.

Decidí quedarme un rato más, recé un poco y entré a la casa. No somos muy religiosos, pero a mamá le habría gustado que rezara, ella era un poco más religiosa que nosotros.

— ¿qué quieres de cenar?

— no tengo hambre. — respondí.

— yo tampoco. — miré hacia la cama, normalmente cuando observaba en esa dirección, mi mamá también me veía sonriendo y me saludaba.

— ¿qué te pasó? — le pregunté al notar moretones en su cara.

— no es nada, descuida. — me levanté y lo abracé.

Al anochecer nos acostamos, algo que casi nunca me deja dormir son los ronquidos de papá, es muy ruidoso, no sé cómo mamá podía dormir con ese motor descompuesto.

Me levanté y salí de la casa para sentarme en los escalones del pórtico, pero vi que había muertos rodeando la casa.

— mierda... — entré por mi arma y mi cuchillo y volví a salir de la casa, me acerqué a la valla, la abrí y salí, golpeando la valla con el cuchillo para llamar su atención. Lo cual logré, pero no conté cuántos eran, veía al menos 20 caminantes dirigiéndose a mí.

Por eso dicen que nunca hagas cosas buenas que parezcan malas, tuve que alejarme y al lograr desviar esa horda, me perdí. Entre la oscuridad y los cientos de árboles alrededor, era difícil lograr identificar el camino de regreso a casa.

— ¿será por aquí o... acá? — sólo seguí caminando hasta que amaneció, parecía más un muerto que alguien vivo, sin dormir y caminar kilómetros hasta llegar a un lago.

Sólo me dejé caer junto a la orilla y de ahí en más, no supe nada.

Narra omnisciente

Los rayos de sol comenzaron a infiltrarse en las grandes ventanas de la prisión, donde reside un grupo pequeño de sobrevivientes. El sheriff aceptó que su hijo lo acompañara a matar a los caminantes de la valla.

— papá... ¿es una persona? — preguntó mirando en dirección a la chica.

— debe ser un caminante.

— no parece caminante. — se acercó más y la observó. — está respirando, papá, está viva.

— abre la reja. — ambos corrieron hacia la reja, el joven la abrió y el líder corrió hacia la chica, la cargó y la llevó adentro de las instalaciones.

— ¿quién es ella? — le preguntó el arquero.

— no sabemos, estaba inconsciente al lado del lago. — contó el chico.

— ¿la mordieron? — la hija mayor del granjero la revisó delicadamente y negó.

— se ve muy cansada, debe haber caminado mucho. — respondió. — si quieres me quedo con ella por si despierta. — se ofreció y el líder aceptó.

Sin saberlo aún, aquella chica se metió en una guerra, pero afortunadamente aún viva, lista para buscar a su padre.

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Espero que les guste esta nueva historia🫰🏻

You are my angel [Carl Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora