¿Tienes miedo?
¿Quieres llorar?
¿Quieres escapar?
¿De mi?
Él era el reflejo de la maldad y la malicia.
Toni era el reflejo de la manipulación y la belleza maliciosa.
Él era su acosador de media noche.
Toni era la víctima favorita de unos ojos vene...
Hay una canción que habla sobre el dolor de amor; es nuestra canción favorita.
En la vida, si eres gay, puedes esperar dos tipos de futuros según la sociedad que no es gay o que conoce a muy pocos. El primero es que tendrás un futuro lleno de dolor y rechazo por todo el mundo; solo habrá dolor y tristeza. Después lo pintan como la única realidad que podríamos tener, aunque muchas veces no es así. El segundo es de felicidad, donde todo es color de rosa, todos te aman, vistes camisas rosas y solo tienes mejores amigas. También es una mentira llena de estereotipos.
Pero la vida no es así.
Para la mayoría, no lo es.
La verdad es que el amor entre hombres gays es complicado. Debería ser fácil, porque los dos somos hombres. Pero algo que aprendí siendo hombre es que muchas veces mentimos y nos dejamos llevar por nuestras emociones. Por eso duele.
El amor duele.
Como mis pies descalzos que arden en el césped seco mientras corro.
Sentía mi rostro sangrar, seguramente por la descarga eléctrica que golpeó mi espalda.
No debía dejar de correr, porque estaba detrás de mí, corriendo con un rifle.
Porque me dijo que eso era amor.
Mientras corría, nuestra canción sonó en mis oídos, como un llamado para que no me detenga. Aunque quería hacerlo, porque ya no podía correr. Mis manos temblaban y sentía cómo la hierba se volvía filosa en mis pies.
Estaba descalzo, con un short negro y una camisa celeste. Tenía golpes en mis piernas, en mis antebrazos las marcas de las cadenas que me quité, y mi labio manchado de sangre. Seguramente tenía el cuerpo rojo por todas las descargas eléctricas.
«El amor duele».
No dolía lo demás, dolía amar.
Me hubiera gustado vivir en algún mundo que algunos creían que se podía vivir. O mejor dicho, lo que las personas heterosexuales creían que los gays vivíamos. Posiblemente con una casa bonita, un novio muy tranquilo y casi femenino por la debilidad que tiene, revistas de moda tiradas por toda la casa, una mascota pequeña y canciones de moda siempre sonando. No sería muy masculino ni real; tampoco me gustaría algo así, pero sería mejor que estar corriendo en medio de una pradera donde nadie me encontraría. Corriendo para vivir.
Giré el rostro mientras corría y pude verlo. Venía corriendo detrás de mí, con un rifle en mano que me apuntaba. Quise cerrar los ojos, pero sentía que estaba por atraparme. Un poco más y lo haría.
Estaba perdido.
Volvería a pagar por mi error.
Creí que me ayudaría.
Lo hizo, me ayudó, y yo dejé que avanzara conmigo. Aunque, en el fondo, solo lo hacía para que él pudiera vengarse de los que me lastimaron.
Mi momento de pagar había llegado.
Y, en algún momento, terminé cayendo, y él pudo atraparme.
No te enamores de alguien que ama el orden y la ley.
No te enamores de alguien con traumas, que solo quiere algo de ti.
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UN ROMANCE CON SUSPENSE Y DOLOR EN TRES PARTES.
ADVERTENCIA DE CONTENIDO:
Esta historia contiene sangre, violencia, lenguaje para adultos, escenas explícitas de asesinato, personajes moralmente ambiguos, un protagonista con actividad sexual y pensamientos autodestructivos.
ESTE LIBRO NO TENDRÁ ESCENAS DE CONSENTIMIENTO DUDOSO O ROMANTIZACIÓN DE TEMAS NEGATIVOS.
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