Capítulo 2. Cita de verdad

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El día estaba particularmente nublado cuando Jungkook decidió enfocar su vista en el gran ventanal de su oficina, apreciando a las personas pasar en las concurridas calles de la ciudad a paso apresurado para llegar a sus destinos.

No podía negar que su mente le jugaba malas pasadas, empezando que desde hace días no podía borrar los sucesos en su cita improvisada con Jimin. Y cuán catastrófica había salido.

Sabía que le costaba abrirse a las personas, puesto que temía mostrar sus mayores inseguridades y prefería aislarse de todos, inclusive de sus padres y de sus mejores amigos; Por lo que, consideró ilógico su impulso por invitarle un café al saber los posibles escenarios que podrían pasar durante aquella cita.

Su falta de palabra hizo del momento incómodo y frustrante, y las pocas palabras que conseguía decir eran en un tono golpeado y casi cabreado, pero se había acostumbrado a ese tono que le era imposible poner uno menos intimidante.

Se sentía como un hombre de las cavernas tratando de descubrir el mundo exterior.

Habían terminado sus tazas de café y despedido de forma rígida, que cualquiera que los hubiera visto pensaría que estuvieron obligados a verse. Pero él no se sentía de esa forma, se sentía atraído por la brillante vibra de aquel jóven que conoció en un día lluvioso y que le hablaba a objetivos sin vida.

Bufó por el rumbo de sus pensamientos y cuando pensaba apartarse logró ver un deslumbrante paraguas que se le hacía conocido. Y es que cargar con él por tantos días y verlo con adoración como si fuera un objeto sagrado para buscar al chico que roba su racionalidad, realmente lo había dejado mal y se había aprendido cada detalle del objeto como si tuviera alguna pista oculta que lo pudiera llevar de regreso a él.

Su vista recorrió el trayecto que emprendía aquella persona con el paraguas; Fue cuando se detuvo en la esquina y se inclinó para ver tránsito de la avenida, cuando Jungkook reconoció aquel rostro con el cual soñaba despierto.

-Jeon, ¿Estás listo para ir a comer o...?-La voz de su amigo fue un leve murmullo para cuando salió deprisa de su oficina y lo dejó hablando solo.
El elevador parecía demasiado lento para su prisa, por lo que decidió bajar el tramo de escaleras con la mayor rapidez posible y abrió las puertas de vidrio con algo de brusquedad pero su único propósito era alcanzarlo.

Salió del edificio y se disculpó con las personas con las cuales chocaba por accidente, llevándose varias maldiciones y quejas en su contra pero solo se concentró en llegar a la esquina donde lo vió, pero al llegar donde se suponía que debería de estar, no encontró a nadie.

Miró a la cera de enfrente, a los costados e inclusive se volteó por donde había venido en busca del peculiar paraguas, pero no había vista de ninguno. ¿Y si había sido producto de su imaginación? ¿Acaso estaba llegando a esos extremos como para imaginar que pasaba por ahí?

Pero por el rabillo del ojo notó una peculiar silueta teniendo problemas con su paraguas y sonrió ante el reconocimiento.

-¿Necesitas ayuda?-Cuestionó al acercarse y percatarse que no había podido encontrarlo porque se encontraba detrás de uno de los pilares que sostenía el edificio vecino al suyo.

-Oh, no, yo estoy bi...-La palabra murió entre sus labios al levantar la vista y encontrarse con la persona que menos imaginaba.-Jungkook.

-Creo que sigues teniendo problemas con esa cosa.-Una sonrisa temblaba entre sus labios pero desvió la vista hacía el piso para ocultarla.

-Bueno, que podría esperar debido que la compré a un tercio del precio que suelen costar.-Esbozó una mueca en su rostro y cuando se giró para encontrar un bote de basura, tiró el paraguas.-Bien, debí de deshacerme de él, no, tacha eso, jamás debí de comprarlo.

Boy of my dreams | km ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora