México, 2023.

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Los siguientes Grandes Premios a Singapur fueron un balde de agua fría para Checo, aunque Austin no fue tan malo, el estado anímico y mental del mexicano se veían bastante afectados. Charles comprendía muy bien esos sentimientos, por lo que quería con todas sus ganas charlar frente a frente con Sergio, estrecharlo entre sus brazos y decirle que todo estaría bien, que todo mejoraría como el mayor se lo había hecho saber anteriormente. 

El monaguesco sin duda se sentía más preocupado por el mexicano que antes. Se estaba dando cuenta de que no podía dejar de pensar en él, sus ojos, su sonrisa, todos esos detalles no dejaban de pasar por la cabeza del más joven. La calidez que le hacían sentir esos pensamientos de Checo en su cabeza eran muy acogedores.

Charles no tuvo suerte, con el Campeonato de Constructores y el campeonato de Max, Checo estaba más que ocupado y a la vez más deprimido, que, aunque no se notaba a primera vista, Charles sabía que la estaba pasando mal. Pero llegó por fin el GP de México, esa era la oportunidad para que Checo olvidara los tragos amargos de las anteriores sesiones y sonriera de verdad. 

Los días eran una total fiesta, el ambiente era muy festivo y animado, todo parecía ir bien. Podían pasar cosas impredecibles. Charles quería ver ganar a Checo en su hogar, de verdad estaba deseando que algo increible le pasara al mexicano. Pero las cosas muchas veces no salen como queremos.

Charles había iniciado en primera posición, Checo en quinto. El mexicano no iba a perder la oportunidad de rebasar, costara lo que costara. En el arranque de la carrera, para la suerte de Charles, tuvo que pelear con Max y Sergio por la primera posición dando como resultado un choque entre el mexicano y Leclerc, Sergio no pudo volver a la pista. Charles no comprendía nada de lo que había pasado, sentía que él había hecho perder a Checo, por lo que se sentía muy culpable. Aunque sabía que tenía que seguir.

Al final Charles culminó en la tercera posición, subiendo al podio y sintiendo de todo menos alegría. Quería estar ahí con Checo, pero él mismo había hecho que eso no pasara. Creía que los abucheos que estaba recibiendo estaban más que justificados.

Luego de la carrera, Charles había visto los videos de Checo en los pits. La frustración, el dolor, la tristeza del mexicano le destrozaban el corazón. 

—¡Soy un imbécil! —exclamo con ira y mirando su celular se dispuso a escribirle un mensaje al mayor.

Charles: Buenas noches Checo, ¿tienes tiempo para una charla?

«¿Tienes tiempo para charlar? —se dijo—. ¿qué demonios fue eso?»

El mensaje no tenía nada de malo, pero el joven estaba a punto de colapsar, algo le decía que Sergio lo odiaba y eso lo hacía perder la cabeza. 

Pasaron cinco minutos, que para Charles fue una eternidad, y la pantalla de su celular se encendió.

Sergio: Hola Charles, sí, el número de mi habitación es 116.

Por algún extraño motivo, Charles se sonrojó. 

«Basta Charles», pensó.

Con el rostro sonrojado, Leclerc no perdió tiempo, corrió al asensor y al fin estaba en la puerta de la habitación de Sergio. 

—Ojalá no se encuentre tan enfadado conmigo. —Suspiró.

Tocó la puerta de forma amable, a pesar de que se moría de los nervios. Checo abrío y le dedico una debil sonrisa al más joven.

—Hola Charles, pasa.

El monaguesco no se movió, no podía dejar de mirar esos ojos tristes del mexicano, cuando de repente Checo tomó la mano del más joven y lo hizo entrar. Charles se volvió a sonrojar, pero estaba tan rigido que sentía como los músculos se le tensaban.

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⏰ Last updated: Feb 29 ⏰

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