( uno )

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Cuando sus ojos lograron encontrarse con los de la morena, Iván sonrió mostrando su perfecta y blanquecina hilera de dientes. Ella enrolló un mechón de su cabello a lo largo de su dedo mientras cruzaba sus largas y bronceadas piernas. Sus amigas rieron al notar el intercambio de miradas coquetas y empezaron a hacerle señas para que se acercara.

Estuvo dispuesto a hacerlo (coger, que a eso había venido) pero la mano de su amigo lo detuvo, sosteniendo su muñeca con insistencia pasiva.

—¿Es en serio, Iván?

El de pelo negro alzó una ceja mientras lo miraba. Rodrigo lo había convencido de ir a ese boliche para pasar el rato, y Iván había aceptado de buena gana porque, aparte de querer pasar tiempo con su mejor amigo, hace tiempo (dos días) que no echaba una buena garchada y estaba indispuesto a continuar así. Sus objetivos dejaron de ser objetivos cuando se dió cuenta de que Rodrigo también había invitado a su grupito. Nacho, German y Mortedor, para conversar cosas que a Iván no le interesaban. Así que dejó de ser la noche de amistad y ligues para ser sólo de ligues.

Y no fue difícil. Nunca lo era. Tan pronto como echó un vistazo al boliche encontró a la chica clavándole el ojo. Su oportunidad de bajar el libido con una buena cogida estaba a unos cuantos metros y no podía ir a reclamarla porque Rodrigo lo tenía retenido como un perro con una correa.

—¿En serio qué? —Respondió confundido.

Iván frunció el ceño y apuntó con los ojos a la morena que seguía con los ojos puestos en Rodrigo

—Sí, voy a coger, ¿y qué? —Alzó la barbilla desvergonzado. Iván rodó los ojos y lo soltó mas Rodrigo siguió parado en su lugar exigiendo el por qué de sus señas.

—No creo que debas seguir en esto, Iván. Tienes 24 años y estás en tu mejor forma. ¿Por qué sigues desperdiciando el tiempo en vez de sentar cabeza?

La lógica de Rodrigo no le causó ni la más mínima impresión a Iván. Su amigo estaba últimamente en la onda de la familia y el matrimonio, incluso si Rodrigo era gay parecía particularmente interesado en que Iván madurara y dejara de tontear con cada fémina que se le atravesara. Y esto para el mayor era completamente estúpido porque él no se veía aún en condición emocional ni mental para buscar formalizar con alguien.

—¿Por qué sigues con eso? No te veo a ti buscando adoptar un niño o con un marido. —Se cruzó de brazos. Rodrigo bufó y apoyó un codo en la barra.

—Sabes que no es igual. Mis probabilidades de formalizarme con alguien son mucho menores que las tuyas, que te la pasas de cama en cama. —Ante la acusación Iván no dijo nada. —Mira, ¿por qué no le pides una cita a esa chica? Y... espera, déjame terminar. Hablo de una cita formal, un café, ir a caminar. Algo que no incluya sexo apenas abras la boca para saludarla.

Iván soltó una risilla incómoda, sí claro.

—Eso es absurdo. Ella no me gusta, ninguna de las chicas con las que me acuesto me han gustado más allá de lo físico.

—Porque nunca te has permitido conocerlas bien. Esa chica puede ser una fan de Pokemon, cocinera con experiencia, y tener una risa ridículamente contagiosa y tú nunca lo sabrás porque sólo buscaste cogertela — le dió un codazo junto a una sonrisa. Rodrigo también sonrio.— Vamos, amigo. Inténtalo.

—Mierda, Rodrigo. No lo sé. Nunca tuve una cita... —Dijo inseguro, mirando cómo la morena comenzaba a aburrirse de esperarlo.

Iván dio un suspiro —Cierto. Pero yo puedo ayudarte con eso, una de nuestras lecciones rápidas. Busca preguntarle sus intereses. Escúchale hablar lo más que a ella le dé la lengua y... Oh, no pongas esa cara que no lo decía en el sentido morboso.

ESTRECHEZ; Rodrivan. CANCELADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora