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Sus labios no dejaban de fruncirse recordando lo que Gyuvin le había dicho la noche anterior antes de irse a la cama.

Era una cosa acerca de llevarlo a un lugar sorpresa, él realmente no tuvo una oportunidad de indagar más sobre el tema ya que luego de recibir un beso, el castaño se durmió con rapidez.

Era extraño, ni siquiera estaban cerca de una fecha especial que podían celebrar.

Algo se traía entre manos, sin omitir que contó con el descaro de dejarlo con la duda, no sólo esa noche, sino también la mayor parte del día siguiente cuando desapareció sin despedirse.

Sentía como su lobo estaba poniéndose triste, nunca pasaron tanto tiempo separados de Gyuvin (exceptuando la vez que Ricky terminó la Universidad).

Incluso para él era angustiante, así que no supo qué hacer cuando recibió un mensaje del castaño diciéndole que iba en camino para buscarlo y que, por favor, parase de estar preocupado.

Increíble, nos deja solos todo el día y después piensa que por decir "por favor" todo estaría bien entre nosotros.

Alfa tonto.

Eso no era todo, Hanbin tenía esa mirada divertida en su rostro cuando estuvieron reunidos a la hora de almorzar, mientras que Hao le sonreía con mucha nostalgia.

No entendía. No comprendía de qué se estaba perdiendo si siempre estuvo con ellos. Los únicos que parecían ser normales eran Ollie (por supuesto, ¿qué podía tener un cachorro de trece años que ocultar?), y la linda Hyejin.

Ah... pasaron tantas cosas con los papás; luego de ser tan buenos y gentiles, la vida finalmente los compensó logrando que pudieran tener un hijo biológico.

Habían perdido la esperanza la vez que decidieron rescatarlo a él del refugio, pero ahora Hyejin era su milagro y no podían ser más felices con la nena de cabellos negros y adorable eyesmile que vivía rodeada de amor. De todas maneras, Ricky seguía amándolos incondicionalmente sin importar que ya no era un pequeño.

Estaba sentado en el mueble de la sala de estar, mirando la puerta como si con eso fuese a obtener todas las respuestas que necesitaba. Según las palabras que dijo Ollie cuando tenía nueve años, no funcionaba porque sus poderes eran débiles y él no estaba creyendo lo suficiente.

No pasó mucho, el auto del alfa fue escuchado por el rubio, logrando que su nervioso lobo se inquietara el doble. La curiosidad burbujeando en su pecho lo hacía sentir ridículo, quizás estaba haciendo un gran asunto donde no lo había.

-Riri -Gyuvin dijo con suavidad una vez que entró a la casa.

-¿Qué hiciste? -fue lo primero que preguntó con los ojos entrecerrados. Una sonrisa gigante iba estirándose en los labios del menor.

-¿Estás molesto? Lo siento por dejarte solo tanto tiempo -seguidas las palabras, se acercó para levantarlo del sofá y envolver sus brazos alrededor de su cuerpo, el cual se relajó. Dios, Ricky lo extrañó tanto que no pudo evitar restregar su nariz en la unión del cuello y el hombro, llenándose de su olor.

- Perdóname por no avisar, cariño. Quiero que sea perfecto.

El omega frunció el ceño, sus gestos exigían una explicación.

-¿Qué cosa? ¿Por qué me estás ocultando algo?-

-Te dije que es una sorpresa. Las sorpresas no se dicen.-

-Pero me dejaste solo. ¡Ni siquiera te dignaste a responder mis llamadas- Ricky bramó aún entre los brazos de Gyuvin.

Los labios del alfa depositaron un beso sobre los suyos.

¡Es mío! ~ Ryuvin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora