Volvía a sentir el frío que calaba cada pulgada de su piel logrando que se erice, pero esta vez ni siquiera encendiendo la calefacción que ahora se podía permitir pagar, podría alejar la sensación en su pecho. Sabía que hace un tiempo la sensación era tan familiar en su cuerpo que no se había percatado de su existencia hasta que dejó de enfriar su pecho, quizá su existencia había sido reemplazada con una nueva calidez. ¿Dónde estaba esa calidez ahora? ¿Era otra de las cosas que se había llevado cuándo su rayo de sol se marchó?
Su sol
Estaba tratando de recordar la última vez que la habitación había estado tan silenciosa, ¿o en realidad nunca dejó de serlo? Posiblemente apenas se había percatado de eso, su aliento siendo el único sonido que acompañaba sus pensamientos.
"¿Debería comenzar a hablar en voz alta?" su voz resonó en la habitación gélida, nadie estaba ahí para escucharlo. O tal vez lo haría sentir más demente de lo que ya estaba, no importaba, tenía que abrir las cortinas para dejar entrar los rayos de sol.
"Los verdaderos rayos de sol" esa voz en su cabeza le recordó. Conciencia le llaman.
Si, probablemente Aki se encargaba de abrirlas en el pasado y por eso sus mañanas se sentían más cálidas, pero el pinchazo en el pecho le recordaba que tenía que dejar de engañarse. Gruñendo ante el piso frío se obligó a levantarse de la pequeña cama y recorrer el corto trayecto hasta su ventana.
Sus manos estaban demasiado familiarizadas con la vieja y descolorida tela de las cortinas, en cambio su cerebro se volvió demasiado consciente de la corta acción, que si estaba lo suficiente distraído podría pasar desapercibida, lo hacía en automático, desgraciadamente caían en su cabeza todas las veces que lo hizo durante los últimos meses.
Estaba bien que él lo hiciera, podía continuar, solo necesitaba agua y dejar de oler a lo que sea que estaba molestando su nariz, un buen desayuno tampoco le haría mal. Pero todo era tan ajeno y diferente a los días pasados. El día parecía cálido afuera, casi podía imaginarse como dibujos animados las flores naciendo en el parque y los jardines de las terrazas de las familias acomodadas en la ciudad. La última vez que pudo presenciarlo no estaba solo, o al menos no se sentía así.
"Fue la decisión correcta", se recordó.
En una ocasión el terapeuta le había dicho que no todas las buenas decisiones dejaban una sensación de satisfacción. Esta podría ser su ocasión, pocas veces lo correcto y lo que deseamos se presentan en el mismo camino. Lo extrañaba.
El sol entrando por la ventana le recordaba lo que debía aceptar. Pero por tanto tiempo una persona se había sentido como su luz en la oscuridad de la noche, todo un cliché de novela juvenil, en cambio encontraba hipócrita decir que lo supo desde el principio. O tal vez si fue de esa forma, sintiendo al principio como cuando olvidas cerrar las cortinas antes de irte a dormir y, en la mañana tener que levantarte a cerrarlas cuando lo único que querías era recostarse en tu día libre.
Fue molesto al principio, sí. Lo recuerda insolente y aferrado a una loca idea que posiblemente vino de su cabeza desesperada por encontrar un poco de consuelo de cualquier lugar. Pero eso fue el rayo de luna que lo guió por la oscuridad de su propia mente.
Pero se negaba a tratarlo como un rayo de luna, aunque amara la metáfora. La luna no producía su propia luz, solo era el reflejo de algo más grande que lo hacía precioso. En cambio, el sol, tan cálido y brillante que lograba compartir su luz con otros astros. Era eso.
Un rayo de sol.
El sol en sí mismo.
Tan cálido que debía preocuparse por no sentirse preocupado por quemarse. Posiblemente eso no importaba si ahora eso era lo que lo consumía, entonces si se estaba quemando ¿por qué sentía tanto frío?
"Basta", no importaba más.
Solo necesitaba concentrarse en sus responsabilidades y en no perder todo lo poco que había podido conseguir. "Concéntrate". Se lo repitió durante la ducha mientras organizaba una lista mental de los pendientes del día, también mientras se preparaba un improvisado desayuno y lo masticaba rápidamente.
Lo seguía repitiendo una y otra vez, hasta que estaba a punto de cerrar la puerta del grisáceo departamento, pero vio el pequeño frasco, tal vez merecía un último día, escapar de sus problemas y sentirse feliz una última vez.
No, encontraría nuevas formas de sentirse satisfecho con su vida, no podía escapar de sus problemas, se engañaría a sí mismo, no dejaría que siguiera pasando. Pero otra punzada en el pecho lo hizo apretar la manija de la puerta indeciso. Lo extrañaba. Se podía dejar consumir por la tristeza nuevamente o ser valiente como Aki lo hubiera deseado y continuar. Debía hacer sentir orgulloso al menos al recuerdo que siempre guardaría bien.
¿Pero no es acaso que justo esa misma mañana predicaba olvidarlo?
Entonces más convencido de lo sus movimientos parecían, tomó el frasco, pero lo siguió esperando en la parada del autobús. No llegó. Lo buscó corriendo apresurado por las calles siguiendo la ruta del transporte público. No apareció. Incluso lo estuvo buscando en medio de sus compañeros de clase, aunque nunca se había presentado en el lugar. Claramente tampoco estaba ahí.
Debía estar perdiendo la poca cordura que conservaba porque juraba oír en la lejanía su risa, tan tonta y ruidosa, ¿Cuántas veces se avergonzó porque era demasiado escandalosa? Ahora solo sentía que los ojos se le llenaban de lágrimas que no permitiría dejar caer.
Maldita risa, la amaba tanto que solo la idea de alucinar con ella le dolía.
Maldita sensación de extrañar algo que se escapaba de sus manos.
Estúpido cartel con el que se acababa de golpear interrumpiendo su momento de melancolía, ¿no podía pasar un duelo tranquilo sin avergonzarse a sí mismo?
Pero posiblemente esa interrupción solo era para engrandecer su melancolía, aún estaban promocionando el festival de la facultad de artes con la presentación estelar de la carrera de danza contemporánea. Había escuchado hablar a Aki, por más tiempo de lo que parecía aceptado por su propia cabeza, de la presentación de su clase y del supuesto solo de baile que le habían otorgado, incluso practicó a su lado logrando aprenderse, de manera desordenada y posiblemente muy torpe, la coreografía.
Era en dos semanas.
Posiblemente debía estar preparándose para el festival, la estación de su grupo no era demasiado creativa, podía ser descrito como monocromático con la idea de alumnos pobres estudiando una carrera que los podría o hacer aún más pobres o ridículamente ricos. Pero era más probable que la mayoría terminará como maestro de música o en una iglesia.
Tal vez él no podría tocar en una iglesia, ¿Dios se daría cuenta de su hipocresía? Tampoco es como si no hubiera personas más hipócritas gritando a los cuatro vientos ser fieles siervos de la religión, incluso tal vez quien predicaba la palabra podría estar más manchado.
Era increíble como podía distraerse de formas tan extrañas, ni siquiera era religioso, pero si creyente. Se volvió creyente a un solo Dios para excusar la poca posibilidad de la existencia de alguien en particular porque ni su llegada ni su existencia podrían ser una simple consecuencia o causalidad del universo, debía haber algo más allá de su cabeza para traer a alguien tan maravilloso a este mundo, pero posiblemente solo sean ideas de su propia imaginación.
"Bien, basta de nuevo".
Traía su guitarra, podía colarse en la sala de ensayos y practicar un poco el piano, debía esforzarse, podía esperar dos semanas para comprobar que no estaba ahí, que se había ido, comprobar su ausencia era lo único que necesitaba para seguir su camino.
Dos semanas esperando la ausencia del sol.
Había podido vivir una vida antes sin él, podía esperar unos días. Por lo menos para sacar la loca idea de su cabeza y seguir tranquilo, al final de cuentas todo había estado ahí, todo el tiempo, solo en su cabeza. Pero ahora su cabeza no parecía ser un lugar tan malo para estar, para existir el tiempo que debería de convivir, la soledad ya no era tristeza, era tranquilidad, podía esperar y después continuar.
El recuerdo permanece ahí donde todo nació.
Su sol estaría seguro ahí. Mientras tanto podía esperar.
CZYTASZ
Nen
General FictionLa lucha continua entre los deseos de un futuro y el cansancio del presente, sentirse tan agotado de cada intento realizado, pero también la gran sensación positiva de ver los resultados, sin embargo, tan poco satisfecho pensando en que puede dar má...