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Maldito frío

Maldito tráfico

Maldito semáforo

Malditos autos

Maldito autobús

Maldita cabeza

Maldita palabra

Quería seguir maldiciendo, pero temía esconderse tanto en sus pensamientos que no notaria cuando el semáforo cambiara de color y no lograra pasar, incluso el grupo de personas que lo empujarían para seguir su camino no lo sacarían de su cabeza así que debía concentrarse.

Los autos que también se habían atrapado en el tráfico emitían esos sonidos molestos, todos estaban molestos, pero ellos al menos iban en auto, él debía pasar por esto otras tres o cuatro cuadras más. Debía despedirse de otra asistencia a su clase de la mañana, igual, que se joda el Señor Dubois, él podía aprender mejor de videos de internet que de ese viejo gruñón.

Pero el viejo gruñón al menos había dirigido muchas orquestas, incluso leyó en Google que compuso la canción principal de una vieja película que posiblemente haya visto su abuela, al menos debía reconocer que el viejo podía saber lo que hacía para llegar tan alto, pero caer tan bajo como para darle clases a un montón de jóvenes adultos que lo maldecían constantemente en sus cabezas.

Posiblemente ni siquiera fuera tan viejo ni gruñón, solo estaba molesto, despertó tarde, pero con una increíble cantidad de frío, otra vez no tuvo la cantidad de dinero suficiente para cubrir todos los gastos del pequeño cuarto al que llamaba departamento, tuvo que elegir entre la calefacción o pagar la luz antes de que se la volvieran a cortar y eso no podía suceder de nuevo, era un enorme problema.

Podía aguantar el invierno sin calefacción, tal vez pidiendo unas colchas prestadas o había visto a un tipo en internet que hervía agua y la ponía en una bolsa para guardarla debajo de las sábanas, aunque tuvo que descartar la idea cuando imagino lo elevado que sería la cuenta del gas posteriormente, necesitaba más dinero pero no podía renunciar al incompetente trabajo al que él mismo fue a pedir ocupar la vacante, tardaría semanas en encontrar uno nuevo y no podía arriesgarse a endeudarse más o atrasarse con los pagos del alquiler.

Podía buscar un empleo nocturno extra, pero sin que lo llegaran a estafar como en su empleo actual, cuando fue a solicitarlo le dijeron que solo debería atender a los clientes junto con otra chica que se veía muy muy cansada, pero eso no le importó hasta que, además de atender clientes, limpiar mesas y mantener el mostrador impecable le dijeron que debía ayudar en la cocina a lavar platos ya que el ayudante del cocinero renuncio. No hubo problema al principio ¿qué eran unos cuantos platos sucios?

Pero después el chef lo quería todo el tiempo en la cocina asistiendo y la chica cansada con ojeras renunció, no podía mantener el equilibrio entre la cocina y los clientes, su jefe le aumentó unas cuantas monedas a su sueldo, pero no lo suficiente para compensar las propinas que ya no recibía por tardar tanto en tomar los pedidos y entregar cuentas.

Que se joda su estúpido jefe, buscaría algún empleo de medio tiempo, un lugar donde pudiera tocar su maldita música los viernes como en las películas que promocionaban en los cines, si no le daba el jodido aumento que se merecía buscaría algo mejor, estaba decidido hasta recordó que necesitaba dinero básicamente para todo.

Ahora lo que más necesitaba era que el último semáforo se pintara de verde para llegar a la facultad de artes, a veces quería arriesgarse y lanzarse a los autos, pero no se sentía tan desesperado o distraído, tal vez en otra ocasión con unos pocos de pensamientos suicidas o irracionales.

NenOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz