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Uno de estos al despertar, notando nuevamente el frío del suelo en sus pies, caminó lento a la cocina, su sentido demoníaco podía sentir presencias de otros tanto de humanos recientemente muertos, estos pueden comunicarse con el más allá, tanto así, con las mismas almas atrapadas en el mundo.

Sintiendo el mínimo de hambre, que más de lo común es confundirlo con la sed para los humanos, este comió un bocadillo de lo primero que encontró en la heladera. La casa misma tenía un piso arriba donde estaban las habitaciones, y solo ellos podían ver quien causaba los sonidos de los pasos de la escalera. Un demonio perro, completamente desfigurado de cuerpo y rostro, su mirada es espeluznante, parecía buscar a sus amos para acabarlos por acabar ellos con la vida de este mismo, y solo podía caminar en las escaleras, atrapado en un pequeño lapso de tiempo.

Este con el bocadillo en la mano caminó a la escalera, donde la presencia de algo espeluznante hay, al ver el perro demonio, no se asustó ni un poco, le convidó de su bocadillo, sentado en un escalón, aunque mirando las puertas de las habitaciones, noto sangre marcadas en los picaportes.

En la misma mañana horas más tardes, los demás se despertaron, con hambre bajaron a la cocina, pasando por al lado de su hermano y aquel perro demoníaco, que con su mirada perdida parecía que estos los entendían, pasaban y lo acariciaban, ningún humano haría tal cosa si realmente pudieran verlo.

Todos comiendo de lo que había y sobraba de la casa de los antiguos que vivían allí, aunque percatándose de la casa realmente embrujada y tan grande e espaciosa, entre todos sonrieron, por que todo lo interior no era causado por ellos para que estos se espantaran y dejaran la casa. 

A solas en la cocina, miraron el reloj, sin comprender la hora o las agujas de la misma, miraron al cielo desde la ventana, uno de los hermanos que estaba viendo allí con ellos, cruzó mirada con un vecino. Un departamento está al lado de esta casa, aunque se decía que en la ciudad era peor que los pueblos de sacrificios.

El vecino actuó raro al cruzar la mirada con este, su cabeza se sacudió inmediatamente haciendo que la visión en el demonio sea de solo ver borroso solo la cabeza, este demonio lamió su colmillo entre una sonrisa, y dirigiéndose a sus hermanos, los reunió.

Sabían que solo hablar con gestos y movimientos no era de entenderlos por completo, tocaron sus labios y hablaron.

El mayor de estos señaló a uno de sus hermanos, refiriéndose por nombres.

Brais, Ervin, Bruno, Alec, y el, Vlad. Los cinco hermanos de pelo negro pero en sus ojos se notaban la diferencia, ¿pero quien miraría sus ojos para identificarlos si son tan iguales de vestimenta como de cabello?. 

-Hay nuevos demonios en la ciudad, ¿buscarán a alguien?- Preguntó Vlad, alzado leve su ceja.

-Nunca se sabe, los demonios no buscan una misión que cumplir, solo están para causar desastres y destrozos por donde andan- Dijo Alec, que no siempre es de hablar, aunque su única mirada era de dar miedo.

-Si nuestro padre no habla y no dice que quieren los demonios, hay que devolverlos de donde provienen, o no quedará algún humano en este mundo, y solo existiera el infierno arrastrándose hacia aquí- Dijo sabiamente Bruno, el más inteligente de su grupo.

Entre todos confirmaron la última teoría, aunque aún tenían dudas por los nuevos demonios, aun siendo estos los más antiguos demonios.

Sus miradas expresaban preocupación por más que estos no entendiesen los sentimientos u emociones.

Vlad y Bruno cruzaron la mirada alzando los hombros, mientras los demás solo seguían comiendo, sin notar la presencia de sillas y una mesa.

 Sin saber de las amenazas de su padre poniendo en tierra demonios amenazantes para quitarlos de en medio por una de sus misiones, estos siguieron con sus vidas.

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⏰ Última actualización: Mar 03 ⏰

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