Capitulo 5: una cita

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¿De verdad ves tanto a mi pequeño como tu hijo que tu cuerpo respondió a ello? - missa tragó saliva como por cuarta vez, sentía su garganta muy seca.

Asintió despacio ante la pregunta del rubio, ahora estaban sentados en el comedor de la casa de philza. Chayanne jugaba en el suelo con unos juguetes, mientras que ellos estaban hablando de lo que les habían dicho en el hospital.

Ahora missa era la madre, no biológica, pero seguía siendo la madre de Chayanne. Una parte de missa  estaba contento con eso, pero su parte racional le gritaba.

¡No había tenido ni una cita con philza y ya había reclamado su lugar en su pequeña familia!

Si su vida fuera una película como se llamaría, ¿madre por accidente? Sonaba justo como le acababa de suceder.

¿Qué harías si te dijera que me mudaré a otro país y me llevare a chay conmigo?- el aire en sus pulmones se detuvo por completo.

Miró al alfa con algo de miedo, estaba serio y con los brazos cruzados sobre su pecho. No podía, philza no podía hacerle eso, era su pequeño no podía quitárselo.

¡Te lo prohíbo, no puedes llevarte a Chayanne lejos de mi!- no supo en que momento se había levantado de su puesto, golpeando la mesa con sus manos y mostraba sus pequeños colmillos a la defensiva.

¿Baba?- chayanne dejo lo que estaba haciendo para mirar a los mayores, podía sentir la molestia del pelinegro. Daba algo de miedo verlo molesto, eso nunca sucedía.

Philza por su parte solo sonrió, confundiendo más al pelinegro.   -Tanto lo quieres, ¿eh? ¿Dónde estuviste antes? Si te hubiera
encontrado quizás mi Guerrero no hubiera sufrido tanto - missa se sintió avergonzado, muy avergonzado, y una parte suya molesta. Philza le había hecho una prueba.

- Yo lo quiero, no piensas en alejarlo de mí - había formado un lazo con chay, si los separaban ambos iban a sufrir bastante. Philza solo le sonrió, una sonrisa tranquila y leve.

- No lo hare missy, y tú ya no podrás escapar de mí tampoco, no te dejare ir - missa se sonrojó ante esa declaración, supo leer entre líneas. Una mano pequeña jaló su ropa y miró hacia abajo, chay quería subir a su regazo.

El omega alzó con cuidado al pequeño, lo sentó en sus piernas y el giró rápidamente a sus pechos tocando allí. Ya era su hora de comer, y desde que empezó a lactar Chayanne no había tocado sus biberones.

Se alzó la camisa acomodando al pequeño para que pudiera comer tranquilo. Chay dio un ronroneo complacido mientras succionaba su pezón con ganas.

Missa alzó el rostro para ver al rubio, sus ojos azules eran intensos sobre él, y no se despegaban de sus pechos. Tragó saliva sintiendo su rostro arder, más rojo que un tomate..

Missa se miraba en el espejo de su habitación. Iba a ir a una cita con philza, y estaba muy nervioso por eso, aunque después de todo lo que había pasado no tendría que estarlo.

Seria después de la siete, una cena romántica en casa del alfa, hecha por él mismo. Estaba ansioso por probar su comida, obviamente el pequeño chay iba a estar y no podía estar más alegre por eso.

Pues su omega interior se preocuparía mucho si philza dejaba al pequeño con alguien más, no podría disfrutar de la noche si eso pasaba.

¿Esto le gustara? -se pregunto mirando su pantalón pegado como una segunda piel a sus piernas, su camisa sin mangas, un poco larga pero no tanto.

Sonrió ante el espejo acomodando un poco su cabello hacia atrás, tomó su celular, llaves, su chaqueta y salió de su apartamento.

Paso unos veinte minutos antes de llegar a la casa del alfa, sentía sus pechos doler un poco, seguro que el pequeño chay tenia hambre.

¿ᴍᴀᴍᴀ? [ᴅᴇᴀᴛʜᴅᴜᴏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora