3

357 28 2
                                    

—...fuimos a un museo y...

—¡Se besaron! —interrumpio Juani a Sara.

—¿Que? Juani, ¿vos me estas escuchando? —la cara de Sara expresaba confusion.

—Pues claro, pero sigo esperando el momento donde se re comen la boca.

—Eso no paso y no pasara en un futuro proximo. —la chica se levanto de la cama para buscar su telefono.

—Pero si en uno lejano. —las cejas de Juani se movieron de arriba a abajo.

—Es imposible platicar con vos. —Sara regreso a la cama —solo pasamos una tarde como dos personas normales.

—Claro, dos personas normales que se gustan desde la primera vez que se vieron.

—Claro que no.

—Pero boluda si es re obvio —insistia Juani.

—¿Que es re obvio? —pregunto Matias entrando en la habitacion de su hermana.

—Que Sara y Enzo se tienen ganas —contesto el rizado con una sonrisa, recibiendo un golpe de la chica en respuesta.

—¿Te estas liando con Enzo? —pregunto Matias sin entender nada.

—Claro que no —contesto Sara ya harta de los dos chicos.

—Esperen, ¿quien se esta liando con Enzo? —la cabeza de Fran aparecio en la puerta.

—Sara —volvio a contestar Juani amablemente.

—¡No! Dios, esto es imposible —la chica se levanto y camino hacia la puerta.

—Sara ¡espera! —le grito su hermano.

Pero ella ya habia tomado sus cigarros y su telefono para subir a la terraza, dejando a los tres chicos haciendo especulaciones en su habitacion.

Al llegar se acerco a la orilla, podia ver toda la ciudad desde ahi y el atardecer estaba en su pleno apogeo.

Sin desaprovechar la oportunidad, saco su telefono y tomo una foto para subirla a instagram.

Tomo un cigarillo y fue cuando cayo en cuenta de que habia olvidado un encendedor.

—Puta madre —susurró harta.

—¿Con esa boca besás a tu madre?

La voz de Enzo detras de ella la hizo sobresaltar —Lo siento, crei que estaba sola.

—Lo estabas, por eso subi.

Las mejillas de la chica se encendieron, pero gracias a la poca iluminacion, Enzo no lo noto.

Se acerco a ella y saco un cigarro encendiendolo, para luego ofrecerle fuego a su acompañante.

—No sabia que fumabas —dijo el intrigado.

—Solo de vez en cuando, lo hago cuando estoy estresada o cansada.

—¿Estas bien?

—Si, solo vengo de una platica de chisme con Juani, Matias y Fran, se puso intenso.

—¿Y de que hablaban?

De vos, penso ella.

—De Matias —contestó.

—Ah, vale.

Los dos se quedaron callados, la noche por fin habia caido y la ciudad se encendio, las luces de los edificios y las calles creaban un hermoso paisaje ante los ojos de ambos jovenes.

i'll be there for you | Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora