𝐂𝐚𝐥𝐥 ||rivari

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Ari gemía contra el oído de Rivers, dando saltitos para penetrarse a sí misma

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Ari gemía contra el oído de Rivers, dando saltitos para penetrarse a sí misma. Rivers repartía besos por toda la extensión de su cuello mientras que apretaba con fuerza las caderas de la peli-rubia.
La sensación de placer extremo que se adueñaba de cada rincón del cuerpo de Ari le nublaba la vista, sumida en un éxtasis profundo y escalofriante.
Rivers dejó intensas marcas por todo su cuello, admirando al finalizar lo que había hecho con una pequeña sonrisa, reprimiendo sus jadeos.

El interior cálido y apretado de Ari recibía tan bien los fríos dedos de Rivers que la hacía sentir como si estuviera volando en el cielo.

—Ah, sí, sí— balbuceaba Ari, cegada por la excitación que le producía ser penetrada por los dedos de su amiga. Ari posicionó sus manos en los hombros desnudos de la castaña y afianzó su agarre cuando la fuerza y rapidez de sus sentones aumentó, la fricción provocada por sus pieles provocaba en Ari un sentimiento inexplicable, pero tan adictivo que creía poder ser capaz de permanecer haciendo eso por mucho tiempo más sin
cansarse.
Aunque sus piernas temblaban y a veces fallaban, haciendo sus movimientos sumamente torpes, pero intensos.

Rivers llevó su mano izquiera hacia uno de los pechos de Ari, acariciando con su dedo pulgar el erecto pezon y realizando movimientos algo bruscos sobre todo el botón, Ari se sacudía ante la emoción tan abrumadora que provocaba su llanto y sus desesperados gemidos.
Estaba hecha un desastre, su piel sudada, las lágrimas bajando como una cascada, sus mejillas rojas y sus ojos idos, demostrando que realmente era prisionera del placer. Rivers estaba encantada con la imagen tan caliente que se postraba ante sus ojos, admirando lo desesperada que estaba Ari por llegar al orgasmo, pronunciando su nombre entre balbuceos casi inentendibles y gemidos que resonaban como música en sus oídos.

—Hm, p-por di-mhj, Samy- ah— ya ni siquiera podía murmurar algo coherente, arrastraba las palabras que se mezclaban con los sonidos obscenos que salían inconscientemente de sus labios ya rojos de tanto ser besados.

Ari estaba a punto de volver a pronunciar palabras incomprensibles, pero su viaje por las nubes del éxtasis se vio interrumpido cuando el sonido molesto de su celular que indicaba una llamada de hizo presente.

Ari detuvo sus saltos, pero Rivers apretó sus caderas y la impulsó a seguir montándola, con el ceño fruncido.

—Contesta, Ari.— Ordenó.

—N-no, yo- mhj, no p-pued- ah— Negó repetidas veces, pero la peli-rubia le hizo caso omiso y tomó el celular perteneciente a la más baja, contestando la llamada, y luego se lo pasó a Ari.

La castaña agarró su móvil y lo apegó a su oreja, sin siquiera ver el remitente y tratando de seguir con los saltos en el regazo de Rivers.

—Oye, bebi— escuchó la voz de Ama al otro lado de la línea— Ando bien pinches aburrida. ¿Jala a salir al rato con el bebi, con Rivers y conmigo? Vamos a comer por ahí y capaz después nos vamos de peda o algo. ¿Jalas o que onda?

Rovers trató de no reír al ver a Ari tratando de controlar su respiración, y reprimiendo los jadeos que escapaban de su garganta inconscientemente.

—A-ah mhj, está bien— hizo una pausa, mordiendo su labio inferior —¿A q-qué- ah, hora?

La ojerosa aumentó la intensidad de las penetraciones tras notar que Ari había dejado de saltar sobre ella, haciendo que la antes mencionada le reprochara con la mirada, dejando escapar algunos gemidos que trató de apaciguar con su mano, sin embargo, la oji-avellana la quitó de su boca.

—Quiero oírte gemir para mí, Ari.— susurró, demandante.

Ari asintió.

—Bueno, el bebi dijo que como a las siete puede, le hablé esta mañana a la pelo güero y dijo que a cualquier hora podía —La castaña la miró por un momento y frunció el ceño, ella no le había comentado nada— Así que vamos a las siete, Rivers te va a pasar a traer a tu casa. Oye bebé ¿Estás bien? Escuché sonidos raros, no me digas que estás cogiendo por favor— Ama rió ligeramente.

Rivers aumentó la velocidad con la que acariciaba su pezón y Ari sintió que estaba a punto de desmayarse del placer, sin poder impedirse gemir sonoramente, agradeció haber alejado un poco el celular de su cara.

Volvió a acercarlo cuando pudo calmarse un poco, sin embargo, aún su cuerpo temblaba por la excitación y su mente no podía siquiera concentrase en otra cosa que no fuera la sonrisa de Rivers y lo jodidamente bien que se sentía ser follada por ella.

—No, p-pendeja, mh- no estoy co-ah, cog-cogiendo. Mhj, e-es que estoy- ñgh, haciendo ejercicio— pronunció con una dificultad increíble, sintió la respiración caliente de Rivers chocar contra la piel desnuda de su cuello y su espalda se sacudió en un escalofrío, suspirando.

Ama no estaba del todo
convencida, sin embargo, decidió no entrometerse más.

—Como digas, pendeja. Te llamo después entonces... Nos vemos más tarde, adios bebi, suerte en tus ejercicios. Me saludas a la pelo güero.

Antes de que Ari pudiese reprochar, Ama colgó la llamada y la oji-castaña lanzó el celular a algún lugar de la espaciosa cama, sosteniéndose de nuevo en los hombros ajenos, en los que se podían notar pequeños rasguños pertenecientes a ella.

Ama sabía cosas, Ari jamás le comentó que estaba con Rivers durante la llamada, aún así no le dió importancia. Retomó sus saltos y se permitió gemir el nombre de la menor nuevamente, sintiéndose aliviada de no tener que reprimir por más tiempo esos sonidos que, de cierta manera, le avergonzaban. No pasó mucho tiempo hasta que Ari se corrió en la mano y vientre de Rivers, desplomándose en su pecho
cuando sintió la intimidad de Rivers llegar al límite en sus muslos, llenando estos del líquido viscoso que, aunque no lo admitiera, quería sentir dentro.

Habían hecho eso en distintas ocasiones, pero aún Ari no se atrevía a pedirle a Rivers que lo hicieran de distinta manera, le daba vergüenza.

—Hmm... Creo que tengo un nuevo fetiche— Mencionó Riverd con un pequeño deje de burla en su voz. Su pecho se alzaba rápidamente, pues su respiración aún estaba agitada. Aunque no tanto como la de Ari.

—¿Cuál?— Cuestionó la peli-castaña.

—Escucharte llamar por teléfono mientras te follo.

—Asquerosa.

Ari golpeó suavemente su brazo, sin ganas. Estaba cansada, sudada y se sentía pegajosa por la mezcla de sus fluidos con el sudor. Su cuerpo aún temblaba ligeramente bajo los brazos del peli-rubua, quien rió ante su ofensa.

—Así me amas, Arin Gemplei.

Ari se quedó en silencio por un tiempo, cerrando sus ojos.

—Sí, lo hago... Lamentablemente.

—Ignoraré eso último, estupe.

Las dos rieron sonoramente, antes de darse un tierno beso en los labios.

Ya los tenia muy abandonados, pero les juro que a penas y tengo tiempo, entre mi novia y las tareas a duras penas y tengo tiempo para entrar a wattpad

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Ya los tenia muy abandonados, pero les juro que a penas y tengo tiempo, entre mi novia y las tareas a duras penas y tengo tiempo para entrar a wattpad. 😔

❝𝐂𝐚𝐥𝐥❞ [ʳⁱᵛᵃʳⁱ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora