¡Entre Pañales y Biberones!

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Subtítulo: Navegando por el laberinto de la alimentación infantil.

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Aquí estoy, navegando por el laberinto más enredado que la licencia de conducir. La alimentación de un baby es como andar en bicicleta sin manubrio: te puedes caer en cualquier momento.

Empiezo el día con una mamadera en una mano y un pañal en la otra, tratando de descifrar si tiene hambre, sueño o simplemente quiere hacer desorden. La cocina parece un campo minado de biberones, chupetes y pañales sucios que van apareciendo como setas después de la lluvia.

Cada mamadera es una apuesta: ¿La bebé va a chupar o va a escupir? A veces pienso que debería abrir una cuenta de ahorro para las mamaderas que se desperdician, porque entre el tiempo que se demora en tomar y el que se le escurre por la boca, estoy perdiendo más plata que en el Loto.

Y los pañales, ¡por el amor de Dios! Parece que se ha confabulado con las fábricas de pañales para ver cuántos puede llenar en un día. Cada cambio de pañal es una aventura en sí misma, con ella tratando de hacer pataletas y yo tratando de evitar que salpique más allá del área designada.

Pero no todo es un desastre. De vez en cuando, ella me sorprende tomando la mamadera como si fuera una profesional del rugby. Esos momentos son como un rayo de sol en un día nublado, haciéndome olvidar por un instante todas las manchas de leche en mi ropa.

Y aunque la alimentación sea un desafío constante, también es una oportunidad para aprender y crecer juntas. Porque al final del día, lo importante no es cuánto tome la bebé, sino cuánto amor le doy en cada mamadera y en cada cambio de pañal. Y con eso, creo que puedo navegar por cualquier laberinto que la maternidad nos depare.

Wna! La maternidad me tiene cansa' (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora