Capítulo 3 Yuria Shimizu

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―¿Qué es esto?

Mientras ordenaba el clóset de Touma, Minjun se encontró con una pequeña alfombra negra y le preguntó a Kenta por ella.

―Es la alfombra que usaba Touma cuando era un bebé, y nunca la tiramos porque a él le gusta mucho.

Minjun le dio una cálida mirada a la suave alfombra, y cuando una idea muy buena llegó a su mente, le llamó a Touma.

―Touma.

No era sorprendente que Kenta fuera un maestro de escuela primaria que aprobó el examen de nombramiento, solo no entendía por qué eligió ser un Yakuza en lugar de ser un profesor común. De lo que sí estaba seguro era de que el tono de voz de Kenta no debía ser escuchado excepto por personas con insomnio. Una prueba de esto sería la primera vez que Minjun acompañó a Touma a su clase con Kenta. Menos de un minuto después de que la clase iniciara, Minjun se quedó dormido, moviendo la cabeza de lado a lado como un muñeco con resorte.

Tal vez esta era la razón por la que los niños japoneses preferían convertirse en Yakuzas que en profesores de primaria. Touma logró superar su clase y ahora estaba dibujando con sus crayones en una hoja blanca en la sala de estudio.

―Sí mamá. Touma está aquí.

Touma corrió hacia Minjun con crayones en ambas manos.

―Touma. ¿Recuerdas cuando hiciste Kimbap con mamá la última vez?

Touma ladeó la cabeza tratando de recordar. Después de un momento sonrió y asintió.

―Sí, Kimbap.

―Sí, el Kimbap. Touma, ¿quieres jugar a envolverte como un kimbap?

―Quiero. Quiero.

No lo entendía del todo pero Touma alzó ambos brazos hacia Minjun mientras gritaba.

―Entonces deja tus crayones y lávate las manos.

―Sí.

―Touma será el arroz.

―Sí, Touma arroz. Rico.

Minjun extendió la alfombra negra y se aproximó a Touma. Lo abrazó y amblo dejó sobre la alfombra.

―¡Hoy serás un kimbap! Ya tenemos el arroz aquí.

―Sí, sí.

Touma se retorcía como si tuviera picazón en todo el cuerpo mientras reía. Minjun acercó una toalla amarilla, que había preparado con anticipación y la puso al lado de Touma.

―Esto será el rábano encurtido. Este kimbap solo llevará rábano hoy, por lo que se convertirá en un kimbap de rábano.

Minjun empezó a enrollar a Touma con la alfombra. Mientras estaba siendo envuelto Touma sonrió y estalló en alegría. Cuando la risa de Touma, la cual llenó la habitación, resonó en toda la casa del Jefe Yakuza que dominaba Tokio, se sintió una extraña sensación de heterogeneidad, pero Minjun estaba feliz.

―¿Oh? Ese lado del kimbap no está bien envuelto.

Cuando Minjun le hizo cosquillas a la alfombra, Touma se rio mientras se revolvía como una serpiente. Minjun volteó hacia Kenta, quien los miraba con cara preocupada y mientras se secaba las lágrimas de risa le dijo:

―Kenta, ¿Quieres unírtenos?

―No. No es eso...

Kenta negó con su cabeza mirando a Minjun, quien lo observaba como si hubiera sorprendido a un niño espiando.

―No.

Cuando Minjun aflojó el agarre de la alfombra el cuerpo de Touma brincó y salió de ella. Luego, el teléfono de Kenta sonó. Alejándose un poco del sonido de las risas, Kenta contestó el teléfono con ambas manos.

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