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Al día siguiente me levanté y hice mi rutina de siempre. Ayer no pasó mucho solo estuvimos la mayor parte del día hablando sobre nuestras vacaciones y de cómo sería este curso. Todos nos recordaban que este año debemos esforzarnos ya que el siguiente curso iríamos a la universidad.

Bajé a desayunar con mi tía y mi primo aún no se había despertado. Tomé un café y unas tostadas rápidamente y me fui para el instituto. El camino fue tranquilo y llegué al instituto con tiempo. Entré y fui a mi taquilla para coger los libros de hoy. Vi en el horario que hoy me tocaba literatura, joder. Metí lo que necesitaba en mi mochila y cerré mi taquilla. Al girarme me encontré de frente con una de las personas que, probablemente, odio más en este mundo.

—Mira, mira, si aquí tenemos a la rara del curso.—dijo Tessa poniéndose en frente mía.

—Tessa, déjame en paz por favor. Estamos ya en el último curo y tú sigues igual que cuando teníamos 12.—respondí frustrada.

—Es que es imposible no decirte nada, eres muy...—no la dejé terminar.

—Escúchame Tessa, deja de ser tan infantil de una vez.—me giré y me fui dejándola con la palabra en la boca.

Estaba ya harta de cómo me trataba. Desde los 12 años llevaba igual todos los años. Lo peor es que de pequeñas éramos amigas, hasta estuvo conmigo cuando murieron mis padres apoyándome. Pero cuando entramos al instituto empezó a juntarse con esas 2 víboras, Rachel y Helen, y entonces me empezó a dejar sola. Y sino era suficiente, también se empezó a meter conmigo. Por suerte conocí a Valery, la cual ha sido mi mejor amiga desde los 12 años. La cual es muy distinta a mi pero la quiero como si fuera la hermana que nunca tuve.

Dejé todos mis pensamientos a un lado y caminé hacia mi primera clase. Historia, menos mal que se me daba bien y siempre era una alumna sobresaliente en esa asignatura. Llegué y me senté esperando a que empezara la clase.

.•.•.•.

Las horas pasaron relativamente rápido y por fin tocaba última hora, lo malo es que era literatura. Fui a la clase y me senté donde siempre, al final de la clase. Poco tiempo después se fue llenando el aula. Valery se sentó delante de mi y se giró para hablarme.

—¿Qué tal el día?—preguntó sacando su botella de agua.

—Bueno, Tessa ya vino a molestar.—le dije y su expresión facial cambió.

—¿Hace falta que le pegue?—contestó enfadada.

—No hace falta que te rebajes a su nivel Valery. No dejé que se metiera conmigo porque me fui.—expliqué y ella sonrió.

—Muy bien Abril, eso es lo que tienes que hacer. No tienes que dejar que te afecte.—respondió y yo asentí.

Valery odia a Tessa y a sus dos amiguitas ya que siempre, desde el primer año han estado molestándonos, sobre todo a mi. Ella me ha defendido más de una vez, ya que años anteriores yo era demasiado tímida como para defenderme. Y los profesores nunca han hecho nada para que este comportamiento pare y una de las razones es que los padres de Tessa hacen grandes donaciones al instituto. Entonces les da miedo castigarla, reñirle o hasta incluso expulsarla ya que sus padres podrían dejar de dar esas cantidades enormes de dinero.

Todo el mundo dejo de hablar cuando el profesor Davis entró al aula. Fue directo a su escritorio y dejó su maletín negro. Vestía un traje negro, que parecía ser muy caro y obviamente, su expresión seria en su cara. Sacó unas hojas de su maletín y se puso en frente de la clase.

—Bueno, hoy haremos una pequeña prueba de sintaxis.—dijo firme y todo el mundo pegó un suspiro de frustración.—No contará para nota es solo para ver su nivel. No pierdan tiempo y saquen solamente un bolígrafo.

Empezó a repartir aquellas hojas con oraciones para analizar. Esperaba que no fueran muy difíciles pero cuando el profesor Davis puso la hoja sobre mi escritorio me dieron ganas de irme de la clase. Eran muy largas y no tenía ni idea de por dónde empezar. Vi como todo el mundo estaba centrado en su examen y escribiendo en él. En estos momentos de verdad que me sentía tonta. Dejé mis pensamientos a un lado y comencé a hacerlo.

.•.•.•.

—Quedan cinco minutos.—avisó el profesor Davis.

No puede ser. Mucha gente se había ido ya a sus casas y yo seguía sentada intentado hacer algo. Al señor Davis le iba a dar algo corrigiendo este examen. Solo quedamos 3 personas y esas dos personas que estaban en clase se levantaron, entregaron el examen y se fueron. Dejándome a mi sola con el profesor Davis. Él estaba en su escritorio sentado mirándome como yo terminaba el examen. A los dos minutos no había conseguido terminar cuando tocó el timbre.

—Señorita Evans entrégueme su examen por favor.—dijo serio y yo suspiré.

—Aquí tiene.—le extendí el examen para que lo agarrara.

Él lo agarró tocando mi mano haciendo que un escalofrío recorriera mi piel pero no le quise dar mucha importancia. Guardó mi examen en su maletín con los demás y me miró.

—Hasta mañana señorita.— se despidió y yo solo le di una pequeña sonrisa.

Me apresuré a salir de la clase ya que no quería pasar más tiempo a solas con él, me ponía nerviosa. Comencé a caminar hacia mi casa, pensando en lo que tenía que hacer. Además hoy tenía que pasar la tarde con Dylan ya que mi tía tenía que quedarse hasta tarde en la cafetería. Ella era dueña de una de las pastelerías/ cafeterías de la cuidad. A veces trabajaba con ella para ayudarla, y aunque no le gustaba dejarme mucho a cargo de Dylan ya que no quiere ponerme esa responsabilidad, hay veces que lo tiene que hacer. A mi me encanta pasar tiempo con Dylan ya que es un niño educado y cariñoso el cual me adora. A si que esta tarde me tocaba una tarde de juegos.

Mi querido profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora