Pastel de Cerezas: Nada es lo que parece.

En este otoño del sur, que apenas comienza, te doy la bienvenida al relanzamiento y versión mejorada de mi primer cuento, una breve comedia romántica, cuyo eslogan, buscará hacerle justicia (capítulo unitario)

Pues pese a que en algún momento, las pruebas demuestran todo lo contrario, definitivamente, Nada, pero nada es lo que parece.

Extraída de otra de mis obras, podría decirse, una suerte de Spin Off, pero muy a mi estilo y con ese sello personal que la vuelve única. Y sin olvidarnos de la piedra angular de mi vida: La música de fondo. Esta vez, insertada de otra manera.

Debo confesar que fue precisamente con ella que aprendí mis primeros pasos en el complejo srte de ... prefiero que lo descubras por ti mismo. Solo puedo decir que con el correr del tiempo, y modestia, aparte, resultó bastante bien.

¿Escenario archiconocido? Desde luego ¿Diálogos intensos? Sí, y también narración ¿Clichés? Claro, como un millón. ¿Asombrosa? ¡Pero por supuesto que sí!

Y entonces, ¿Qué tiene de especial? Descúbrelo por ti mismo. Con ella solo busco sorprenderte y refrescar tus momentos de lectura como nunca antes.

Un relato, adulto, dinámico, con narrador omnipresente, y un final inesperado. Y te advierto que bastante HOT, con un lenguaje diferente, llano y hasta explícito (A modo de que te vayas habituando a una de mis especialidades)

Espero que la disfrutes, te sorprendas y rías. Un millón de enredos ubicados en un bar de Londres, en solo unas cuantas horas. Te mantendrán atrapado.

Ahora solo me resta decir: Corre por tu Pastel de Cerezas, antes de que se agote.

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Todas las canciones de este breve cuento, las podrás encontrar en Spotify como: Cherry Pie Love Story The Ultímate Playlist.

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"Hay momentos en la vida que no se olvidan, y locuras que por su calibre...merecen ser repetidas"

Anónimo.

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Inserta la canción: Lucky You.
Traducción: Afortunada.
Banda británica : The Lightning Seeds

[Londres, Inglaterra.]

Había una vez, una chica solitaria y sus lentes, en compañía de un libro que la tenía muy acomodada en la kilométrica y lustrosa barra de un bar cualquiera en la bella ciudad de Londres.

El atardecer ya se iba retirando, para darle paso a una noche de viernes que prometía ser inolvidable, todo era perfecto ahí, la chica se sentía muy afortunada.

Porque no existe nada mejor que compartir el tiempo con las páginas de tu historia de amor favorita, esa que te engancha, te atrapa, te emociona, te hace reír y hasta llorar, pero sobre todo, te sorprende como algunos cuentos para adultos, iguales a este, por ejemplo.

Acompañada con una espumosa cerveza fría, y una canción flotando en el aire que hablaba de tener suerte, muy alegre y divertida, y, de paso, esa misma la hizo sonreír.

Pero de pronto, cuando ella menos lo esperaba, justo en medio de toda esa maravillosa atmósfera, irrumpió un chico muy alto que se sentó a su lado para hacer el intento de charlar e interactuar con ella.

Era un desconocido rubio, guapo, sexi, y parecía muy encantador...

----Buenas tardes.
----Hola---Dio un respingo en la silla al verse interrumpida. Giró un poco para mirarlo. Era guapísimo, aunque no parecía un actor.
----¿Puedo...? ---Él le indicó la silla al costado izquierdo.
----Adelante---respondió ella con aire de indiferencia. Estaba claro que solo fingía.
----Gracias, señorita, eres muy amable.