(⁠๑ • ๑⁠)

1.8K 112 42
                                    

Estaba jodida

Realmente no podía respirar, perdió todo. Cuando el día de su destierro se llevó a cabo, estaba segura que podría haber sido muchísimo más agresivo, eso era seguro.

Muchas veces había enfrentado a los exorcistas de su equipo, pidiéndole discretamente que a los niños del infierno no les hicieran daño, no tenían la culpa de haber terminado en ese repugnante lugar de infernal característica, nacer ahí no era su culpa

Aún así, avisaron a sus superiores de las ideas revolucionarias de aquella exorcista, le dieron la oportunidad de retraer esos pensamientos piedosos, los demonios eran demasiados, y si ellos no tenían un signo de piedad, ¿Porque ellos tendrían que tener piedad?

A pesar de eso, dudó de la superioridad del cielo, si eran lo mejor de los dos planos, y aquellos pensamientos debían ser castigados, pero se le dió otra oportunidad para que no la cagara aún más de lo que ya lo hizo anteriormente

Y por un momento así fue, dejó de cuestionar el porque, casi les dió el beneficio de la duda

Asi que cuando, en el día del exterminio, la vieron hacer aquel acto de piedad ciega, se dieron cuenta que Vagatha no iba a cambiar nunca su mentalidad

Debía ser castigada, y asi fué. Le arrancaron las alas en señal para que nunca regrese por su pecado, le arrebataron el ojo, si estaba viendo al infierno como un mejor lugar que el cielo, entonces no tenía el derecho divino de volver a verlos con ambos ojos

Y la abandonaron ahí abajo, agonizando en ese callejón donde dejó vivir a un niño pecador, su empatía se volvió pecado, ahora la pecadora era ella, y debía sufrir las consecuencias

Tal vez, ella en vida era agnóstica, por que esas dudas tan presentes no parecían de un creyente nato

Se arrastró hasta el lugar más estable del callejón y dejó su espalda golpear el acero frio del bote de basura, casi esperando que fuera frio, a pesar de estar en un lugar considerablemente caliente

Fue levemente satisfactorio sentir el frío en su espalda lastimada, aún podía sentir el revoloteo de sus alas, podía sentir la tensión de las mismas, sensaciones fantasma que la nublaban en un dolor incontrolable

Todo a su alrededor temblaba en una sensación de ansiedad al estar en una posición tan frágil como esa, cuenta los segundos que está ahí sin poder levantarse, tocando su cuenca ocular sin ojo, intentando retraer la hemorragia metiendo casi su puño en aquel hueco vacío, pero dolía como el mismo lugar donde ahora estaba

Estaba tan tentada a pedir ayuda a sus superiores, lamer las botas ensangrentadas de sus compañeros, pero sabía perfectamente algo

Ella no tenía la culpa, en realidad, ella hizo bien, y eso le traía un poco de paz

Ya había muerto y quedado en el cielo, así que supone que esta vez iba a morir, solo que no iría a ningún lado. Los muertos en el infierno no regresan, o al menos, no existen en ese infierno

Intentó moverse, buscando miradas que le pudieran ayudar con su situación actual, pero solo veía una guerra incesante, fuego vivo en un arrepentimiento

Era suponible que ella morirá en ese lugar

Contó el tiempo, y su sangre había dejado de brotar por alguna de sus heridas, entonces respiró profundo, su sangre dorada ahora solo parecía sangre seca

Fácilmente pasó una hora ahí, y el cansancio la empezó a invadir

Entonces cerró los ojos

































-Razzle, Dazzle, cuiden el apartamento mientras no estoy, ¿quieren?- mencionó suspirando la joven Morningstar, mientras salía del mismo complejo

Fácilmente podía vivir en cualquier lugar que le diera su padre, y en realidad era así, vivía en la base de lo que parecía ser un gran, pero de verdad, una gran mansión de la familia del infierno, quizás un capricho que el mismo señor del infierno le concedió a su hija para que viviera una vida de demonio independiente

Pero a pesar de eso, estaba en un apartamento, mejor dicho, un motel, pero ella les decía apartamentos por lo fácil que era conseguir un cuarto, que, el día del exterminio, alquilaba cercano al área del ataque principal, y buscaba demonios heridos a los que ayudar a recobrar fuerzas

Esta ocasión era la misma, caminó por todas las calles rojas de sangre de los pecadores muertos, casi sin asco, ya estaba tan acostumbrada a que estas cosas sucedieran, incluso antes del exterminio, era lo mismo en ese lugar, y para la princesa del infierno, no era más que un día cualquier

Mientras más caminaba, más pena abarcaba su corazón, no había señales de alguien con vida, y si lo hubo, probablemente ya habrán escapado de la masacre

Suspiró mientras ponía sus manos en su nuca, jalando su pelo rubio hacia atrás en una frustración por tener que ver esto una y otra vez

Nunca encontraba a alguien vivo, y menos alguien que quisiera su ayuda no sexual

Se recargó en una pared, intentando mantenerse tranquila en la situación que se encontraba, ya iba a caminar de regreso a su apartamento, cuando escuchó un lloriqueo bajo, casi como el de un gato recién nacido

Entonces recobró la esperanza de ayudar a alguien

Se adentró más al callejón en dónde miró sangre derramada ya seca, era sin duda una pena

Asi que cuando vio a alguien recargado en un bote de basura, se dió cuenta de donde provenía aquella sangre

Miró la figura de un ser femenino, con una mano en uno de sus ojos, mientras que el otro estaba cerrado

Aterrada de la idea de ver a alguien morir en su rostro, aclaró su garganta































Le invadió el pánico, alguien estaba ahí, su cuerpo se tensó y estremeció, no quería siquiera mirar la procedencia de ese sonido, pero suponía que si no hacía nada, iba a salir peor de la situación, asi que miró con su único ojo y levantó la mirada

Y ahí estaba, la última persona que imaginó, Charlotte Morningstar, la princesa del infierno, estaba enfrente suya, mirándola fijamente a la cara, como esperando una respuesta a una pregunta implícita

-Estas bien?- la rubia se agachó hasta la altura de la morena, acercando su mano lentamente, como si pidiera la aprobación para acercarsele y tocar

Aún tensa, permitió que su mano se acercara cada vez más a su rostro, tocando la mano donde cubría su cuenca ocular, su tacto hizo que bajara la mano de donde la ubicaba, mostrando el resultado que el exterminio causó en ella

La rubia jadeó asombrada, y rápidamente sacó unas vendas para enrollarlas en su rostro, cubriendo la herida con suavidad, para no lastimar a la contraria más de lo que ya estaba

-Soy Charlie, estoy aquí para ayudarte- terminó de vendar su rostro y colocó su mano en el hombro de la contraria, sintiendo los músculos tensos de la joven pecadora -¿Cual es tu nombre?-

-Vagatha- dijo en un tono realmente bajo, que la rubia pudo escuchar a la perfección

-Muy bien, Vagatha, disculpa si esto te resulta incómodo- dijo, para posteriormente cargarla en posición nupcial, asustando levemente a la contraria, sintió un sacudo de su parte -Tranquila, te llevaré a un lugar seguro- finalizó

¿Existe un lugar seguro en el infierno?

¿Como funciona la paz en el infierno?

Tan pronto como sintió a la Morningstar caminar fuera del callejón, sintió como su único ojo se cerraba peligrosamente

Y tan pronto como se cerró, la morena se desmayó en sus brazos

Tacto infernal || chaggieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora