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YoonGi estaba seguro de que amaba a su novio, tenían un bonito apartamento, un auto, carreras universitarias completas y un trabajo que ambos disfrutaban.

JiMin había alcanzado todas sus metas, o al menos aquellas de las que él tenía conocimiento, esas que escuchó en noches donde durmieron juntos o miraron por la ventana a altas horas de la madrugada, YoonGi estaba seguro que quería estar con su novio por mucho tiempo... por la eternidad, se atrevería a decir...

YoonGi solo quería que su propuesta fuera única, veía a sus amigos, y JiMin siempre había mirado con una sonrisa tranquila cada vez que fue involucrado en los planes de una propuesta sorpresa. Pero sin ningun brillo en sus ojos, no como el que veía cuando recibía sorpresas inesperadas, se alegraba sinceramente pero lo que a veces le resultaba extraño era el comportamiento luego de toda la expresividad que expresaron en ese momento. Y de alguna forma eso había desanimado a JiMin sobre un boda y todo lo relacionado con la propuesta, pero no es como si no la quisiera.

Ellos ya habían hablado de un compromiso, de hacerlo a través de un papel que se lo confirmaría al mundo, pero YoonGi había escuchado a JiMin muchas veces hablar acerca de lo que esperaba de su relación conjunta, mucho antes de vivir juntos. Su novio tenía muchas rutinas, desde su forma de dormir, sus comidas, incluso la forma en que ordenaba sus ropas. YoonGi aprendió a aceptarlo porque JiMin también coexistía junto a sus rutinas, de los días que pasaba a producir hasta que sus ojos se agotaban y solo paraba las veces que necesitaba usar el baño porque a veces su novio se coloba en el estudio y lo alimentaba con su mano...

YoonGi agradecía que JiMin fuera tan compresivo respecto a su tiempo de componer y producir. En la industria musical, su tiempo juntos era limitado, esconderse de los reflectores porque la sociedad iba a juzgarlos e incluso al principio lo ocultaron del grupo.

Realmente ambos habían negado hasta la médula un compromiso formal cada vez que salía el tema de conversación, pero en secreto se habían confesado que portar algo que los identificara sería lindo... YoonGi realmente nunca había pensado que podría casarse, no era algo que buscara o siquiera soñara en un futuro, tampoco pensó que se enamoraría de un chico como JiMin. Al principio el tiempo juntos era solo por trabajo, riendo de malos chistes o bebiendo un poco.

JiMin llegó a transformar todo su interior con solo sonreírle... disfrutaban del tiempo juntos. Y antes de que pudiera procesarlo por completo, comenzaron las citas en el estudio donde al principio JiMin solo llegaba a verlo tocar el piano para luego abrazarlo por la espalda y seducirlo hasta que lograra que YoonGi lo sentara en su regazo y lo besara. YoonGi no lo recuerda exactamente, pero se había enamorado...

JiMin sacudió su interior, y eso no le incomodaba. Estaba más que feliz de llamarlo novio.

Y para JiMin no era diferente, no sabe si fue porque YoonGi era alguien que podía lucir tan maduro y al mismo tiempo ser el mismo hombre que llegaría a su cuarto a pedirle mimos. Pero se sentía enamorado de él... quizás fue por aquel comentario donde le decía suyo, o talvez esa forma delicada en que sostenía sus manos. TaeHyung solía bromear sobre el tamaño pequeño de su mano, pero YoonGi las miraba como lo más bonito del mundo, jugaba con ellas y usualmente al ir el la camioneta o en el elevador solían entrelazar sus meñiques siendo cubiertos por sus propios abrigos.

Cuando YoonGi le planteó el compromiso de una relación, JiMin solía entusiasmarse, pero luego de ver algunas propuestas y lo que pasaba después con la pareja le resultaba incómodo... quizás lo pensaba mucho, pero no entendía porque siempre perdían el brillo de estar enamorados, temía que luego de casarse o portar un anillo, su relación con YoonGi cambiara, le había expresado sus pensamientos a su novio quien le había comprendido y consolado, diciendo que eso no le pasaría a ellos, porque creía que su amor era único... y JiMin le creyó...

No estaba en contra de que se casaran, solo no quería que su vida amorosa se volviera una rutina... que esa emoción no se perdiera...

Ambos sabían que sus pensamientos iban en la misma dirección... y quizás muy pronto tendrían una ceremonia en la playa, en las montañas o incluso en el aire...

Tanto YoonGi como JiMin solo querían seguir amándose... como habían hecho hasta ese momento...

A 13 cartas de DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora