Querido Diario

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Era un sábado de bufanda, un sábado que me encontró desvelado.
Ese mismo día, pero hace unas horas atrás, conocí a "Insomnio". Me rogó para que sea su amigo. Confundido e intrigado por la desesperante propuesta, acepté para que luego él, se apoderara de mi. Luego de eso, me dijo: "¡cuantas veces te has sentido, como árbol sin su tierra, amigo mío!" Me invitó a dar un paseo nocturno por el bosque.
Este ser parecía conocer cada rincón del bosque, como si fuera su hogar, y sus palabras resonaban en mi cabeza de manera inquietante. Me hablaba de la soledad; de como que consume el alma y de la sensación de estar perdido, como un árbol sin su tierra.

Mientras avanzaba por el bosque, puede sentir como está extraña compañía desapareció. Mis ojos vieron una luz a la distancia. Pero justo cuando pensaba que estaba a salvo, una voz rompió el silencio del bosque. Al girarme, me encontré con el mismísimo diablo con su característico "rastrillo", y a la muerte, con una botella en la mano. parados frente a mí, con una sonrisa maliciosa en sus rostros. Aunque al principio sentí un escalofrío de miedo recorrer mi espalda, pronto me di cuenta de que no estaban allí para hacerme daño, En lugar de eso, el diablo y la muerte parecían haber cambiado. Ya no eran las figuras aterradoras que conocía, sino más bien compañeros inesperados en este extraño viaje por el bosque. Comenzamos a hablar; me contaron de sus vidas: de sus triunfos y sus fracasos. A pesar de la aparente camaradería con el diablo y la muerte, un instinto de precaución seguía resonando en lo más profundo de mi ser.

Aunque compartimos risas y conversaciones, una voz interna me recordaba constantemente la verdadera naturaleza oscura de estos seres. Por más amigables que parecieran en ese momento, no podía ignorar las advertencias de mi intuición. Sabía que el diablo y la muerte representaban fuerzas poderosas y peligrosas, y que cualquier relación con ellos podría tener consecuencias desastrosas. Esas dos fuerzas empezaron a actuar de una manera extraña. Se quedaron quietos, y me dejaron caminando solo. Observé disimuladamente cada movimiento que hacían, tratando de comprender su repentino cambio de comportamiento.

Mientras caminaba, distraído por los pensamientos que giraban en mi mente, no me di cuenta de la súbita tensión en el aire hasta que fue demasiado tarde. De repente, el diablo y la muerte se lanzaron hacia mí con una notable ferocidad, aprovechando mi distracción para intentar atacarme. Instintivamente, me lancé hacia un lado, esquivando sus garras afiladas y luchando por mantenerme en pie.
Recuerdo que me escondí tras la niebla, y miré al infinito, a ver si llegaba ésa que nunca iba a venir.

Mientras me ocultaba, observaba con cautela a mi alrededor, asegurándome de que el diablo y la muerte no me siguieran.

Fue entonces cuando esa anterior luz tenue que había visto, volvió a brillar en la distancia, llamándome hacia ella como un faro en la oscuridad. Con el corazón lleno de esperanza, seguí el destello, confiando en que me llevaría a un lugar seguro lejos del peligro que acechaba en el bosque. Con cada paso que daba hacia la luz, mi cuerpo se relajaba y podía ver la libertad y la seguridad que otorgaba. Aunque sabía que mi escape estaba lejos de ser garantizado, sentía una renovada determinación ardiendo en mi interior, impulsándome hacia adelante.

Al llegar hacia la luz, noté como volví al campamento. Pude apreciar una felicidad indescriptible en la mirada de Max, quien estaba enfrente de mí. Sus ojos brillaban con fe, como si hubiese sabido que me perdería en el bosque y volvería a salvo.

Max: lo hiciste amigo mío.

Max tomó mi mano y me guió  hacia mi cabaña. Una inusual sensación de protección me envolvía. Aunque quería hablarle, mis palabras parecían atrapadas en mi garganta, ahogadas por la abrumadora protección que sentía en ese momento.

Al llegar a mi cabaña, me sentí lleno de gratitud hacia Max por su apoyo y guía durante ese momento difícil en el bosque. Estaba a punto de expresarle mis más sinceras gracias, cuando noté que ya no estaba a mi lado. Esto me sorprendió y me dejó un poco desconcertado.

A pesar de ello, sentí que la mejor opción en ese momento era simplemente entrar en mi cabaña, dejar de lado las preguntas sin respuesta, y permitirme descansar.

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⏰ Última actualización: Mar 14 ⏰

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En La Esquina Del Olvido, Se Pierden Los RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora