En un mundo donde la oscuridad y la luz entrelazan sus destinos, surge la historia de Sakura, una joven decidida con la fuerza de la luz, y Suguru Geto, un enigmático antagonista seducido por las sombras y un mundo en el que los fuertes no deban mor...
Una tarde serena, Suguru invitó a Sakura a un jardín secreto que descubrió en sus andanzas. A medida que caminaban entre flores vibrantes y árboles antiguos, Suguru notó la fascinación en los ojos de Sakura por la belleza natural que los rodeaba.
"Sakura, hay algo que quiero compartir contigo", dijo Suguru, llevándola hacia un rincón tranquilo del jardín. Allí, había preparado un pequeño espacio con luces suaves y una manta para sentarse.
Sorprendida, Sakura se dejó guiar y se sentaron juntos. Suguru sacó un libro antiguo con páginas desgastadas y comenzó a recitar un poema que había encontrado en sus viajes.
Las palabras fluyeron como un susurro melódico que resonaba con la esencia misma del jardín.
A medida que Suguru recitaba, Sakura sintió una conexión profunda con las palabras y la atmósfera mágica del lugar. La pasión y la poesía tejieron un vínculo entre ellos, y Sakura se dio cuenta de que Suguru estaba compartiendo un pedazo de su alma a través de esas palabras.
Al finalizar, Suguru cerró el libro y miró a Sakura con una intensidad apasionada. "Este poema me recordó a ti, a la belleza que traes a mi vida".
"Y me inspiró a escribir uno, por favor no te rías de mi... te lo leeré, espero que te guste" dijo Geto, con un leve sonrojo en sus mejillas.
Sakura asintió levemente, ya sonrojada, se sentía en el cielo antes de que comenzara a leer.
Bajo el éter de la noche estrellada, donde las sombras y luces se entrelazan, surge una flor de rara belleza, Sakura, tú, mi dulce rareza.
En tu mirar, la aurora despierta, una danza eterna, una puerta abierta. Entre pétalos de sueños tejidos, hallé un rincón donde mis anhelos sonidos.
Tus pasos, notas en el silente jardín, una sinfonía de amor, un fin y un comienzo. Sakura, tú, flor que despierta la piel, en este poema, mi corazón te revelo.
En la danza de la noche y la aurora, tu esencia, mi musa, mi historia, como pétalos que caen al viento, marcamos el tiempo en este momento.
Así, en el jardín secreto del alma, donde la poesía y amor se entrelazan, Sakura, mi dulce rareza, te dedico este poema, mi promesa.
Conmovida por la emotiva experiencia, se acercó a Suguru y le tomó la mano. "Es el gesto más hermoso que alguien haya tenido conmigo, fue tan lindo que no sé qué decir, eres un romántico, Suguru".
Ambos rieron levemente. sí, el romántico era Suguru.
"Déjame demostrarte cuánto me gustó..." Dijo Sakura, inclinándose hacia adelante y robándole un beso, que fue correspondido rápidamente.
En ese momento, entre las páginas desgastadas de un antiguo y la serenidad del jardín, Suguru y Sakura compartieron una conexión única, fortaleciendo los lazos entre ellos. La belleza del instante resonó en sus corazones, marcando otro capítulo especial en su historia entrelazada.
———
En medio de un campo de batalla envuelto en la neblina de la incertidumbre, Sakura se encontraba enfrentando una amenaza maldita formidable, era un categoría especial.
Con mucha dificultad ella logró hacerle frente, pero Sakura era tan solo de primera categoría. Aún así, había estado enfrentándolo de manera formidable.
Suguru llegó justo a tiempo para, con una de sus maldiciones, apartar a la pelinegra de la maldición, pero se desconcentró, su atención estaba el Sakura, en saber si estaba bien, si se había lastimado de gravedad o si siquiera se encontraba consciente.
Entonces la maldición de aspecto asqueroso se acercó lo suficiente a Suguru como para herirlo, lo empujó con tal fuerza que quedó inconsciente por un par de segundos, los reflejos de Geto eran de los más admirables, su hablilidad era increíble, pero el era la que la hacía destacar.
Lucho ferozmente hasta lograr exorcizarla, era una increíble adquisición, pero, si el precio a pagar era la salud de su chica, entonces esa cosa no valía lo suficiente.
La tensión colmaba el aire cuando Sakura, con una expresión decidida, se acercó a Suguru.
"Suguru, hay algo que necesito que sepas", comenzó Sakura, su mirada reflejando una determinación que desafiaba la oscuridad circundante. "Desde el momento en que nuestras vidas se entrelazaron, algo cambió en mí. Tu presencia, aunque marcada por la maldad, también ha despertado un fuego que creía apagado".
Suguru la observó con atención, intrigado por las palabras de Sakura. "¿Qué estás tratando de decir, Sakura?"
Sakura colocó su mano con suavidad en el rostro de Suguru, buscando sus ojos con sinceridad. "Te amo, Suguru, siento que no te lo he dicho lo suficiente, eres alguien que ha desafiado mi propia comprensión de la luz y la oscuridad".
Suguru, sorprendido por la revelación, asimiló las palabras de Sakura. "No sé cómo manejar esto, pero sé que tampoco quiero alejarme de ti", confesó Sakura, su voz llevando consigo un eco de vulnerabilidad.
"Tu oscuridad ha hecho que cuestione mis propias convicciones, y aunque nuestro camino sea incierto, quiero descubrirlo contigo". Dijo, sosteniendo su mirada.
Sakura vaciló por un momento, luchando con sus propios demonios internos. "He intentado cambiar tu destino, pero ahora veo que tal vez era mi destino cambiar junto contigo".
El aire se cargó de tensión mientras Suguru extendía la mano hacia Sakura, como si ofreciera una elección ineludible. "Sé que juntos encontraremos un poder que nunca podríamos alcanzar por separado".
Sakura, sintiendo la llamada de lo desconocido, bajó la guardia. "Quizás... tal vez hay algo en tu oscuridad que necesito entender".
En ese momento, Sakura se rindió ante la complejidad de la conexión entre ambos, abrazando la oscuridad que había intentado cambiar. La dualidad entre luz y sombra se entrelazó de manera inextricable, dejando a Sakura sumida en un abrazo ambivalente que transformaría su destino de maneras impredecibles.
En ese momento entre ellos, la verdad se desplegó como un hilo que conectaba sus almas en un tejido complejo de amor, desafiando las barreras establecidas por el destino y demostrando que, incluso en la oscuridad, el corazón puede encontrar su propia luz.
Y así, regresaron a Tokio, Suguru le presentó a su familia, su hogar, sus principios y su mundo...
Ella no entendió cómo estuvo ciega alguna vez, Suguru Geto era la persona que cambiaría el mundo de le hechicería y cualquiera que no lo entendiera, estaría completamente loco.
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