yo nunca.

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— ¿Jugar? ¿A qué quieres jugar?

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— ¿Jugar? ¿A qué quieres jugar?

— No lo sé, ¿yo nunca? La que lo hizo paga con un shot.

— No tengo alcohol aquí. Si quieres puedo bajar...

— Ni se te ocurra salir de este cuarto— soltó una pequeña risita avergonzada al darse cuenta de lo desesperada e impulsiva que fue su reacción, pero se tranquilizó al ver la sorpresa y el deseo en los ojos de la otra chica—. La que lo hizo paga con una prenda, solucionado— una sonrisa traviesa se extendió por su rostro, y Rosé imitó el gesto.

— ¿Y si gano, qué me das?

Lalisa deslizó su mano por la nuca de Rosé, luego por su brazo, hasta alcanzar su mano y juguetear con sus dedos. El tierno gesto en medio de tantas palabras sugerentes hizo que el corazón de Roseanne se acelere.

— ¿La posibilidad de verme desnuda no es suficiente premio?— Roseanne casi se atora con su propia saliva al escuchar eso, y la menor volvió a soltar una risa dulce, cambiando su voz a un tono mucho más suave— Mentira. Ganas un beso— añadió, sus ojos brillando en anticipación.

— ¿Solo uno?

—Dos— Lisa entrelazó sus dedos con los de Rosé— . Un beso en la boca─ la miró a los ojos con gesto inocente— , y otro en donde tú prefieras.

La sonrisa de Rosé se hizo más grande. Estaba adorando este lado juguetón de Lisa, el cual no había explorado mucho en el pasado. Solía ser más tímida, solamente tomaba este tipo de iniciativas cuando estaba verdaderamente cegada por la lujuria, o había algo de alcohol de por medio. Pero tenerla de esa forma, hermosa, coqueta, y desbordando confianza, estaba haciendo que las rodillas de Rosé tiemblen.

— ¿Y si ganas tú?

— Te pondré un castigo.

— No es justo. ¿No quieres un beso también?

— No seas impaciente, Rosie. Yo decidiré el castigo. Tranquila, no será nada muy malo.

— Ese "muy" me asusta un poco.

— Confía en mí— Lisa apretó sus dedos juntos mientras la miraba a los ojos.

Roseanne soltó un suspiro y asintió. Se separó de Lisa y se sentó en la cama.

— Está bien. Ven aquí.

— Ni creas que me vas a llevar a la cama tan rápido.

Rosé rió y sintió que el calor subía a sus mejillas. ¿En qué momento su dulce Lisa se había convertido en este sueño de mujer?

— Solo quiero que te pongas cómoda para jugar.

— Prefiero comenzar desde aquí— balanceó sus piernas y bajó la mirada, para soltar sus siguientes palabras en un susurro—. Me gusta cómo me miras.

teenage dream ✧ chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora