El Despertar

46 3 3
                                    

Andrew

15 de Diciembre, 7:27 a.m. - Dormitorio de Andrew

-Andrew: ¡¡No, no me dejes!!--

Andrew gritó al despertar dentro de su propia cama. Su frente estaba cubierta de sudor, ¿tal vez por el miedo? ¿Quizás por el calor? ¿A lo mejor por ambos? No estaba seguro.

-Sólo un mal sueño…- Susurró para sí mismo, esperando que sus padres no escucharan el grito que pegó.

Dos años. Habían pasado dos años desde la última vez que habló con Jake, debido a que ese mismo año él.....

-Andrew: Realmente deseo que todavía estuvieras aquí… conmigo.

Le dijo a nadie en particular. Tenía ganas de llorar, pero no valía la pena, Jake ya se había ido hace mucho. Andrew se levantó de la cama y comenzó a vestirse, poniéndose el uniforme escolar. El atuendo estaba compuesto por una camisa blanca de manga larga y cuello en pico, un cinturón y unos jeans y zapatos negros. No estaba tan mal, pensaba siempre.

Cogió su mochila y la llenó con sus cuadernos y libros de texto. Cuando se la puso en su espalda, casi se cae hacia atrás por lo pesada que era.

-Uff, ¿por qué mamá no puede simplemente llevarme allí en lugar de caminar?- Pensó para sí mismo. Esa cosa pesaba minimo cinco kilos, ¿Pesaba mucho o simplemente es que es muy débil? Concluyó que ambas cosas.

Salió de su habitación y entró al baño, abrió el grifo para lavarse la cara y las manos con jabón. Lo cerró y empezó a cepillar sus rizos con un cepillo que tenía su madre.

-Andrew: Eres guapo, en el fondo todo el mundo es bello...

Dijo que mientras se miraba la cara en el espejo, la consejera de su escuela le recomendó que dijera esas palabras en voz alta para motivarse cuando se mirara al espejo todas las mañanas. De alguna manera, esas palabras le daban algo de autoestima.

Andrew salió del baño y bajó las escaleras, donde su madre estaba lavando los platos y el padrastro de Andrew estaba fumando un cigarrillo mientras estaba sentado en la mesa de la cocina. Tanto la cocina como el salón de su pequeña casa estaban conectados entre sí.

-Andrew: ¡Buenos días mamá!

Dijo alegremente. Ella siguió lavando las cucharas y tenedores que estaban en el fregadero y solo miró a Andrew de reojo por un momento, devolviendo su atención a los platos sucios.

-Madre de Andrew: Siéntate en la mesa, ¿Quieres?

Ella respondió como si no le quedara energía. Su cabello negro y desordenado la delataba, ya que normalmente lo tenía liso. Andrew permaneció en silencio, su sonrisa se desvaneció, para luego sentarse en la mesa de la cocina con su padrastro, dejando su mochila en el suelo.

Ninguno de ellos tres hablaban, el único sonido que se podía escuchar era el de los platos que la madre de Andrew estaba limpiando y el televisor de la sala transmitiendo las noticias del día. Andrew empezo a sentir ansiedaf, odiaba las situaciones en las que la gente no quería hablar por vergüenza o ansiedad, lo que sólo creaba más tensión en el ambiente.

-Andrew: Así queeeee ¿Qué hay para desayunar?

Preguntó en un intento de romper el hielo. Su padrastro finalmente dirigió su atención hacia él.

-Padrastro de Andrew: Joan, hoy te toca a ti.

-Joan: ¿¡Qué!? ¡¿Qué diablos estás diciendo?! Preparé el desayuno y la cena ayer, hoy te toca a--

-Padrastro de Andrew: ¡Me importa una mierda! ¡Ve a preparar algo ahora mismo!

El hombre gritó, Joan, furiosa, de la nada le arrojó un plato, afortunadamente fallando el tiro.

-Joan: ¡¡¡ESTOY CANSADA DE HACER TODO EN ESTA CASA!!!

-Padrastro de Andrew: ¿¡CÓMO TE ATREVES A LEVANTARME LA VOZ, PUTA!? ¿¡QUIERES QUE TE DE UNA PALIZA!?

Se gritaron unos a otros. Andrew estaba lleno de miedo, llorando en ese momento. Salio de la silla, agarró su mochila y corrió hacia la puerta principal.

-Joan: ¡¡¡Todo esto es culpa tuya, malnacido de mierda!!!

Le gritó a Andrew, antes de que el hombre la abofeteara por no mantener la boca cerrada. Andrew salió corriendo, su frágil corazón latiendo muy rápido y hiperventilanfo, hasta llegar a una distancia segura de su casa.

-Andrew: *uff* *uff* *uff*

Jadeaba por aire. Estaba sin aliento y tenía los ojos cubiertos de lágrimas, ya a estas horas de la mañana. Su día estaba arruinado, pensó.

El niño echó un vistazo a su reloj de Spider-Man de cinco dólares: 7:44 a. m. Las clases comenzaban alrededor de las 8 am, quería al menos no tener un mal día en la escuela por llegar tarde, así que debia apurarse.

Agarrando fuerte las asas de su mochila y todavía con las piernas temblando, Andrew continuó caminando, esperando que El Despertar que acababa de tener no fuera tan malo como su día escolar.

𝘓𝘢 𝘗𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳a 𝘈𝘭𝘮𝘢 [ESP] || FNaF Avatar AU, Capítulo 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora