Capítulo 3

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Los chicos se van alejando de la escuela, pero Gera se acerca a Lisan un poco apurado y le dice.

—Lisan, necesito un favor. Llévame a casa en la moto para buscar el arco y llevarlo al refugio.

—Si claro y de paso buscamos algo que también quiero llevar.

Lisan se acerca a su moto mientras saca las llaves y quita la alarma, toma un casco y le entrega el otro a Gera. Ambos suben para darle un hasta luego a sus amigos que irán a pie al refugio. Deli, algo desorientado, dice.

—¿A dónde van?

—Es obvio que Gera va a buscar su nueva adquisición —responde Cris con una sonrisa astuta.

—Cierto y Lisan seguro quiere buscar algún objeto sofisticado para el entrenamiento —agrega Leo, asintiendo con aprobación.

Llegan a la entrada donde Deli tiene que usar su magia para abrir la puerta secreta, bajan las escaleras con Leo al frente y su puño envuelto en llamas mientras enciende las antorchas colocadas por ellos anteriormente.

Con casi todas las habitaciones ya iluminadas, Cris se dispone a ir solo a explorar el lugar que era bastante grande. Se adentró en una de las habitaciones que no tenía antorchas ardiendo, por lo que comienza a usar los destellos de sus rayos reducidos para alumbrar el camino. Con la iluminación que le brindaban sus chasquidos, Cris observa los alrededores, y de pronto.

—¡AAAAAAAAAHHHHHHH!

Se oye un grito algo afeminado que se escucha en todo el lugar. Leo rápidamente se dirige al lugar de donde proviene el grito, enciende la antorcha y encuentra a su amigo con sus piernas y una mano clavadas entre la pared y el techo, mientras con la otra apunta a una esquina de la habitación. Leo gira su cabeza y salta.

—¡AAAAAAAAAAAAAHHHH!

Suelta otro grito, se puede decir que un poco más agudo que el anterior y comienza a lanzar llamas a todos lados. Deli corre en dirección a los gritos y los destellos provocados por las llamaradas arrojadas por Leo y cuando llega encuentra a Cris en la misma posición, observa lo que les causó ese susto a sus amigos y empieza a reír. Luego de burlarse hace un movimiento con su puño en forma de gancho, lo que hace que se levante un pilar de tierra que aplasta la araña contra el techo. Cris, ya más calmo, baja del techo y suelta un suspiro.

—Aquí no ha pasado nada —dice con una voz que intenta ser firme.

—Exacto, esto jamás pasó. Comencemos a preparar esto para entrenar —afirma Leo, intentando infundir confianza en sus palabras.

Mientras esto pasaba, Lisan y Gera ya habían buscado el arco y se dirigían a casa de los Speedywind. Gera, curioso, le pregunta.

—¿Qué vamos a buscar? —su tono denota una mezcla de emoción y ansiedad.

Lisan, con un aire de misterio, le responde.

—Ya verás —su voz es un susurro lleno de promesas.

Entra rápido a su casa y regresa al poco tiempo con dos piezas grandes envueltas en papel, se las entrega a Gera que iba bastante cargado y montan de nuevo en la moto para ir a su refugio.

En el refugio, ya todas las habitaciones estaban iluminadas, tenían unos maniquíes de piedra preparados para el combate y una mesa en la habitación más grande. Leo, algo impaciente, comienza a practicar algunos movimientos de artes marciales. Cris se le acerca y le dice.

—Eso nos los tienes que enseñar.

—Claro, por mí no es molestia —responde Leo con una sonrisa.

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