Tocando con las palmas de mis manos el borde de la camilla recién usada, me limite a guardar y limpiar todo sin decir ninguna palabra, aunque Laila estuviera fuera con su móvil tecleando y lanzando miradas de preocupación, estaba alterada, mi cabeza no estaba donde tenía que estar, no paraba de recordarle y me frustraba mucho.
-Oye Ivy, tu y yo vamos a comer ahora -me cogió del antebrazo después de guardar un par de cosas en un cajón y me tiro fuera de la cabina cogiendo el bolso y yéndonos fuera-
Bendito aire.
-No tengo ganas de hablar del tema, estoy igual de impactada que tu, por favor distráeme para que no piense en ese ingenuo, gracias - aprete los labios formando unos pequeños hoyuelos en mis mejillas mirándole a la espera de otro tema mientras mi cabeza hacía de las suyas, odiaba el control que estaba ejerciendo sobre mí-
- Mmm... siempre puedes optar por denunciarle y poner una orden - entramos en un restaurante con ambientación griega muy bonitos, donde sus aposentos eran de piedra con cojines azules color oscuro encima de ellos, bebió de su copa de vino blanco y como no, pedimos la botella entera-
-¿Qué? Bueno, no lo había pensado... es que... -miro a otro lado y luego a ella, me intimida un poco cuando se pone sería-
-¿No quieres hacerlo? Está bien, lo de hoy pudo ser una casualidad, y simplemente estaba de paso, eres reconocida en tu ámbito, es normal que se presente clientela, pero, ya sabemos como dejo a tu corazón de pollito la última vez, te quiero pero no voy a soportarte otra vez depresiva, llorando, comiendo todo el helado que puedas y viendo la misma serie una y otra vez- vuelve a beber de su copa picando un poco de los palitos de pan con hummus que nos trajeron como entrante-
-Lo sé, pero éramos muy pequeños, teníamos 15 años Laila, hay personas que maduran -ruedo los ojos resoplando cuando le veo levantar de nuevo la ceja al escucharme decir esa frase- de acuerdo, lo pensaré.
-Ivy, no voy a seguir escuchando a tu yo de 15 años ni a tus entrañas aplaudir por alguien así, por favor, tenemos una edad, 26 años Ivy! -nos traen la comida, no le queda otra que callarse mientras me asesina con la mirada, pero también veo preocupación en ella y me tranquiliza un poco, a mi me sirven Souvlaki de pollo con pan de pita mientras que a Laila le sirven Musaka o para que me entendáis Lasaña de berenjena-
-Si, lo sé -como un pedazo de brocheta de pollo, mientras espero otra flecha de su parte-
-Te dejó plantada, con 15 años y simplemente se marchó, no te dijo absolutamente nada, desapareció sin más, quien te dice que no volverá hacer lo mismo... -alarga el brazo rozando nuestras manos y toca esta- Te mereces algo mucho mejor que él, y si, puede ser complicado, esta buenísimo, es atractivo -le miré ahora yo con una ceja levantada con media sonrisa puesta en el rostro- ¿Qué? Tengo ojos como todo el mundo y sé perfectamente como es físicamente pero mucho tuvo que cambiar para que no suceda lo mismo-
Seguimos con la comida, estaba disfrutando de ella ya que dejó el tema a una parte empezando a hablar del trabajo y futuros proyectos que tenía en mente, me encanta verla tan feliz con lo que se propone.
-Ay! Ya se que podemos hacer - con una sonrisa en la cara bastante amplia, junto sus manos por delante de su cara mirándome con ansias, me esperaba cualquier cosa ahora mismo- Nos vamos a la discoteca a mover ese pedazo de cuerpazo que me cargas y así pescas a alguien olvidándote de Cayden-
No me dio tiempo a responder y por poco tiro el sorbo de vino blanco que acababa de beber, por pocas me atraganto, me cogió del antebrazo de nuevo, paguemos en la entrada del restaurante y nos fuimos a casa a cambiarnos de ropa.
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Crescendo
Teen Fiction(en proceso) Ivy una tatuadora en un viejo estudio en Nueva York y que desahoga sus lágrimas en el boxeo, se muda a su antigua ciudad natal; Los Ángeles al conseguir una buena oferta de trabajo. Creció su fama en redes por su trabajo, y le ayudó ec...