Capítulo 8

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Han pasado tres días y no he vuelto a saber de ella desde nuestro último encuentro en el restaurante.

Todavía no puedo creer cómo deje que todo esto pasara. Becky, mi mejor amiga, ¡mi hermana! La chica dulce y tímida que inicio la amistad ¿cómo olvidar ese día?

𝑭𝒍𝒂𝒔𝒉𝒃𝒂𝒄𝒌

Los sollozos de una niña captaron la atención de Freen. La pequeña pelinegra de 5 años observó de un lado a otro sin encontrar la causante del lamentable sonido.

Caminó un poco curiosa, dejándose guiar por el llanto apagado, y finalmente lo encontró.

Bajo la sombra de un manzano, una pequeña castaña se encontraba en ovillo sobre las raíces de este. Un bonito vestido turquesa la vestía, el cual resaltaba su delicada piel porcelana.

- Oye tú

La pelinegra se detuvo frente a ella curiosa. Se veía tan frágil y delicada en el césped, rodeada de pequeñas flores silvestres.

La niña alzo su mirada, permitiéndole a Freen ver el hermoso tono café de su mirada. Unos bonitos labios de un rosa natural, y sus mejillas fuertemente teñidas de rojo. De ellas resbalaban húmedas lágrimas que descendían hasta su mentón.

- ¿Qué te ocurre?

La pequeña sorbió y se puso se pie rápidamente, alisando su vestido y negando frenéticamente.

- No es nada.

- ¿Por qué lloras?

La pequeña castaña de acento canadiense bajo la mirada a sus pies y jugueteo con ellos en señal de timidez.

- Un niño me quitó mi osito de peluche.

La pelinegra parpadeó mirando el puchero de la castaña y giró de un lado a otro en busca del causante de aquellas lágrimas. En aquel parque habían muchos niños pero solo divisó a uno con un peluche.

Freen frunció el ceño y caminó hasta él, más que decidida. Su objetivo era simple. Recuperar el peluche de la bonita niña.

- ¡Oye, eso no es tuyo!

Un niño pelinegro dos años mayor apartó la mirada el oso para ver a la pelinegra con expresión de fastidio.

- ¡Ni tuyo!

- ¡Devuélveselo!

- Vete niña, deja que venga a buscarlo ella.

Las mejillas de la pelinegra enrojecieron, y al instante saltó sobre el niño a modo de ataque.

- ¡Bájate, déjame!

- ¡Dije que le devolvieras el peluche!

Freen lo golpeaba en el suelo mientras él intentaba apartarla entre sollozos.

- ¡Mamii!

- ¡Si, llama a tu mami niño llorón!

-¡Tómalo, tómalo!

Lanzó el peluche y solo entonces la pequeña se levantó, permitiéndole la huida.

- Cobarde.

Tomo el pequeño peluche y limpio un poco la tierra antes de ir hasta la rubia y devolvérselo.

- Esto te pertenece.

La pequeña ladea la cabeza y sonríe.

- ¿Eres un ángel?

Freen ríe divertida y niega.

- ¡Claro que no!

- Soy Becky

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