Capítulo 8. Filtro de amor

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El beso fue la iniciativa que Harry necesitaba para poder decirle a Draco sus sentimientos, el rubio no se hizo de rogar, también lo admitió.
Y como lo admitió pues era obvio que surgiría una conversación, no comenzó como tal, pero si una conversación, sin insultos, ni miradas de odio, solo conversar, bueno, también una que otra mirada de tensión, caricias inocentes...bueno, eso.

—¡A mí me gustas desde finales de segundo!—grito Draco, sorprendido.

—¿En serio?, yo supuse que las miradas que me dabas eran de odio, ahora ya se que estaba en lo incorrecto...—rio, burlándose de la cara roja del rubio.

Estaban sentados en el suelo, al parecer Draco había dejado su orgullo a un lado y se sentó en el piso de madera deteriorado.

Estaban sentados al lado del otro, con la mirada embelesada compartida, eran un mar de sentimientos en ese momento, pues la plática era amena y con tanto que decir, que poco a poco iría saliendo en el ambiente.

—En ese momento no entendí lo que sentía cuando te miraba, era algo que se revolvía en mi, era molesto, pero por alguna razón...no quería parar de sentirlo—dijo Draco, mirando a Harry a los ojos, con un brillo hermoso a perspectiva del moreno.

Estaba claro, se complementaban a la perfección, se podría decir que no había dos almas más afines en el mundo.

Harry se acercó a Draco, y le robo un corto besó, solo para ver la cara roja del precioso rubio. Se sonrieron, compartiendo ese íntimo momento.

←←•°•★•°•→→

—¡Harry Potter!—llamo Macgonagall, para seleccionar la casa del azabache.

Todos voltearon su mirada hacia el niño que vivió, pero Dumbeldore era el más interesado en el joven.

Harry se sentó en el banco, y le colocaron el sombrero seleccionador, el cual de inmediato se sorprendió—Vaya, vaya, un Potter, hace tanto que no hay uno...¿dónde te pongo?, veo que tienes potencial...—lo pensó el sombrero.

—No en Slytherin, no en slytherin...—pidio en susurros el Harry de 11 años.

—¿No en Slytherin, eh?...que pena, harías maravillas ahí, serías poderoso, privilegiado...—lo trato de convencer—,pero si así lo quieres...¡Griffindor!—decreto el sombrero.

Harry estaba feliz con su resultado, corrió hacia la mesa de los leones, que lo esperaban con aplausos.

La selección continuo, y después de dos niños más, la atención de todas las casas, se volvió a ir hacia una persona, solo que ahora no era con admiración, sino por sorpresa y desconfianza—¡Elladora Black!—el lugar se lleno con varios gritos ahogados, incluso el propio Dumbeldore se sorprendió, no conocía que algún hermano Black se hubiera casado, mucho menos que hubiera tenido una hija.

La niña de cabellos rizados, ojos azules y piel blanca, se sentó en el banquito, con una expresión de superioridad, y apenas se le puso el sombrero en la cabeza, este gritó—¡Slytherin!—la chica sonrió, triunfante, los aplausos fueron demasiados, todos los Slytherin se hacercaron a ella para hacerle preguntas, y por lo que oyó Harry, la chica vivía con su abuela, Walburga Black, y su padre era el famoso asesino, Sirius Black, sobre su madre...no dio detalles, pero al parecer, estaba muerta.

Draco, desconfiaba de la chica, era arrogante, ególatra y muy, mejor dicho, sumamente mentirosa, pero sus amigos habían caído en las largas garras de la serpiente.
Pero no la odiaba tanto como a Harry Potter, aquel engreído que lo rechazo frente a todos y lo dejo sin palabras.

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