Capítulo Único

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Francisvko D'Von Re salía nuevamente con la cara roja de furia, una vez más, había caído bajo la trampa de los Asrapse y había demostrado su enojo frente a los feligreses de su congregación. Detrás de él, caminaba presurosa e indignada su hermana, Elliette, claramente frustrada al ver que su torpe hermano había caído directo, como mosca que termina aplastada, en la trampa verbal de los Asrapse.
Sobre todo del menor de los hijos de Olger, Izeth.

Izeth y Francisvko nunca habían tenido una buena relación. No se soportaban desde adolescentes, cuando Fran acompañó por primera vez a su familia a este mismo evento. Ambos habían terminado en un debate, que pasó a ser una pelea física entre ambos, en ese entonces, adolescentes. Y Fran siempre terminaba peor que nadie, ya sea golpeado, o insultado, e incluso humillado por el joven Azrapserocci, y reprendido fuertemente por su hermana mayor, y está vez no fue diferente.

-¡¿Cómo se te ocurre, Francisvko?! ¡¿Acaso eres idiota?! ¡De nuevo cometiste el mismo error! ¡¿Cuándo vas a entender que la mejor solución es ignorar al idiota de Izeth?!- Elliette le preprendió como si de una riña de niños se tratase. Técnicamente para ella lo era.

-¡Cállate, Elliette, cállate! Suficiente tengo con mi conciencia.- Fran detuvo su caminar, apoyando una mano en la pared antes de voltear a ver a su hermana, ella por un momento sintió miedo. Nunca había visto a Francisvko tan enojado. Sentía que le clavaba puñales de hielo con su mirada.

-... ¿vas a salir, no?...- preguntó ella- ve a relajarte lejos de aquí, guarda... guarda decoro... que no se te olvide que eres... El sucesor de papá en la iglesia... el nuevo pastor...- le recordó ella antes de darse la vuelta y regresar con los siervos que seguían esperando a por Fran.

Fran salió de la manera más discreta del lugar. No soportaría que lo vieran salir tras la humillamte situación en la que lo puso el maldito pelirrojo. Reflexionaba mientras caminaba hasta una esquina desolada, ¿por qué siempre se metía con él? ¿Habría una razón detrás de sus acciones? Sacó una cajetilla de cigarros de los bolsillos de su saco y encendió uno, estaba frustrado, enojado... no sabría qué otra palabra usar para describir lo harto que se siente de él. De su familia y de su iglesia. Maldita sea. Malditos sean todos.

Inhaló el humo del cigarrillo de sabor menta. No lo juzguen, así tendría la excusa de haber estado cerca de gente fumadora, como él, pero mientas la gente no lo sepa, no les dolerá.
Vio a lo lejos un pequeño bar, recóndito y lejos del típico ojo chismoso criticón, le pareció buena idea ir, así que a paso ligero, fue.

Un par de horas después, estaba ebrio, pero no lo suficiente como para hacer ridiculeces, volvió a pedir un whisky dejando los billetes para pagarlo, y en su espera, vio al maldito gordo pelirrojo de mierda que tanto odia, siendo acompañado por un par de mujeres que se reían de lo que sea que él decía. Recibió el vaso y el vuelto, e ingirió todo el líquido de whisky que le habían entregado. Maldita sea. A donde va, ese desgraciado lo seguía. Era como si tuviese un radar que le indicaba dónde estaba para incrementar su enojo. Lo veía de reojo como bebía y toqueteaba a sus acompañantes, y cómo dejaba billetes entre los pechos de más camareras, "propina" les decía. Pero todos en el fondo sabían que o se las quería llevar a la cama, o solo sentir poder tras sentir los pechos apretando sus dedos.
Sintió asco, ¿ese imbécil siempre habría sido así? ¡Si pudiese grabar o tomar una foto de él haciendo eso su reputación estaría manchada y totalmente arruinada! Y así no lo volvería a ver, ni a él, ni a su familia, era lo más probable...

Entonces, una bombilla imaginaria se prendió dentro de su mente. Si lograba tomar una foto, o un video de él haciendo algo así y lo difunde... acabaría con su reputación... y con él...

Perfecto.

Discretamente, como pudo, logró tomar un par de fotos, quizá un video, ya no estaba seguro. Estaba tan feliz de poder arruinar la reputación del pelirrojo que seguía pidiendo tragos y empezaba a reír de vez en cuándo. Bloqueó su celular cuando sintió que ya tenía lo suficiente como para hacer que Izeth y los Asrapse pasen un mal rato, pidió una última copa, se sentía merecedor de beber vino, sin importar las consecuencias y lo ebrio que ya estaba, esa noche pasó de ser horrible a ser la más feliz.

Ya Veremos (Izeth×Francisvko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora