CAPITULO 4

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Lucifer tomó el miembro erecto de Alastor con su mano apretandolo con todas sus fuerzas, provocando un gemido mezclado entre dolor y placer. Lucifer sonrio satisfecho por su reacción, para luego meter el miembro de Alastor en su boca, su lengua trazando círculos alrededor de la cabeza hinchada y saboreando cada gota de humedad que encontraba.

Alastor gimió en respuesta, su cuerpo ardiendo incapaz de resistir más tiempo, pero justo antes de que alcance el clímax, Lucifer se detiene abruptamente.

A pesar de Alastor ya estaba completamente duro, Lucifer se apartó de él con una sonrisa traviesa en los labios y se coloco sobre el, agarrando el miembro dd Alastor y dirigiendolo hacia su trasero . "Mierda... no entra fácil", murmuró con una pizca de queja en su tono.

Alastor dejó escapar un suspiro, su mirada llena de algo de desprecio y burla. "Qué raro, pensé que eras una zorra".

Antes de que pudiera decir más, Lucifer quién aún estaba arriba de Alastor, le abofeteó el rostro con fuerza, girando su cabeza hacia un lado. El golpe resonó en la habitación, dejando un zumbido en el aire tenso entre ellos. Pero en lugar de mostrar remordimiento, Lucifer sonrió con malicia, disfrutando del efecto de su acción sobre Alastor.

La mejilla izquierda de Alastor ardía, estaba conoletamente roja, su sonrisa desapareció completamente, quedando solo una cara de disgusto.

Con un movimiento ágil, Lucifer posicionó el miembro de Alastor en la entrada de su cuerpo, sintiendo la presión y la resistencia mientras intentaba acomodarse. Gimió ligeramente por la sensación de plenitud y se movió con cuidado, permitiendo que Alastor entrara en él poco a poco.

Alastor observó con rabia, sintiendo una mezcla de placer y frustración al ver a Lucifer disfrutar de su dominio sobre él. Estaba atado a la cama, incapaz de moverse o resistirse, completamente a merced de Lucifer y sus caprichos.

Lucifer empezo a moverse, dejó escapar un gemido de placer mientras sentía cómo el miembro de Alastor lo llenaba por completo. Miró a Alastor con una mirada traviesa, disfrutando de su expresión molesta y vulnerable.

"Te ves lindo atado a la cama como un cerdo en una carnicería", murmuró Lucifer con una sonrisa pícara. Luego, sin previo aviso, mordió el cachete inflamado donde había abofeteado a Alastor, disfrutando de la sensación de poder que tenía sobre él.

Lucifer empezo a abofetear en ambos lados de la cara a Alastor una y otra vez, incluso mientras se movia aun sobre el, solo para provocarlo.

La rabia ardía en los ojos de Alastor, su rostro completamente enrojecido por la ira que lo consumía. Lucifer observó con una mezcla de deleite y deseo, mordiéndose el labio mientras contemplaba la expresión furiosa de Alastor.

La furia en sus ojos solo lo excitaba más, avivando el fuego de su deseo hasta alcanzar proporciones abrasadoras. Sin vacilar, continuó abofeteando a Alastor una y otra vez, sin detenerse hasta que el rostro del locutor de radio quedó inflamado en ambos lados, marcado por la violencia de sus golpes.

Alastor estaba furioso como nunca antes lo había estado. Cada golpe que recibía, cada palabra que salía de la boca de Lucifer, solo aumentaba su ira hasta niveles explosivos. Se sentía como un animal acorralado, atrapado en una situación de la que no podía escapar.

Finalmente, Lucifer decidió liberar a Alastor de sus ataduras, permitiéndole moverse libremente una vez más. Pero en lugar de mostrar sumisión, Alastor se lanzó hacia él con ferocidad, golpeándolo con fuerza. Cada golpe era un recordatorio de su ira, una expresión de su deseo de venganza, puñetazos cubrían toda su blanca piel como un lienzo, pero Lucifer no se resistía.

Con un movimiento rápido, Alastor agarró a Lucifer del cuello, apretando con fuerza mientras embestía una y otra vez en su interior. El placer se mezclaba con la furia dentro de él, alimentando el hambre de sangre que tenia. Podía sentir la suavidad de la piel de Lucifer bajo sus dedos, la sensación de sus venas palpitando bajo la superficie mientras luchaba por respirar.

Lucifer luchaba por liberarse del agarre de Alastor siguiendo sus intintos naturales de supervivencia, pero era inútil. Sentía cómo la presión en su cuello aumentaba con cada embestida, cómo la sangre comenzaba a correr por su nariz, sus oídos y sus ojos. Pero a pesar del dolor y la angustia, no mostraba signos de debilidad. En cambio, una sonrisa retorcida se curvaba en sus labios, desafiante hasta el final.

Alastor se encontraba en un torbellino de emociones, su furia y frustración creciendo con cada embestida. Odiaba cada centímetro de piel que tocaba a Lucifer, cada gemido que escapaba de sus labios solo aumentaba su ira. Con un gruñido de rabia, decidió poner fin a todo aquello.

Sin vacilar, Alastor empujó a Lucifer contra la pared con fuerza, presionando su rostro contra la superficie fría y áspera. Los gemidos de Lucifer se ahogaron bajo la presión, su voz silenciada por la mano de Alastor que cubría su boca con firmeza.

"Callate", murmuró Alastor con voz ronca, su aliento caliente rozando el oído de Lucifer. "Ya no quiero escuchar tu voz".

Lucifer intentó decir algo, protestar o tal vez incluso implorar por clemencia, pero sus palabras fueron sofocadas por la mano de Alastor que presionaba con fuerza sobre su boca. Se sintió impotente, atrapado en un torbellino de sensaciones que no podía controlar y que el mismo había creado, pero que disfrutaba.

Alastor continuó embistiendo contra él, cada movimiento mas brusco que el anterior. Pero en medio del caos, una idea comenzó a formarse en su mente. ¿Por qué Lucifer estaba actuando así? ¿Por qué había provocado esta situación en primer lugar?

Con una claridad repentina, Alastor se dio cuenta de la verdad. Lucifer había planeado todo esto desde el principio, había provocado su ira y su frustración solo para obtener este resultado. Era una táctica astuta, diseñada para ponerlo en un estado miserable.

La realización lo golpeó como un rayo, dejándolo aturdido. Se detuvo abruptamente en sus embestidas, apartándose de Lucifer con brusquedad. Lo tiró al suelo con un gesto brusco, su rostro ardiendo de ira y desprecio.

"Ya tienes lo que querías", dijo Alastor con voz cortante. "Ahora lárgate y deja de actuar como si fueras vulnerable. Tienes mi alma, tu mismo sabes que no lo eres".

Lucifer se quedó en el suelo, abriendo sus ojos de par en par, su expresión de visible sorpresa. Por un momento, pareció como si estuviera a punto de decir algo, pero luego simplemente se levantó en silencio y se fue, dejando a Alastor solo con sus pensamientos.






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⏰ Última actualización: Apr 06 ⏰

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