Lucero de la tarde

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Fue a mediados
y mitad de la noche:
los astros, en sus órbitas,
pálidos brillaban, a través
de la luz más fulgente de la luna,
en medio de planetas, sus esclavos,
alta en el cielo,
su luz sobre las olas.
Contemplé un rato
su fría sonrisa;
harto fría, harto fría para mí,
como un sudario pasó
una nube aborregada,
y me volví hacia ti,
orgulloso lucero de la tarde,
en tu gloria lejana,
y más precioso tu brillar será;
pues dicha para
es el orgulloso papel
que representas en el cielo nocturno
y más admiro
tu fuego remoto
que esa luz más fría, inferior.

5A la ciencia (Soneto)

Edgar Allan Poe siempre fue admirado por su capacidad de abordar ciertos temas. En este poema se enfrenta a la Ciencia, por su incapacidad de ver más allá de lo estrictamente visible, como por el contrario hacen las Humanidades.

¡Del Tiempo Viejo, Ciencia, eres la hija,
que todo lo transformas con tus ojos!

¿Por qué, buitre, le acosas al poeta
con alas de anodinas realidades?

¿Cómo te ha de amar, cómo llamarte
sabia si no dejas que vagando
en el cielo enjoyado halle tesoros,
por más que se elevó con ala impávida?

¿No has apeado a Diana de su carro,
y alejado a la dríade del bosque
a un refugio en más fausto lucero?

¿No apartaste a la náyade del río,
al elfo de la hierba verde, y de mí
el sueño estivo al pie de un tamarindo?

Edgar Alan PoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora