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Cuando su hija llamó, Lucifer se encontraba de un buen humor. Hacía una semana que salía de su ciclo de calor. Su rut había sido más molesto que otras veces. El rey se negaba a salir de su castillo y mucho menos buscaría a un omega para ayudarlo a pasar esos días del infierno donde solo quiere joder y dejar a un omega en cinta con sus cachorros. Malditos instintos. Era complicado para él controlarse. Deseaba la compañía de alguien más, no quería pasar solo y ser olvidado en los confines de su oscuro castillo.

Pensó que la soledad era lo peor que podría pasarle, lo llevó a esos días después de ser expulsado del cielo en donde herido se aventuró solo por la tierra, sin saber que podría pasar, pero no sentía de esa manera, ahora era torturado por la invisible presencia del vínculo que tenía. Maldijo muchas veces el día en que lo hizo, no tenía idea del sufrimiento que pasaría. Fue ingenuo al pensar que tendría a Lilith siempre a su lado, que su presencia y sus suaves feromonas estarían para ayudarlo a apaciguar su carácter. Lucifer era alguien cuyo humor era cambiante, necesitaba la calma que ofrecían los compañeros a sus parejas. Quería a alguien con quien pasar su rut y no sentirse morir cada que llegaba el insoportable ciclo de calor. Tener a alguien junto a él antes de ir a dormir, con quien conversar de sus sueños y de sus obligaciones.

Cuando Lucifer vio la llamada de su hija no supo si responder, había pasado mucho y su relación no era la misma desde hace años. Él contestó, ella se encontraba a cargo de un hotel para redimir pecadores, eso era algo que se esperaría de su hija. Él tenía que verlo con sus propios ojos, por primera vez en años tenía el deseo de salir de su hogar. Extrañaba a su hija con todo su ser. Tal vez las cosas podrían cambiar con la visita al hotel y arreglar ese lazo que tenía con Charlie.

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No fue como Lucifer esperaba que se desenvolvieron los eventos de su reencuentro con Charlie. Para comenzar, su hija realmente creía en la redención de los pecadores, algo que ni él mismo creía que fuese posible. Si seguía con los problemas, las cosas eran un desastre, paredes que se notaban que habían sido derribadas por algún ataque externo y reparadas de forma deplorable y como cereza del pastel, estaba un demonio que se creía padre de Charlie. Era molesto, sin respeto alguno por su presencia y pasando sobre su autoridad como padre de Charlie. No podía tener un momento a solas con su hija porque ahí aparece el anfitrión para acompañarlos en el recorrido.

Lucifer notó que su hija era muy cercana a ese omega, lo que terminó por enojar por completo era percibir como ese omega había generado un apego, no solo hacía Charlie, sino con todo del hotel, era una manada dirigida por el demonio. Era inaceptable que su hija haya abandonado su hogar, su manada para ser parte de la de ese idiota. El demonio reconfortaba a la chica con sus feromonas después de que Lucifer le aclaró a su hija que la idea de la salvación de los pecadores era un trabajo en vano, la estaba tranquilizando. Antes de que se acercarse a Alastor para ocasionar algún problema, Charlie se acercó a su padre y se interpuso entre ambos

𝘾𝙤𝙢𝙥𝙖𝙩𝙞𝙗𝙡𝙚𝙨 ; 𝙖𝙥𝙥𝙡𝙚𝙧𝙖𝙙𝙞𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora