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━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━« Todo un hombre »
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━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━Como si fuese el pan de cada día, una de mis manos se fue pa’ arriba y se enganchó en mi mentón, mientras me comía las uñas, ya parecía que me había morfado todas. Tenía una obsesión re loca con eso,se me rompían o se me caían por el daño que les hacía igual.
A medida que me iba acercando a la casa de Jorge, más me daba cuenta de que estaba al horno. Me iban a mandar bien a la mierda por pelotudo, y justo me voy a perder la guita pa’ la birra, que falta hacía.
Empecé a rezar, esperando un milagro, pero si ese milagro no se cumplía cuando tenía días sin morfar, ¿cómo se iba a cumplir ahora?
Miré para todos lados mientras me hacía el boludo, estaba mentalizándome para entrar, pensando si darme coraje o rajarme, pero el cagazo me estaba ganando. No quería afrontar la situación, pero tampoco podía hacerme el pelotudo porque iba a quedar como un cagón.
Cuando mandé la mano para abrir la puerta de chapa, se abrió de golpe, me re asusté, loco. Mi corazón pegó un salto del tamaño de la villa entera, y sentí una ola de adrenalina recorriendo mi cuerpo. No sé por qué, pero siempre que me pegan un susto, me pongo re colorado o pálido, depende del día, ¿viste? Es como si me diera una patada eléctrica. Como cuando te agarra la corriente por tocar un enchufe mal puesto.
—¿Qué hace’ Uru? —me tiró la Camila cuando salió de ahí. La miré un toque mientras se iba—. Che, el Jorge está re bueno... —y después ya no escuché más lo que decía.
Se notó seguro la cara de ilusión cuando no vi al Cochi por ahí, me acerqué re rápido a Sebas, y me miró un rato, después ni bola. Le di un toquecito en el brazo esperando que me entendiera, pero el pibe me miró de nuevo y ni pelota me dio. Estaba bailando solo, ese pelado tiene algo que asusta a las minas. Pensar que hasta el Hernán tiene suerte y este boludo no.
—Seba’ —lo llamé, vi cómo me miraba despacio, y ahí caí en cuenta de que me faltaba la campera, el viento fresco me recorrió el brazo y me dio un escalofrío—. Boludo, perdí la guita del Cochi.
Mi hermano me miró y se largó a reír, como si lo que le solté fuera una pavada, un chiste nomás. Pero después de descostillarse de risa, me clavó una mirada seria, me escudriñó de arriba abajo y me agarró de los hombros. Su toque pesado me hizo sentir chiquito, como si pudiera pasarme por arriba en cualquier momento, como si yo no fuera nada ni nadie, y si él quería, me hacía pija.
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Delirios | Danilo Sánchez | Matías Recalt
FanfictionEn dónde Danilo Sánchez, un pibe con complejo de boludo y pajero se da cuenta que se enamoró de una piba que parece más santa que la virgen María. o... Dónde Venus Moretti se da cuenta de lo pelotuda que fué al enamorarse de un chabón que no capta u...