Capítulo 2

131 12 0
                                    

Long bajó por un lado de la montaña, la luz brillante de la luna llena filtrándose a través de la pesada cubierta de nubes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Long bajó por un lado de la montaña, la luz brillante de la luna llena filtrándose a través de la pesada cubierta de nubes. Su pata se movió cuando un poco de grava se deslizó debajo de él, pero se recuperó fácilmente y saltó a la próxima roca lisa. Captó el extraño olor una vez más, lo inhaló profundamente por la nariz antes de levantar el hocico y soltar un profundo aullido. A lo lejos, oyó otro aullido, diciéndole dónde estaban sus compañeros de manada y haciéndoles saber que había salido de allí.

No había manera de que ignorara el dulce aroma que había percibido. Su cuerpo tembló ante el primer olor persistente, y lo siguió sin pensarlo. Cuanto más avanzaba a través del terreno rocoso, más se acercaba a los límites de la tierra de su manada. Pronto, estaría en la reserva de la naturaleza que los seres humanos mantenían al otro lado de su territorio. Aunque su manada nunca había tenido problemas con los humanos cerca de ellos, no tenían el hábito de entrar en la reserva en su forma de lobo si podían evitarlo. Supuestamente los animales estaban protegidos allí, pero no querían empujar su suerte.


Pero Long no podía dejar de acercarse cada vez más a la reserva. Tenía que buscar la fuente de todo lo que había captado, y no le importaba hasta dónde tenía que ir para conseguirlo. Mientras se movía a través de un bosquecillo cerca de la base, apareció un claro con unas cabañas pequeñas. Una de las cabañas tenía humo procedente de la chimenea, y el fuego iluminaba el interior. El olor que había estado siguiendo venía de la cabaña, lo sabía.


Se detuvo e inhaló el aire. El miedo estaba mezclado con el olor ahora, y lo impulsó más cerca. Cuando se acercó a la ventana, cambió a su forma humana y echó un vistazo dentro. Dos hombres estaban delante del fuego, Uno de ellos atando las manos del otro.


<<Eres como los otros. Crees que eres demasiado bueno para un tipo como yo. Bueno, te mostraré, como se lo mostré a los demás.>>

Long escuchó decir al hombre de arriba y al instante supo que algo estaba mal. Cuando el tipo grande en la parte superior empujó su polla en el hombre más pequeño y comenzó a follárselo con dureza, los pelos de Long se erizaron. El que estaba arriba estaba cubierto de sudor mientras se movía torpemente sobre el hombre que tenía debajo. Un gruñido se elevó de su garganta sin darse cuenta, y el hombre se detuvo y se volvió hacia la ventana. Long se agachó y esperó unos momentos, hasta que oyó que el tipo grande empezaba a gruñir como un cerdo de nuevo. Levantó la cabeza de vuelta y miró por encima del borde viendo que el tipo grande estaba centrado de nuevo en el hombre bajo él.


<<No te alejarás de mí, pedazo de puta basura. Voy a clavarme en tu culo, y luego te enterraré tres metros bajo el suelo con los otros. Nunca volverás a reírte de nadie.>>

C

uando Long escuchó el grito que siguió a las palabras del gran hombre, no esperó más. Cambió de nuevo a su forma de lobo y rodeó la cabaña. Tan pronto como vio la puerta principal, se la cargó. La vieja madera se rompió fácilmente bajo su gran forma, y se dejó caer justo delante de los dos hombres.

El Lobo de FrankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora