|𝑈𝑛 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑜𝑐𝑢𝑙𝑡𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑃𝐸𝑅𝐷𝐼𝐷𝐴𝑆|

«Sueños»

. ⭑ ֺ ॢِٖٖٖٖٖۣ ⭒ ࣪ˬ〫 ៵· ࣪៹ . ⭑ ֺ ॢِٖٖٖٖٖۣ ⭒ ࣪ˬ〫

Al anochecer Kotetsu llegó a su hogar con un sueño muy fuerte, el agua de aquellas termales lo relajaron más de lo debido y ahora mismo solo quería desvestirse e irse a acostar, tanto como Haganezuka y Kanamori estaban en sus respectivos cuartos, probablemente porque era de noche.

Muichiro le sugirió quedarse con su chaqueta hasta que volvieran a verse, ya que no pretendía ser tan cruel y dejar al menor con ropa húmeda y fría, por lo que Kotetsu trató de cuidarla hasta el primer día para evitar problemas con el pilar. Con pasos pesados llegó hasta su futón, quitándose la máscara se echó boca abajo, hundiendo la cara en su delgada almohada. Preguntándose continuamente...

¿Será que le importo o solo trató de ser amable?

Ese pensamiento se volvía cada vez más persistente a medida que interactuaba con Muichiro. Toda su admiración y rencor hacia aquel chico constantemente eran guardados dentro de su interior, ya que Kotetsu pensaba que si alguna vez llegara a comentarle al mayor sobre esto llegaría a bajonearlo de un manera horrible, o solo lo ignoraría como si no fuera nada más que un trozo de carne con vida y sin sentimiento alguno. Era feo pensar así de él, pero esa era la primera impresión que tuvo hacia su persona, tratandolo mal y más encima rompiendo el muñeco de batalla del cual estaba a cargo. Era una sensación complicada, que ni él mismo comprendía.

«Es cruel, sus palabras duelen y parece no importarle si eso le afecta a otros.»

Sin embargo, seguía intentando estar cerca suyo, y no sabía por qué exactamente.

Se concentró en dormir, acomodándose y abrazándose a sí mismo buscando consuelo para alejar su mente del oji-turquesa. Con flojera y sin ganas de moverse, se cubrió con las mantas por encima de la ropa, llevando la chaqueta de Muichiro y el aroma de este por su torso entero. Involuntariamente al respirar, inhaló su olor... tan sutil, y casi imperceptible.

Finalmente cayó dormido, entrando en un sueño profundo.

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Las brisas que daba el viento eran frías, causando escalofríos por toda mi piel. Muichiro... tenía las manos tan heladas que contrataban perfectamente con mi calidez, regalando un momento inigualable y especial, causando felicidad y tranquilidad.

Nuestro entorno se encontraba lleno de paz, sin preocupaciones, un mundo fuera del peligro, donde podía estar despreocupado sin tener el miedo de ser atacado.

Escuché su voz, mientras me miraba con esos ojos inexpresivos pero calmados, diciéndome que lo siga. Mostrando un brillo el cual sentía que solo yo podía provocar en su mirada.

Mi mano apretó la suya, deseando quedarme junto a él hasta que el tiempo me lo permitiera. Era un sentimiento raro, no podia explicarlo... jamás creí sentirme de esta forma.

Si tan solo estuviera despierto se daría cuenta de lo estúpido que era ese sueño...

Dimos muchos pasos para así terminar en un lugar repleto de flores, de variantes tipos. Caminamos sin cuidado hacia aquellas lindas plantas, estiré mi mano tomando un tulipán, me dí la vuelta antes de ser llevado por Muichiro hacia un gran árbol de cerezo, donde nos dejaría bajo este.

Ambos nos sentamos uno al lado del otro disfrutando del clima. Suspiré... él no soltó mi mano ni un segundo; su agarre era firme y su pulgar acariciaba una zona de mi mano. Noté que agarró unas flores y escogió la más bonitas, en general todas tenían su toque y belleza. Él no solo se fijó en las más lindas sino que también en su olor, se aseguró de oler una por una, y me dió todas las que ya habían sido inspeccionadas... Las recibí y sonreí sintiendo un calor grande en mi pecho, mi corazón latía rápido por esos gestos considerados... una carta, un abrazo, algo debía darle a cambio. Iba a regalarle un poco de contacto físico para agradecerle, pero anticipadamente tocó la punta de mi nariz juguetonamente sabiendo cuál era mi objetivo. Me sonrió, causandome un gran cariño hacia él.