te amaré hasta que tu cabello se ponga gris.

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Rainbow se habria enojado por esto.

Lleva veinte minutos esperando para desayunar con Applejack, pero ella todavía no baja de la habitación. La llamó y ella dijo que ya venía. Eso fue cuando recién terminó de preparar su té, pero ahora lleva dos tés, y ninguna Applejack a la vista.

Rainbow suele ser quien se levanta más tarde, pero esta vez era especial. Quería sorprenderla con un desayuno por su aniversario. Ella ya había organizado todo este día. Más tarde, después de terminar las labores de la mañana, irían con sus amigas a un almuerzo para celebrar esta fecha con todas ellas, quienes siempre han estado allí para ambas desde que comenzó su relación, y finalmente irían a caminar hasta su árbol, aquel en el que se declararon su amor hace tantos años, y prenderían una vela, como cada vez.

Estaba muy emocionada. Todavía se siente joven cuando es esta fecha en particular. Planeó todo con tanto cuidado que no quiere perderse ningún minuto.

Pero Applejack aun no bajaba.

Rainbow se habría enojado por esto.

No es un secreto para nadie que la conozca que Rainbow odia esperar. Irónico considerando que suele llegar tarde a muchos lugares. Pero odia ser ella quien espera, porque se aburre. Esperar significa no hacer nada y no hacer nada solo le da rienda suelta a sus pensamientos, y eso la estresa, porque así como es de rápida, así son también sus pensamientos. Y no le gusta ir allí. Tener que lidiar con todo su desorden mental es angustiante la mayor parte del tiempo, por ende, si puede tomar una alternativa más rápida, ella siempre lo hará sin pensárselo dos veces.

Applejack no es muy diferente, Rainbow lo sabe. O, bueno, solía no serlo. Sin embargo, ella siempre ha sido su voz de la razón, así que suele tener muchísima más paciencia que Rainbow. Por lo que, en realidad, hacen un buen equipo.

Y desde que Rainbow conoce a Applejack, siempre trata de ser puntual. Hace listas mentales muy cuidadosas sobre cada paso a seguir para no olvidarse de nada importante. Realmente nadie notaría algo así, pero ella sí. Después de todo, lleva casi toda su vida viviendo con ella, y se ha acostumbrado. Puede contar con los dedos de la mano la cantidad de veces que Applejack ha llegado tarde, y, gran parte, si no es que todas, son culpa de ella. Solían discutir mucho por eso. Echándose la culpa entre sí, con sus amigas girándoles los ojos a las dos, tan acostumbradas a sus peleas sin sentido. Pero eso fue hace muchos años, reconoce Rainbow. Cuando eran amigas.

Sin embargo, no puede ocultar la sonrisa que se le pone en el rostro cada que recuerda esos momentos acalorados. Se ve así misma, cuando era muy joven y recién estaba conociendo a todas sus amigas, gritando de cara a la almohada como jamás sería amiga de alguien como Applejack, tan testaruda y sarcástica como ella, después de haber perdido una apuesta tonta que se hicieron, y luego se ve así misma diciendo "acepto" frente a la misma Applejack, con lagrimas en los ojos y sonrisas mostrando los dientes, en aquella ceremonia que organizaron entre familia y amigos, la misma que pretendía ser pequeña, pero por supuesto que Applejack tiene más familia que pelos en la cabeza (como a ella le gustaba decir) y terminaría siendo una ceremonia muy apretada, pero muy alegre también; listas para iniciar su nueva vida juntas.

Recuerda lo bella que siempre ha sido, y como aun la pone nerviosa si la mira con esos intensos ojos verdes, que saben todo de ella, así como ella también.

Baja la vista a su té y toma un sorbo. Sus ojos se dirigen casualemente al reloj chueco colgado sobre la entrada de la cocina, y confirma entonces, que han pasado mas de treinta minutos desde que llamó a Applejack. Lo que quiere decir que lleva esperando la mitad de una hora.

Rainbow definitivamente se habría enojado por esto, pero hace tantos años que ya no lo hace. Las arrugas en su egocéntrica mueca característica son la prueba de ello. De como el tiempo no espera a nadie. Y ahora ella lo sabe mejor.

Sabe cuan lentos se han vuelto los pasos de Applejack, aunque jamás vaya a mencionar algo similar a eso. La herencia de todas las mujeres Apple con problemas a la cadera que ahora le ha sido dado a ella. Sabe que sus huesos ahora le duelen, y ya no puede sostener cosas pesadas sin ayuda, aunque sea terca y diga que no la necesita. Rainbow sabe todo eso. Y sabe, por supuesto, que a pesar de todo eso, a pesar de sus cansadas manos, Applejack se seguirá peinando para hacerle honor a todos sus seres amados que lleva en el rostro y que ya no están más, así que sabe, que si se demora hoy, bajara con unas bellas trenzas al rato.

Rainbow le dirá una y otra vez que se ve hermosa. Y Applejack se burlará de eso cada vez, diciendo algo diferente de sus arrugas. Rainbow rodará los ojos y sonreirá con cariño. Tan acostumbrada ya.

Se pone de pie a calentar más agua, porque hay dos grandes diferencias por las que Rainbow ya no se enoja.

Escucha una puerta abrirse y luego unos lentos pasos bajando las desgastadas escaleras. Confirma sus sospechas de que es su esposa cuando comienza a oír quejas susurradas sobre lo odiosas que son sus caderas, y su corazón se llena de alegría.

─ Buenos días, Dash ─escucha y la sonrisa se le instala en el rostro de inmediato.

─ Buenos días.

Siente unos brazos rodearla y luego unos suaves labios en su mejilla. Siente el cabello de su flequillo rozar contra su hombro y su olfato se llena de ese dulce olor a casa.

─ Perdón por bajar tan tarde, ya sabes como es esta tonta cadera ─se disculpa, agarrando su taza y echándole más agua de la que Rainbow calentó. Luego añade un cubo de azúcar y sin esperar a que se enfríe, bebe un sorbo. Rainbow hace una mueca cada vez que la ve hacer esto, y Applejack rueda los ojos siempre.

─ Oh, esta bien, todavía es temprano ─se gira hacia ella y nota levemente que Applejack solía ser muy alta y grande, pero ahora, casi son del mismo tamaño. La nostalgia la atraviesa, pero nunca la tristeza. No, eso jamás. Ella es muy feliz ahora─. De todos modos, ya confirmé con Pinkie Pie, así que... ─deja la frase inconclusa, sabiendo que Applejack sabe qué dirá de todos modos.

Tal como supuso, Applejack asiente y se va a sentar a la mesa, para comer al fin las cosas que ella preparó. Ella se la lleva consigo de la mano.

Van muy lentas, pero van juntas.

Entonces, ahí están las dos diferencias.

Rainbow se habría enojado por esto. Pero ahora Rainbow también es lentita, aunque jamás se lo admita a nadie. Sus huesos también duelen. Y su desgastada visión hace que tenga que achicar los ojos para enfocar.

Oh, y bueno, la otra diferencia, que cree ella es mas importante, ella ahora ama a Applejack.

Han crecido, lo han hecho juntas, y hace mucho tiempo Rainbow esta bien con esto.

Tiempos que cambian. (Appledash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora