Juanicar, un reconocido cantante de fama internacional, lucha contra sus propios demonios mientras su vida se ve amenazada por la oscuridad que lo consume. Fran, un hada guardián con grandes poderes curativos, se da a la tarea de protegerlo de su pr...
Sucesión de sonidos de distinta altura y silencios animados por el ritmo musical.
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Al día siguiente, el amanecer era un tanto frío. Juani se encontraba tendido sobre la cama, sintiéndose desorientado y aburrido. Felipe se había marchado temprano, pero él apenas se había asomado brevemente por la puerta para despedirlo. De alguna manera, Felipe había notado el semblante triste que tenía, así que optó por no decir nada al respecto. Juani gradeció eso.
No tenía ánimos para salir de su habitación, de hecho no quería siquiera levantarse de la cama. El silencio reinaba en cada rincón, solo siendo interrumpido por el susurro de sus propios pensamientos tormentosos. Su mente era un caos, un remolino profundo de dolor y angustia. Ayer no había cenado y hoy no desayunó ni comió, su estómago ya comenzaba a protestar. Blas había tocado su puerta varias veces, tratando de persuadirlo para que comiera algo en el almuerzo, pero él se había negado. Tampoco quiso acompañarlo a hacer las compras; en ese punto, casi no había hablado con él durante todo el día. Aquello lo hacía sentirse aún más triste.
Tuvo que reunir mucha fuerza para levantarse de la cama e ir hacia el baño. Sentía dolor en los pies y la garganta. Al mirarse en el espejo, sintió un poco de lástima. El dolor lo estaba consumiendo. En este punto de su vida, se sentía hecho pedazos, casi sin esperanza ni sentimientos. Después de tanto llorar, parecía que ya no podía sentir nada más.
Salió del baño, buscó entre sus cajones y se vistió con una enorme capucha negra. Recogió su celular del suelo y lo limpió, al parecer tenía una pequeña grieta que dificultaba su uso, pero aun así funcionaba. Tardó un poco en configurarlo para poder escuchar su Playlist, pero a los minutos finalmente logró hacerlo. Conectó sus audífonos y salió del cuarto en silencio. En la sala, no encontró a nadie. Seguramente Blas estaría teniendo problemas con las compras para reabastecer la nevera. Entonces, dejó una nota en la mesa, explicando sobre a dónde iría y por qué lo hacía. Luego, salió de la casa, siendo inmediatamente abrazado por las luces doradas del atardecer.
El sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo con tonos dorados y rosados, era una vista muy hermosa. Juani inhaló suavemente, el aire en sus pulmones era fresco y limpio. No sabía exactamente a dónde se dirigía, solo avanzaba, permitiéndose llegar a donde sus pies pudieran llevarlo.
Solo quería ir a algún lugar agradable donde pudiera estar solo.
Siguió el camino de piedras, pasó por los árboles de duraznos y atravesó un pequeño jardín de rosas. Ahora se encontraba en medio de un bosque que lucía hermoso, casi encantado, así que no dudó en adentrarse. Avanzó cada vez más, hasta encontrarse frente a una pequeña entrada con una puerta de rejas abierta. Desde el marco pudo observar que el camino que se abría frente a él era aún más extenso, así que ingresó y siguió avanzando.
Continuó caminando y no tardó mucho en encontrar un pequeño letrero que colgaba en medio de dos árboles. En letras grandes decía FAIRY TRAIL.
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