Act I: Culpa forzada.

469 62 17
                                    


¿Qué es ese sonido?

Suena amortiguado, como si estuviera encerrado en algo. Pero no puedo ver nada.

¿Tengo los ojos abiertos? Creo que si... Duelen y siento como parpadeo. ¿Estaré soñando?

Afuera suenan ruedas contra el piso, alguien por los altavoces anuncia algo en un idioma que no comprendo... Las ruedas pasan rápido y muy cerca de mi.

¿Estoy cerca del piso?

Si trato de moverme descubro que no tengo mucho espacio. ¿En dónde estoy?

Comienzo a abrumarme, ¿En el baúl de un auto? ¿Me secuestró? Este hijo de puta... ¿Fue capaz de secuestrarme?

Estiro mis brazos y rasguño los extremos de este estrecho espacio. Me muevo, rápido, errático. Y cuando intento gritar me doy cuenta de que no me sale la voz, tengo algo en la boca que me impide hablar.

Está atado detrás de mi cabeza y no puedo mover los brazos lo suficiente como para desatarlo. Intento cambiar de lugar, mover mis piernas...

Pero cuando lo hago nada cambia. No cambio de posición.

No tengo piernas.

Grito entonces y sé que nadie me oirá, rasguño todo lo que puedo cayendo en cuenta de que toco tela. Cuando siento que me mareo y ya no estoy contra una superficie, comienzo a moverme... Y la realización llega.

Estoy dentro de una maleta.





Tres meses antes.




Jisung.

Alguien toca mi puerta, adivinando que se trata de Jaemin permito que entre. Estoy sentado en mi desordenada cama, terminando de abrocharme la camisa del uniforme. Hay un dolor punzante en mi cabeza que no me ha abandonado en estos días.

Y Jaemin está a punto de empeorar eso. Suspira y deja una bolsa zip lock en mi escritorio, al lado de mi mochila preparada con anterioridad de una noche porque sabía que hoy no lograría encontrar los libros a tiempo. Las últimas noches tengo un insomnio que ni siquiera es capaz de mantenerme despierto; estoy mitad dormido todos lo días de mi vida. No logro mantener los párpados el tiempo suficiente despegados.

   —Otra vez dormiste tarde, animalito de Dios.

Le regalo un sonido ronco de indiferencia desde el fondo de mi garganta. No tengo ganas de hablar con él. No quiero ni verlo, estoy harto de escuchar su voz. La falta de sueño me vuelve un imbécil cansado, hastiado de lo más mínimo.

   "Basta..."

   —Ni siquiera dormí.

   —Sé que están siendo días díficiles por todo lo que está pasando... Pero papá y mamá están preocupados por vos. Deberías...

   —Nos vemos después.

Elijo correr de él, de toda responsabilidad, de todo. No quiero escuchar más, no voy a aceptar que otros me digan qué debo hacer después de todo lo que me sucede. No voy a permitir que me exijan un comportamiento cuando no sé ni siquiera qué tengo que sentir.

Apenas salgo el zumbido en mis oídos es aún peor, miro a todos lados tratando de atar mis cables a la tierra. Mi razonamiento debería interponerse. Pero no. Todo lo que hago es marearme al ver su rostro justo en frente a mi.

Alguien decidió colocar un cartel con su maldita cara en el poste frente a mi puta casa. Y ese alguien acaba de provocarme el vómito que mi madre tendrá que lavar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 11 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LA FAUNE (NCT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora