PRÓLOGO

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Ílian andaba sonriente de camino a casa, su colegio solo estaba a dos manzanas y charlaba con sus amigos sobre los personajes de un nuevo videojuego. 

Él era el niño más dulce y cariñoso del pueblo, todas las vecinas le saludaban con besos y le daban chuches y chocolatinas cuando coincidían. Era muy obediente y respetuoso, sobre todo con su papá y su hermano mayor Troy. 

Él sabía porque se enteró escuchando que su mamá murió dándole a luz al propio Ílian, y eso le entristecía muchísimo, siente que les quitó a sus hermanos y a su papá, la mamá que él tanto quería que tuviesen. Por eso siempre trataba muy bien a su papá y era muy bien chico. 

Se despidió de su mejor amigo Raúl y de los demás para irse ya a su casa, pensó en jugar a la consola con Yulen cuando llegase y saltó los escalones emocionado. Llamó a la puerta sabiendo que le abriría su papá ya que sus hermanos iban a la secundaria y tardaban más en llegar. 

-hola Íl, entra hijo-. Su papá le abrazó y como siempre, siempre hacía, le acarició el pelo rubio durante un buen rato. Ílian rió y besó la mejilla de su papá. 

-papi me han dado una nota hoy-. Se mordió el labio contento para no desvelar su secreto tan rápido.

-a sí? Espero que sea buena-. Su papá encendió su rostro agachado enfrente suya.

-ahhh no sé-. Rió el pequeño y su papá le hizo cosquillas en el cuello. -mira-. Sonrió y sacó su hojita con un "excelente" escrito en verde.

-toma!!! Qué bien Ílian, me haces muy feliz-. Le abrazó otra vez y le besó en el pelo. 

Lo cierto es que Robert, el papá de Ílian, llevaba casi tres días fuera de casa por su trabajo en la bolsa, por lo que tenía muchísimas ganas de ver a sus hijos y muy en especial al pequeño Ílian.

-mira, Martha ha hecho los espaguetis que te gustan-. Sonrió y señaló a la cocina que olía muy bien. -sube y ponte ropa de estar por casa vale?-. El pequeño asintió y subió las escaleras de dos en dos. 

Cuando Robert escuchó a Ílian arriba se acomodó la erección que le estaba molestando demasiado, miró varias veces las escaleras sin decidirse todavía. Llevaba varias semanas pensándolo pero estos tres días lejos del pequeño le han hecho decidirse, ya no lo aguanta más. Miró la hora y aún quedaban casi dos horas para que sus otros hijos llegasen.

-hijo estás vestido?-. Llamó a la puerta y escuchó como el pequeño saltaba, entró y vio a Ílian con el pantalón mal puesto y saltando para ponérselo, sonrió y le ayudó.

-puedo comer ya papi?-. Le miró lamiéndose el labio y eso volvió loco a su papá.

-Íl hay que esperar a tus hermanos, ya sabes-. El pequeño asintió algo serio. -pero sabes qué? Puedes hacer una cosa sí tienes mucha hambre-.

Ílian encendió sus ojitos pensando que su papá le daría un bocado de espaguetis si se portaba bien, asintió contento y su papá se levantó para echar el pestillo a la puerta. Ílian no entendió pero su papi volvió rápido con él.

-quieres que te enseñe un juego?-. Robert sentó al pequeño en una esquina de la cama y se arrodilló delante suya para estar cara a cara.

-sí-. Ílian miraba a su papi emocionado.

-mira, sabes qué es esto?-. Su papá se levantó y se desabrochó delante suya, sacó su miembro medio duro despacio para no asustar al pequeño.

-es la colita de papá-. El pequeño se extrañó un poco pero había visto muchas veces a su papi desnudo y a sus hermanos, era normal.

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