Ílian
Me terminé mi plato lo más rápido que pude y aún así fui casi el último en acabar, corrí deprisa a mi cuarto para lavarme los dientes y escapar de la mirada de mi padre que no me quitó el ojo en toda la comida. Sé que quiere seguir usándome y se me revuelven las tripas de solo pensarlo.
Cogiendo un libro de arriba escuché a alguien entrar a mi habitación.
-Ílian?-. Sentí alivio cuando vi los brazos de Yulen y le dejé entrar. -qué tal hermanito?-. No me miró a los ojos, se sentó en mi cama y yo a su lado.
-estoy bien-. Fingí una sonrisa, de esas que ya me salen solas de tanto practicar.
-de verdad?-. Me miró y apretó la mandíbula.
-sí-. Se hizo un silencio incómodo y es que este tema es tabú en la familia, nadie habla de ellos, todos lo saben pero lo ignoran, me ignoran...
-de acuerdo...quieres que juguemos a algo? O veamos una pel...-.
-Ílian!-. Oímos la voz de nuestro padre desde abajo y se me pusieron los pelos de gallina, mi hermano me miró preocupado.
-tengo que irme-. Asintió y me levanté para escapar por la ventana como solía hacer, Yulen me la subió y la cerró cuando pisé el tejado de la terraza. Caminé despacio y bajé al césped de un salto.
Aún nervioso fui deprisa detrás del gran árbol que tenemos en el jardín a lo lejos, allí siempre me escondo de papá, o casi siempre.
Abrí el libro "Entre la bruma" y seguí leyendo desde dónde lo dejé antes de irnos de vacaciones. Sabía que papá me estaba buscando y solo deseaba que no viniese aquí.
Estuve toda la tarde escuchando música y leyendo con la espalda dolorida, pero era mejor eso a estar en casa. Cuando empezó a hacer frío y el Sol ya se había escondido del todo no pude seguir leyendo. Cenamos y nos dormimos todos pronto porque papá se levanta muy temprano para ir a trabajar, y si hacemos algún ruido por la noche se enfada muchísimo.
Entré por la puerta del jardín a las 21:00 para ir haciendo la cena. La luz del despacho de mi padre estaba encendida y agradecí que no estuviese en el salón o algo así. Empecé a sacar una sartén y varios platos cuando escuché su puerta abrirse de golpe, agaché la cabeza temblando y noté sus pasos fuertes hasta la cocina.
-esvondiéndote de mí?-.
-no papi-. Susurré porque mis hermanos podían oírnos y odiaba eso.
-no? Te enseñaré a ser bueno-. Me empujó contra la encimera y bajó mis pantalones.
-papi por favor-.
-eso es...-. Se masturbó rozándome las nalgas hasta que noté su punta clavándose. Me tapó la boca con toda su mano y supe lo que eso significaba.
-uhmmm!!!!-. Mi gemido sonó sordo pero el dolor me quebró entero.
-cállate o será pero putita-. Sollocé en la fría encimera e intenté no hacer ruido pero no pude, salía de mí sin control, me dolía demasiado.
Me penetró tan fuerte y pausado que noté sangre dentro y en mis muslos, su mano en mi boca me hacía daño y me costaba respirar.
-vas a volver a huir de papi?-. Dijo bajito entre jadeos y negué con la cabeza llorando.
-así me gusta...-.Siguió destrozándome hasta que me mordió el hombro fuerte y noté cómo se hinchó dentro de mí, se corrió y me embistió varias veces más para que no saliese.
Cuando salió de mí caí de rodillas porque lo único que me sujetaba eran sus embestidas, sentí el horrible dolor que me dejó y sin darme tiempo para respirar me cogió del pelo para apuntarme con su pene.