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La sirena de la patrulla de los policías se escuchaba en todo el lugar, los policías sacaban a Paz  y a sus amigos esposados de un local de tatuajes.

Éstos sómos nosotros.

Nunca pensamos que íbamos a terminar así.

Una noche cualquiera dónde todo parecía normal.

Nos cambió la vida para siempre.

Creíamos que la podíamos pilotear.

Que nadie se iba a dar cuenta.

Primero nos costó entrar.

Y después se nos hizo muy difícil salir.

Paz miro a su primo preocupada el cual se encontraba a su lado, para después mirar a Giovani quién ya la estaba viendo.

Cada uno sabe porqué lo hizo.

Cada uno tuvo sus motivos.

La vida nos puso una encrucijada y elegimos mal.

Una mala decisión atrás de la otra.

Hasta que todo se fue al carajo.

Todo fue rápido.

Adictivo.

Hasta que se convirtió en un infierno.

Sin salida.




6 meses antes...

Pero no siempre fue así.

Al principio éramos pibes como cualquiera.

Gente común.

Buenos chicos.

Viernes

Salimos de noche de Tiago Pzk y Trueno sonaba a todo volumen por el boliche, Camila sonreía mientras pasaba la música felizmente.

Junto a Dogo nos dirigíamos a la cabina para estar a su lado. La saludamos y mientras la pareja hablaba, logré ver a lo lejos a un turrito muy lindo, se dio cuenta de mi mirada y me sonrió giñandome un ojo, yo también le sonreí.

La voz de Dogo llamó mi atención.

- Avisenles a todos que nos encontramos afuera, ahí llegó- dijo y se fue corriendo

- Dale- dijimos las dos

Cami le dijo a su amigo que se quede en su lugar un rato y las dos nos fuimos.
Al salir nos encontramos con todos los demás del grupo, menos Eme. Eramos amigos desde hace mucho tiempo, desde muy chiquitos.

-Che, ¿alguno tiene idea de la sorrpresa de Dogo?
-preguntó Angie.

- Ni idea.

- No, no dijo nada, no se que será.

PAZ || buenos chicos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora