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El timbre sonó anunciando el fin de otro horrible día escolar.

Craig soltó otro bostezo, de esos que estuvo haciendo todo el día. Volteó hacia atrás mirando a Clyde. —Quieres que te lleve a tu casa?—

Clyde estuvo a punto de hablar evidentemente feliz. Me levanté de mi lugar acercándome a ellos. Deteniéndome justo al lado de Clyde poniéndolo nervioso. —Yo lo haré. Yo y Clyde tenemos que trabajar en algo, el tiene que venir a mi casa hoy—

—Enserio? Bueno— Craig no cuestionó mucho. Recogió sus cosas, se despidió de ambos y se fue. Dejándonos solos en el aula. En completo silencio.

Clyde estaba incomodo conmigo y yo no soporto su presencia.

—Vamos a mi casa, quiero hablar contigo— Le dije con una sonrisa. El acepto.

El camino fue tranquilo. Ninguno de nosotros dijo una sola palabra. Solo caminamos dejando como único rastro nuestro huellas sobre la nieve.

Entre a la tienda de mis padres. Las luces estaban apagadas y el local vacío. Mis padres habían salidos por unos días y habían dejado el Café Tweak cerrado por lo mismo.

—Porque estamos aquí?— preguntó Clyde de una voz baja.

—Necesito terminar unos trabajos— Respondió, Clyde se veía asustado entonces trataba de ser lo más dulce posible con el.

Cuando entro a la tienda. Cerré la puerta tras el volviendo a colocarle seguro. No quería que ningún cliente tonto pensara que estábamos abiertos.

—Siéntate, quieres café?— Deje mi mochila en el suelo mientras Clyde se sentaba en una de las tantas mesas que habían.

—No, gracias— me respondió mientras iba tras del mostrador prendiendo las máquinas.

Me hice un café para mi mismo. Aunque no lo pareciera, estaba bastante nervioso y necesitaba calmarme. Me serví una taza de café caliente. Tome la taza con ambas manos acercándola a mi rostro. El delicioso olor a café me despertó. Sople un poco antes de darle un sorbo y sentirme automáticamente más relajado. Me acerqué a Clyde y me senté frente a el. El estaba evitando mi mirada y daba golpecitos con su pie en el suelo claramente ansioso.

—Te gusta Craig?— Hable primero.

—Que?! Ppff claro que no!— El retrocedió cruzándose de brazos. —Si lo dices por el beso! Es solo que me dio curiosidad y eso es todo!—

—Enserio?—

—Si!—

—Ya veo– tome otro sorbo a mi café dejando el lugar en completo silencio nuevamente. Cada segundo en silencio, podía notar que ponía mas ansioso a Clyde. Por mi parte, solo me enojaba mas. Me molestaba tanto que fuera tan hipócrita. —A mi si me gusta— rompí el silencio.

—Que?— Clyde me miro con miedo y confusión. Supongo que no la vio venir.

—A mi si me gusta— repetí en total confianza. El me miro unos momentos en silencio. —Si no te gusta, por favor no acerques a el—

—Que me estás diciendo?! Que a ti te guste no significa que nadie mas se le pueda acercar!—

—No, no quiero eso, no quiero que tu te acerques a el—

La expresión de Clyde comenzó a cambiar ahora demostrar enojo. —Vete a la mierda!! A-a mi también me gusta!!—

Finalmente lo admitió. Su rostro enrojeció y su voz tembló. Era desagradable.

La sonrisa en mi rostro se borró demostrando una fría experiencia. —Eres una molestia. Porque no te mueres de una vez, como tu mami—

Tome mi taza de café caliente y la tiré al rostro del Clyde. El se levantó y gritó por las quemaduras en su cara. Se sujeto el rostro mientras frotaba sus ojos.

Cupcakes ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora