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El rey del infierno caminaba con egocentrismo por el pasillo que le encaminaba hacia el lugar de la reunión con el cielo que tenía, conocía perfectamente lo modos y el lugar que era pasillo, se sentía más diminuto de lo que más era.

Hizo el procedimiento estricto que pedía el cielo para poder entrar a solo una reunión, estaba vacío el lugar, pero sabía que alguien lo observaba, subió al elevador con elegancia y un toque egocéntrico para joder más a los angeles que lo observaban, en el elevador ya tenía sueño, esas reuniones le daban un abrupto aburriendo al punto de tener la necesidad de descansar o simplemente las ignoraba, ya luego preguntaba en si que tenía que hacer y se iba de nuevo al infierno.

Llegó al nivel de siempre y se encamino hasta la puerta del elevador, pero al ver qué no había parado en el número de siempre se alarmó y sorprendió, el elevador se detuvo unos pisos más, unos diez más, abrió sus puertas y dejo boquiabierto a Lucifer, había subido directamente al cielo, ya no eran tontos hologramas que le hacían sentir estúpido y que lo estaban discriminando, ya había estado allí y cada que se elevaba a más niveles en el elevador era porque sus tareas eran un poco más serias.

El ángel caído siguió en camino de ese lugar, ya sabía el camino perfectamente, habían muchas cosas nuevas después de su última visita, miro la sala de reuniones todos ya listos, en esas reuniones no podía descansar, tendría que prestar atención.

Ahí estaba una serafín, indicando labores muchos más serias a cada uno de los presentes, hasta que llegó el momento de Lucifer, quien fue el último a quien le asignaron otra tarea.

-Rey del infierno, necesitamos que engendre otra hija y si es posible, tranquilice lo que su hija está haciendo.

Unas hojas aparecieron delante de él, eso lo dejo impactado, habían acordado que solo era una vez en la cuál tendría que engendrar una hija por cargos del cielo, nunca le habían dicho el propósito, solo le habían ordenado tenerla, y que lo necesitaran de nuevo era muy extraño, sus anteriores esposas ya no estaban y necesitaba a alguien con quién poder engendrar a la nueva hija que le pedían.

Esto lo disgustó, lo trataban con más respeto al poderle hacerle pelea al primer humano en el mundo y poder acabar fácilmente con él, se le otorgó la mayoría del reconocimiento en el cielo, ignorando a todos los demás participantes en aquella rebelión, eso le molestaba aún más, no reconocían el gran esfuerzo que hicieron los demás pecadores.

Se sentía molesto y preocupado, pues las hojas que le habían dado le describían las condiciones, eran demasiado estrictas y tenía un mínimo de tiempo, al terminar de leer las indicaciones y condiciones, casi se le caen las hojas de la mano al mirar quien se lo había encargado, el mismísimo Dios, su padre, eso lo dejo aún más sorprendido, y con las especificaciones que le pedían tenía a alguien en mente.

La mezcla de emociones lo agobiaba todos esos sucesos, no sabía porque el poder supremo del cielo le había encargado una tarea que antes la habían encargado con menos prisa, condiciones, especificaciones y coincidencias, quería matarse ahora mismo, salió apenas procesando los pasos que daba por instinto, no sabía que sentir, su padre le había encargado esa tarea, y no sabía cómo cumplirla, realmente se sentía confundido, y cuando analizó, sus pies lo habían llevado de nuevo a la puerta principal, sus ojos ya veía. El caos del infierno y los tonalidades rojas y oscuras del característico, no estaba de humor, o realmente no sabía que mierda le sucedía, así que está vez decidió ir a su palacio, para pensarlo un poco mejor.

Todo había pasado tan rápido ¿Por qué su padre le había encargado esa tarea? ¿Y por qué tanta coincidencia con la persona que estaba pensando? No, no era una maldita casualidad, su padre sabía muy bien con quién debía hacerlo, pero aún no entendía el porque.

Había llegado rápido a su palacio, había caminado un rato hasta que recordó que podía utilizar sus poderes y teletransportarse, ya estaba en su habitación de siempre, deprimida y llena de patos de hule, algunos ordenados, otros tirados, otros en el bote de basura, había muchos por todas partes. El rey solo caminó hacia su cama y se dejó estar, no sabía que pensar y se estaba empezando a volver a deprimir ahí solo, no quería hacer la tarea, pues con la persona que parecía que lo obligaba a tenerlo era alguien que realmente le desagradaba, no sabía que hacer...

El demonio de la radio paseaba tranquilamente por los pasillos del hotel, o no tan tranquilamente, su mente estaba algo estresada por no encontrar al rey del infierno en todo el hotel, había buscado en cada habitación discretamente buscándolo por todos lados, caminaba hacia la recepción hasta que escucho la conversación de Vaggie y Charlie, en una de las habitaciones del hotel.

-Cariño, tranquilizate, tu padre está bien

-Pero no ha regresado hace mucho tiempo, tal vez le hicieron algo

-De seguro está en su palacio o en alguna parte del pentagrama sano y salvo, no tienes porqué preocuparte.

La conversación de la pareja le dio una gran idea a Alastor, pues necesitaba hablar sobre un tema importante con él, eso implicaría la relación de ambos, tratando de mejorar, el rey sería fácil de manipular por su naturaleza depresiva y su actitud, sería fácil adivinar los sentimientos del rey y usarlos a su favor, pues su habilidad de manipulación la ha estado practicando y mejorando desde su muerte y su venida al infierno.

El demonio allí presente, se convirtió en su sombra espesa, desapareciendo del hotel. Se generó delante del castillo del gran rey infernal, habían varios demonio allí, principalmente asegurando la seguridad del rey, aunque eran algo inútiles, el rey podría matar a todos él solo. Alastor, simplemente se desintegró e integró dentro del palacio, tenía que admitir que la seguridad era totalmente inútil contra cualquier demonio inteligente.

Tocó la puerta, esperando que la abrieran, pero al parecer no hubo ni un ruido en respuesta, tocó nuevamente la puerta con más insistencia, a veces su paciencia lograba ser realmente poca, nadie abrió, algo frustrado, abrió la puerta discretamente asegurándose que no había nada que pudiera volver la situación incomoda y entro con más confianza, observando la habitación en terribles condiciones para visitas y le dio pena estar ahí, se paseo por allí curiosamente, hasta que encontro una colección de patos apartados, le llamo la atención y se acercó.

Aquellos patos de gomas tan inocentes estaban caracterizados con cada uno de los hotel, incluido él, Alastor se quedó mirándolo, no sabía que pensar, un sentimiento apoderaba su corazón frío, un sentimiento que conocía perfectamente, ¿Ternura? Así es, su corazón frío y despiadado empezaba a sentir una especie extraña de ternura.

Volteo repentinamente la escuchar un quejido en una parte de la habitación, se dio cuenta que había empezado a hacer ruido de estática, y el rey, que ahora sabía que estaba durmiendo, había sido molestado por su ruido, lo cuál lo apenó más, al ver ese estado del rey, abrazando un pato de peluche, se veía algo borracho, y se veía tan vulnerable.

Ver en ese estado al rey le dio otro sentimiento en su interior, no sabía ese sentimiento, le parecía similar a muchos otros, era una combinación extraña de todos, bajó sus orejas de venado algo frustrado al sentir un cosquilleo caliente en sus mejillas, dio una patada a un pato y lo agarro con uno de sus tentáculos antes de que cayera e hiciera ruido, debía controlar sus impulsos si no quería mandar al diablo todo su progreso en la misión, que parecía nulo.

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Hola nuevamente, quería pedir su opinión, supongamos que Lucifer Morningstar es hermafrodita, a ustedes les gustaría que quedé embarazado de Alastor? Digo, se que es mentira que Lucifer tuvo a Charlie, pero quiero que ustedes también me ayuden a decidir, esperaré sus respuestas para elaborar un nuevo capítulo. E igualmente, eso tomará tiempo, para aclarar

Atte: IamYeray su estimada escritora.

Pecadores. -Radioapple-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora