El director Yaga, con su severa mirada y voz autoritaria, convocó a Gojo y Kitsume a su despacho. Una misión urgente había surgido y necesitaba de los talentos únicos de la joven hechicera de cabello rojo y el hechicero de cabello albino. Kitsume aceptó la misión con disgusto evidente en su rostro, repleto de sarcasmo y desdén.
—Bien, supongo que alguien tiene que hacer el trabajo sucio por aquí—, murmuró Kitsume con una sonrisa burlona.
Gojo, observando a Kitsume con atención, no pudo contener una pequeña risa ante su actitud indomable. Admiraba la valentía y seguridad que emanaban de ella, incluso en los momentos más desafiantes.
La misión los llevó a enfrentarse a una maldición poderosa o al menos desde el punto de vista de la chica.
Kitsume se encontraba frente a la maldición que la observaba con burla, haciendo que se irritara de sobremanera.
Con una mirada seria que rara vez mostraba invocó su habilidad —¡Astromancia Estelar!—exclamó con determinación, desencadenando un resplandor celestial que iluminó la noche y atrajo la atención del enemigo.
Mientras las estrellas danzaban a su alrededor, un recuerdo doloroso se apoderó de su mente, provocando una tormenta interna que avivó su ira.
Un viejo recuerdo de su infancia se materializó vivamente en su mente: una figura borrosa que se desvanecía en las sombras, llevándose consigo la calidez de su hogar y dejando a Kitsume sola ante un mundo hostil y desconocido.
La pequeña Kitsume de solo 6 años miraba atentamente el cielo estrellado a través de su ventana, y aunque la lluvia de estrellas que se observaba afuera era lo más bello que existiera, el brillo que transmitían no llegaba hasta los ojos apagados de la niña que con voz cansada por tanto llorar susurraba la frase: "no me dejes", mientras caía dormida sobre el marco de la ventana.
En medio del enfrentamiento, algo inesperado sucedió. Un destello en el cielo nocturno desencadenó un cambio en Kitsume. Su poder, vinculado a las estrellas y las constelaciones, se desató de una forma que nunca antes había experimentado.
Un resplandor brillante emanó de sus manos, rodeando su cuerpo.
El grito de Gojo resonó en la oscuridad:
—¡Kitsume!—. Corrió hacia ella con una preocupación palpable en su voz, pero antes de que pudiera alcanzarla, la energía desatada por Kitsume se intensificó, envolviendo a la maldición en un vendaval de estrellas y destrucción.En medio del caos y la destrucción, Kitsume se encontró dominada por la furia desencadenada por las sombras de su pasado. Una vez la tormenta de poder se aquietó, Gojo se acercó a ella con una mezcla de preocupación en su mirada.
—¿Qué estás intentando demostrar, Kitsume? ¡Tienes que controlar tu poder!—, exclamó Gojo con un toque de preocupacion y molestia mezclados en su voz.
Gojo la miraba con atención, el cabello de la joven cubría su rostro y lo único que se observaba eran sus labios haciendo una mueca de molestia.
—¿Qué te ocurrió allí? Esa explosión de poder... nunca te había pasado.—Cuestionó Gojo con gesto serio.
—No es asunto tuyo, Gojo. Hay cosas en las que pienso que no vienen al caso ahora.—Una mirada desafiante cruzó los ojos de Kitsume, aún oculta bajo su fleco, su voz tenía rastros de resentimiento.
—Comprendo que quizás hay temas que te preocupen pero debes aprender a controlar tu poder. No puedes dejarte que el consumir por él.—La mirada de Gojo se ensombreció, revelando su preocupación genuina por Kitsume.
—No necesito tus sermones, Gojo. Si algo así llegase a pasar alguna vez, tampoco requeriría tu ayuda, me puedo valer por mi misma.—Kitsume alzó la mirada, sus ojos brillando con una rabia feroz.
—¡No subestimes mis preocupaciones, Kitsume! Tu poder es una fuerza poderosa, pero sin control solo traerá destrucción. ¿Estás dispuesta a arriesgarlo todo por tu orgullo?—.La paciencia de Gojo llegó a su límite ante la actitud de la joven.
La muchacha se incorporó y sacudiendo su ropa fijó su mirada en los ojos del hechicero ocultos bajo la venda.
—¡Quizás es hora de recordarte quién soy, Gojo.!— Caminó a paso seguro hasta el hombre, su ceño estaba fruncido su cara habia adquirido un color rojo por la furia acumulada, su voz se alzaba en gritos
La confrontación entre ellos se intensificó, cada palabra lacerando las emociones y secretos ocultos que residían en sus almas,desvelando verdades incómodas que mantenían enterradas, marcando una grieta en la fachada de seguridad que ambos habían construido.
(•••)
Horas más tarde, Kitsume se encontraba sola en los pasillos de la escuela, recordando su mal comportamiento y la necesidad de disculparse con Gojo. Cuando sintió su presencia, su mirada se encontró con la venda que cubría los ojos del legendario hechicero.
—Gojo-sensei, siento...—, comenzó Kitsume, luchando por encontrar las palabras adecuadas para disculparse.
El suave eco de la risa de Gojo llenó el espacio, interrumpiendo su torpe intento de disculpa. Con una sonrisa cálida, aceptó sus disculpas con una complicidad que sorprendió a Kitsume.
—No te preocupes, Kitsume. —, expresó Gojo con sinceridad.
Aunque Kitsume no lo quisiera, el tono de voz que Gojo había empleado removió algo dentro suyo y tratando de olvidarse de aquella sensación soltó una de sus típicas frases.
—¿Venías a regañarme nuevamente, Gojo-sensei? ¿O es que acaso buscabas tu manual de chistes malos?— espetó Kitsume con una sonrisa burlona, intentando disipar el ambiente que los envolvía.
Gojo, sorprendido por su repentino cambio de actitud, no pudo contener una risa contenida ante su ocurrencia.
—¡Tienes razón, realmente debería llevar ese manual conmigo en todo momento!—respondió en un tono ligero, tratando de aligerar el ambiente con un gesto cómplice.
En un momento de silencio incómodo surgido tras el momento compartido, Gojo rompió la tensión con una pregunta directa que llevaba consigo un dejo de preocupación y curiosidad.
—Kitsume, ¿qué fue lo que realmente desencadenó tu poder descontrolado esta noche?—, inquirió Gojo con una mirada penetrante, oculta tras la venda, buscando respuestas en los ojos de la joven.
Kitsume, observando fijamente a Gojo, susurró una frase enigmática que hizo eco en la mente del hechicero.
—Nuestros destinos están atados al parecer por la maraña del pasado, Gojo. Somos reflejos en el mismo espejo roto— murmuró Kitsume en un tono melancólico y profundo.
Las palabras expresadas con serenidad penetrante hicieron eco en el pasado del hombre de cabello albino.
Las palabras de Kitsume desencadenaron un remolino de emociones en la mente de Gojo, recordando haber escuchado algo similar en algún lugar, aunque la verdad oculta estuviera enterrada bajo capas de tiempo.
—Kitsume, no debes de cargar con todo sola, si alguna vez necesitas apoyo, no dudes en buscarme. Siempre estaré aquí para ti.— afirmó Gojo con una seriedad que reflejaba su compromiso.
Una pausa cargada de emociones llenó el espacio entre ellos, los ojos de Kitsume desde el punto de vista de Gojo brillaba con una intensidad semejante a el cielo estrellado.
El momento duró hasta que Kitsume rompió el silencio con una sonrisa traviesa.
—¿Tan vulnerable eres, Gojo-sensei? No te conocía esas mañas— bromeó Kitsume, cortando el momento de intimidad con una chispeante rebeldía.
Gojo suspiró con una sonrisa mientras le dirija una mirada de burla y dejaba ver sus dientes.
—Siempre acabas con los lindos momentos Kitsume. ¿Por qué no me dejas ser feliz?— Expresó con tono dramático.
Entre risas, burlas y conversaciones animadas se alejaban por el pasillo, su único testigo fue la luz plateada de la luna.
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"Amor en tonos carmesí"
Фанфик"El universo es solo el lienzo sobre el cual pintamos nuestros destinos, ¿no crees, sensei?" En un mundo donde el poder y la hechicería se entrelazan, el encuentro entre Kitsume y Gojo desencadenará una serie de eventos que desafiarán los límites de...