Capítulo 9

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Después de que casi todos se fueran, además de la gente que se había desplomado en alguna de las habitaciones de invitados, finalmente logré pasar algo de tiempo a solas con mi pareja.

Habíamos contratado a un equipo de limpieza, para que vinieran en la mañana, así que dejamos casi todo, incluyendo los suministros del abastecedor los cuales vendrían a recoger ellos mismos.

Era una tradición dejar a los líderes solos por un par de días, mientras se aclimataban, así que sabía que Lou y yo al menos tendríamos ese tiempo sin drama.

—Creo que estoy un poco borracho —mi pareja soltó una risita, mientras subíamos por las escaleras a la habitación de huéspedes, que estábamos usando.

—Uh-oh —me reí entre dientes, y envolví un brazo bajo sus hombros. —¿Y qué tipo de borracho es mi pareja?

—Uno caliente —gimió de forma hermosa. Podría vivir otros miles de años y nunca me cansaría del sonido proveniente de él, o alguno de los muchos que hacía.

—¿Estás de humor para jugar con juguetes?

—Siempre y cuando no estés hablando de autos de plástico, entonces, ¡Definitivamente sí! — Eso era todo lo que necesitaba oír. Después de observar reír a mi sexy pareja y pasar un buen rato todo el día, requirió todo mi control no arrastrarlo a una esquina y disfrutar de él. Lo levanté en mis brazos y corrí a nuestra, mientras él emitía un chillido sorprendido.

Lo lancé a la cama y casi destrocé mi ropa, quitándolas del medio por mi prisa por sentir su piel contra la mía. Él se rió, mientras rebotaba en la cama antes de captar la idea y quitarse su camisa. Mientras se desnudaba, saqué la caja de juguetes que me había mostrado hace unos días atrás. Sabía exactamente lo que quería.

—Qué vas a... ¡Harry! —Chilló, mientras lo volteaba con una mano para que quedara acostado sobre su estómago, mientras colocaba la caja junto a él en la cama. Estirándome, saqué los suministros que necesitaba y los aparté de nuestro camino.

—¿Sabías que los leones salvajes, pueden tener sexo cada media hora, cuando sus parejas están en celo? Personalmente he tenido sexo o me he venido cinco veces en una sola tarde.

—Ese es un tiempo de recuperación impresionante —dijo Lou con los ojos bien abiertos, mientras me miraba por sobre su hombro.

—¿Te sientes caliente, mi ratón? ¿Tal vez deberíamos intentar cinco rounds esta noche?

—Siempre me siento caliente contigo —gimió, mientras le extendía sus piernas y me arrodillaba entre ellas. —Pero joder cinco veces, quiero romper tu récord e ir un poco más allá. ¿Qué tal siete?

—¿Crees que puedes aguantar siete veces? —Pregunté, sabiendo que estaba desafiándolo, al mismo tiempo que pasaba mis dedos por las mejillas de su culo.

Lou gimió y asintió, mientras mantenía mis suaves toques. Entonces, nos sorprendía a ambos inclinándome y lamiendo su agujero.

—Dulce infierno, bebé, eso se siente bien —jadeó. A mí también me gustaba.

Siempre había pensado que la idea del rimming era asquerosa, pero cuando se trataba de mi pareja, quería experimentarlo todo. Y cuando vi su pequeño agujero rosa y fruncido contraerse ante mi toque, supe que simplemente quería saborearlo. Efectivamente, una lamida no era suficiente.

Gruñí, mientras separaba sus mejillas con ambas manos y lo lamía como un gatito con un tazón de crema. Y esperaba que Lou me diera mi crema para el final de la noche... montones de ella. Tan pronto se abrió para mí, extendí mi lengua su culo, para deleite de mi pareja. Él se retorció y gritó ante la atención que le daba.

Un chirrido y un rugidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora