1. Un gilipollas, una pelea y dos chupitos.

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Carmen:
Chicos lo siento, ésta tarde tuve entrenamiento y no puedo con mi cuerpo.
Natalia:
Y nosotras nos quedamos en mi casa que Miriam se ha puesto con la regla. Lo siento tía.
Irene:
Mi abuela está regular y no pienso dejarla sola.
Perdonad peña.

Suspiré y tragué saliva. La gente de la barra pasaba por delante de mi. Algunos otros se acercaban a la misma para pedir, golpeándome en el proceso.

No pedían ni perdón...

Abel:
Yo me voy a quedar viciando al Fortnite.
Que mi padre no me deja salir.

No me jodas...

Rufo:
'Illo' yo tengo que cuidar al niño hoy me quedo en casa. Lo siento.
Miriam:
Pablo dice que se queda en su casa con una chavala de la uni.

Puse los ojos en blanco y me mordí el labio inferior.

España:
Genial. Eso se avisa antes, cabrones.

Procedí a hacer una foto de mis al rededores y enviarla por el grupo.

Apagué la pantalla del móvil y me llevé una mano a la cara, por debajo de las gafas.

-¡Joder!¡Puta!- Exclamé.

La gente de la barra y un par de camareros me miraron raro para, segundos después, seguir con su vida.

Al girarme hacia la barra me encontré de cara con mi mejor amigo, Diego, que trabajaba de barman en esa gran discoteca del centro.

-¿Un mal sábado?- Preguntó mientras le pasaba un trapo a un vaso de los grandes.

-Sí. Un sábado de puta mierda.-

-¿Por qué? ¿No te han llamado del último casting?-

Recordé el miércoles de la semana pasada, cuando me presenté a un casting para una película.

-¿Qué? ¡No! Eso sí que ha ido bien... Me llamaron ayer para decirme que me habían cogido pero no sé si para el papel que pedí.

-¿Entonces de qué te quejas, subnormal?- Diego echó tres dedos de ron en el vaso.

-Mira, gilipollas... Primero, no me hables así, un respeto a tus mayores...- Le señalé con el índice a modo de amenaza. -Y segundo, ¿tu te crees que yo estaría aquí... Estando sola como estoy?- Abrí los brazos y moví la cabeza a ambos lados.

-¿Te ha plantado un tío? Ya decía yo que tú por aquí sin Natalia... Raro se me hacía.-

-No, hostia. Me ha plantado ésta gente. ¿Cómo coño me va a plantar a mí un nota?- Hice cara de asco, a lo que mi mejor amigo soltó una carcajada.

-También es verdad que no ligas ni pagando, jaja, fea.-

-Imbécil.- Gruñí.

Diego deslizó la copa hacia mí después de echarle el refresco de cola y ponerle una pajita.

-Gracias, tonto.-

Tras recibir un: "de nada, boba", saqué la cartera y, sacando un billete de 10€, estiré la mano para meterlo dentro del bolsillo de la camisa de mi barman.
Y él, en respuesta y cual puta barata me lanzó un beso al aire con una risa y un gesto de timidez con la mano.

Me reí yo también y agarré el cubata, le quité la pajita y di un gran trago, sonoro, y suficientemente largo como para que una pequeña gotita de la bebida se escapase por la comisura de mis labios y llegase hasta mi clavícula. En ese proceso sentí a alguien tirarme una servilleta arrugada de papel del malo al cuello.
Asumiendo que era Diego, agarré a ciegas el papel y lo pasé por mi cuello y el escote, a donde había podido llegar la traviesa gota.

¿Nos tomamos una copa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora