Me encontraba en la oficina de la directora y tenía una vaga idea de por qué.
—Matías, voy a tener que llamar a tus padres —dijo la mujer tras el escritorio.
Max y Marcela estaban sentados junto a mí en butacas. Max sostenía una bolsa de hielo en su cabeza y fuera de todo conflicto que pueda tener con él, me alegré de que no hubiese sido lo suficientemente grave.
Max me miraba con inquina. No podía contar con que él me protegiera y Marcela no sería capaz de hablar. Fue cuando algo resonó dentro de mí. Algo que sentí totalmente ajeno y nuevo.
Él lo dijo.
—¿Me puedo ir? Me aburro.
No se trataba de Matías y mucho menos de mí. ¿Pero quién...?
Marcela y Max mantenían la boca abierta de la sorpresa.
—¿Qué dijiste? Sabes que así no se le habla a un adulto.
Pero solo era un niño sin conocimiento de lo que estaba o no bien. Por lo más que yo intentaba tomar las riendas y en lo que Matías no paraba de llorar, esta nueva... persona... no dejaba de hablar tonterías sin respeto a los demás. Era peor que Max.
—Le hablaré como se me dé la gana.
Entonces supe que había perdido el control de Matías e iba directo al área de dictar pensamientos. Matías no hablaba y esta nueva persona no dejaba de hacerlo de forma negativa y nadie lo entendía. Que no se trataba de Matías y mucho menos de mí, que ninguno sería capaz de tratar así a un adulto.
—¡Suficiente, estás...!
—¡Bromeando! —Dijo Max—. Está bromeando, yo le dije que lo hiciera porque creí que no tendría las agallas. Me equivoqué.
—¿Es verdad, Matías? —comentó la directora.
Jack:
Miré a al chico con la bolsa de hielo en la cabeza, suplicando que le siguiera el juego. La pelirroja a mi derecha me tomó la mano cautelosamente. Mis mejillas hirvieron, pero ella no dijo nada. Fue suficiente para captar mi atención y como ella buscaba lo mismo que el otro, obedecí y le seguí el juego al pelinegro.
—Sí, es cierto.
Era la primera vez que me contenía de esa forma y solo por una chica. Ella no me volvió a mirar, solo suspiró con alivio, igual que el otro.
¿Creen en el amor a primera vista?
Me castigaron, más bien a Matías, pero el hecho de que yo era Matías en este momento era casi tan enredado como el que lo único de lo que tenía conocimiento era mi nombre.
—¿Quién eres? —preguntó el de cabello oscuro.
Gruñí.
—¿Quién eres? —dijo la chica.
—Jack —contesté con entusiasmo—. ¿Y tú?
—Ah, pero a mí no me contesta —comentó el otro, con desagrado.
Qué podía decir, él era irritante y la otra chica tenía mi corazón pendiendo de un hilo.
—Soy Marcela y él es Max.
"Marcela". Nombre casi tan bonito como ella. Debía hacerle más preguntas porque no paraba de imaginarnos a ambos en un ámbito romántico. Las posibilidades eran infinitas, ¿por qué no cambié con Matías con anterioridad?
La expresión de Marcela cambió y contrario a lo que a yo hacía, le empezó a prestar atención a Max. Yo no podía dejar de mirarla, sus grandes ojos grises, su piel pálida y su extenso cabello rojizo ondulado, que caía cual cascada sobre sus hombros y atravesaba su silueta a lo que ella...
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Alternando
General Fiction*ADVERTENCIA: ESTA NOVELA TRATA TEMAS DELICADOS. NO LEER SI SE ES SENSIBLE. Matías es alguien sumamente difícil de entender. El trauma lo ha llevado a fragmentarse desde pequeño y tendrá que aprender a sobrellevarlo, ¿lo acompañas?