Capítulo 10

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Otro dia, aburrido y repetitivo para Panafresco.

Se levantó de su cama y miro a su alrededor, todo estaba muy distinto.

Agarro sus lentes y se los puso tratando de recordar ese lugar.

Que imbécil.

Se había quedado a dormir en casa de Papulince.

Vio su mochila en un costado de la cama y buscó inmediatamente su celular.

No lo encontró, busco en la cama y afortunadamente si estaba ahí. Soltó un suspiro de alivio y revisó la hora.

10:46

Se puso sus zapatos, agarro su mochila y se fue de esa casa, sin antes arreglar todo por supuesto, papulince había sido muy amable con él ayer, es más, Panafresco le debía mucho a Papulince ahora.

(...)

En cuanto llegó a su casa entró en completo silencio, revisando a su alrededor.

-Hijo.. —escucho, era su padre.

Panafresco bajo la mirada, camino hacia las escaleras para irse a su cuarto.

-Tu mamá ya me contó todo —resumió el mayor siguiendo por detrás a su propio hijo.

-Olvida eso —pidió Panafresco.

-Gabriel, quiero hablar contigo hijo, quiero escucharte porfavor... —rogó, el mayor sabia que su hijo era el más terco, debía sacrificarse.

-No quiero, olvidalo ya... Estoy cansado de preguntas...

Panafresco aceleró sus pasos, cada palabra que salía de su boca lo destrozaba más.

-No te preguntaré nada Gabriel, sé perfectamente que no hay nada que tengas que explicar, solo quiero escucharte cielo.. —murmuro el padre.

-Puta madre.. —susurro panafresco para si mismo, deteniéndose al frente de la puerta de su cuarto—, no quiero decirte por el amor de Dios, mierda.. Encerio ya no quiero hablar de esto sólo olvidalo, no pasó nada estoy bien.

-Gabriel puedes contarmelo, soy tu padre no hay nada que me haga juzgarte

-Estoy seguro que lo harás, eres un mentiroso, ni siquiera sé porque tengo un poco de seguridad contigo.

-Gabriel, baja el tono de tu voz, no te estoy atacando, quiero que me cuentes por tu propia salud mental —pronunció con voz calmada pero internamente preocupado—, no te cierres porfavor, ven, ven, abrázame —el mayor extendió sus brazos, con una sonrisa suave y Serena.

Gabriel no sabía en que momento se había volteado para ver directamente a su padre, su cuerpo estaba muy tenso. 

Se relajo un poco, pero no se sentía capaz de decir algo, quizás sería la pena de haber insultado a su papá, pero tampoco sentía que fuera su culpa.

Parpadeo y empezó a llorar desconsoladamente cabizbajo, su padre lo rodeó con sus brazos y lo abrazo cálidamente, acariciando la espalda de Panafresco sin decirle nada más.

(...)

Panafresco no le contó nada a su papá, no entró en detalles ni nada, solo se puso a llorar en el pecho de su padre desconsoladamente hasta quedarse completamente deshidratado, se sentía completamente inútil y vacío, sucio y repugnante, débil sobre todo por no defenderse.

La víctima tenía la culpa.

Él mismo tenía la culpa.

Si no hubiera sido tan ingenuo, nada de eso hubiera pasado, se supone que era un hombre, podía defenderse, debería levantarse ahora mismo y seguir con su vida como si nada pero algo le impedía aquello, era un gran peso en su espalda.

Es complicado (continuacion) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora